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Parashá Jukat – La Serpiente, ¿una figura mesiánica?
Números 19:1–22:1

A pesar de que la serpiente ha tenido mala reputación dentro de los círculos de creyentes, dada la historia del Jardín del Edén, podemos apreciar en las Escrituras que la serpiente no siempre es utilizada en una connotación negativa.

Yeshúa hizo referencia a su astucia para exhortar a sus seguidores a imitarla. También recordó el evento en tiempos de Moisés, y se comparó a sí mismo con la serpiente cuando fue levantada y utilizada como símbolo de sanación. Hasta tiempos modernos, este símbolo de la serpiente elevada sobre el bastón es utilizada en el ámbito de la salud y la medicina moderna en todo el mundo.

Este evento, sucedió originalmente hace alrededor de 3400 años, y está registrado en esta sección de las Escrituras hebreas.

Esta parashá narra eventos que suceden al término de los 40 años que Israel estuvo en el desierto. A medida que se acercan a la recompensa de la Tierra Prometida, surgen nuevos desafíos que pondrán a todo el pueblo a cuestionar su fe en las promesas del Todopoderoso.

El papel de la fe cumple un rol importantísimo a lo largo de todas las Escrituras. Tal como la fe que le fue considerada a Abraham por justicia, pasando por la fe necesaria en las promesas del Creador en el desierto por 40 años, y la fe que Yeshúa exhortó a sus discípulos a tener en él y en Aquel que lo envió.

Idolatrización de la Serpiente en los Días de Ezequías

El rey Ezequías, en su esfuerzo por purificar la adoración en Israel y eliminar la idolatría, destruyó la serpiente de bronce que Moisés había hecho. Aunque originalmente la serpiente había sido un medio de sanación y un símbolo de fe en Dios, con el tiempo los israelitas comenzaron a adorarla en lugar de a Dios mismo, quemándole incienso y rindiéndole culto como a un ídolo.

“Él quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés; porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.”
2 Reyes 18:4

Preguntas de Reflexión

1. ¿Qué lecciones de fe y obediencia podemos aprender del evento de la serpiente de bronce?

2. ¿Cómo podemos aplicar la enseñanza de mirar hacia Dios en tiempos de crisis en nuestra vida diaria?

3. ¿De qué manera la simbología mesiánica de la serpiente de bronce puede profundizar nuestra comprensión de la redención a través de Yeshúa?

4. ¿Cómo podemos evitar idolatrar los símbolos y figuras religiosas y, en su lugar, centrar nuestra devoción en el Todopoderoso, tal como enseñó Yeshúa?

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Parashá Koraj – Desafío a la Autoridad
Números 16:1 – 18:32

Es notable que la trampa en la que el grupo de rebeldes cayó fue la misma del Edén en esencia, pero matizada por otras circunstancias; la queja de esta gente, dicha de otra forma era: “¿Por qué solo ustedes -Moshé y Aharón- ejercen la autoridad, (definiendo lo que es bueno y malo)?” En otras palabras: ¿Por qué solo ustedes tienen derecho a la definición del bien y del mal? “¡Nosotros también queremos ese derecho!” En la lectura de hoy, observa cuidadosamente y descubre el patrón que probablemente has visto repetido en algún momento alrededor tuyo a lo largo de tu vida:
    • Quiénes se rebelaron en un comienzo (Vs 16:1-2)
    • Cuál fue el motivo de la rebelión (Vs.16:3)
    • Considera qué tan válidos y justos eran los argumentos presentados por los rebeldes (Vs. 16:3 y 13-14)
    • Ahora observa como reaccionó el resto de la congregación ante este problema (Vs 16:19)

Resumen de ordenanzas para la tribu de Leví

  1. Los levitas (no cohanim), no se acercarán a los utensilios santos ni al altar. 
  2. Deben guardar o proteger el Santuario (vs. 4-5) en todos los sentidos. Posteriormente vemos en los libros de Crónicas la organización que se hizo para guardianes, porteros y demás asuntos relacionados.
  3. Deberán atender rigurosamente todo lo que concierne al Santuario, para que no haya juicio sobre Yisrael. (vs. 5)
  4. Ningún extraño (al sacerdocio), podrá acercarse bajo pena de muerte (vs. 7), incluidos los levitas.

Beneficios de los cohanim

Siendo que los levitas no recibieron ninguna porción de tierra en heredad, Yehováh proveyó para ellos otro medio de sustento: las ofrendas, sacrificios y demás regalos que el pueblo traería para Él. Era la forma de pagarles por sus servicios en el ministerio. Los cohanim recibirían las ofrendas más santas – kadosh: Ofrenda por el pecado, ofrendas de culpa, y ofrendas de grano. adicionalmente recibían también la parte mecida de las Ofrendas de Paz.

Fuera del santuario, los cohanim recibían la terumáh – porción – del campo, de las viñas y  de las huertas. El pueblo debía traerles la primera parte de las cosechas, del aceite prensado, del vino y de la lana esquilada de las ovejas. También recibían porciones de la masa del pan, los primogénitos de los animales y adicionalmente, la espaldilla, las quijadas (los cachetes) y el cuajar (la última cavidad del estómago de los rumiantes) de todo animal sacrificado (Deuteronomio 18:3).

Los levitas por su parte, recibirían los diezmos de todo Yisrael (verso 24).  Pero ni los cohanim ni los levitas podrían tener heredad, porque Yehováh es su heredad.

Queda claramente establecida la diferencia entre el rol de los cohanim y los levitas. Los cohanim, eran quienes realizaban tareas como: quemar las víctimas sobre el altar, rociar la sangre en el mismo, hacer las libaciones de vino y de aceite o de agua, y muchas cosas más. Nada de esto podía ser delegado a los levitas; era estrictamente responsabilidad de los cohanim hacer todo esto.

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Parashá Shelaj Lejá – Visión y Valentía
Números 13:1–15:41

La parashá Shelaj leja la encontramos en Números 13:1 – 15:41 y nos revela un emocionante cuadro profético para los tiempos finales. Es como tener en nuestras manos una pincelada de lo que va a acontecer en torno a los hijos de Israel cuando suceda la Segunda Venida de Yeshúa. Al mismo tiempo, esta porción hace un llamado de exhortación a creer y a confiar en las promesas que ha dicho el Todopoderoso con respecto a su pueblo. 

Este segmento de la Escritura nos provee una poderosa y relevante enseñanza para nuestro caminar en la fe hoy en día. Los doce espías regresaron de la tierra con dos informes distintos: un reporte lleno de temor y pesimismo, mientras que Caleb y Josué ofrecieron un mensaje de fe y esperanza.

En nuestra vida diaria, al igual que los diez espías que trajeron el reporte negativo, enfrentamos situaciones que pueden parecer abrumadoras. Los “gigantes” y “ciudades fortificadas” de nuestros tiempos pueden tomar la forma de problemas financieros, enfermedades, conflictos personales o incertidumbres mundiales. Sin embargo, Caleb y Josué nos muestran otra forma de ver las circunstancias. Su informe positivo no ignoraba las dificultades, pero se centraba en la fidelidad de Yehováh y en Su poder para superar cualquier obstáculo. Ellos recordaron al pueblo que el Altísimo había prometido entregarles la tierra y ¡que Su palabra es digna de confianza!

Preguntas para reflexionar

Pensemos en estos cuatro aspectos que son muy importantes en nuestra vida:

    1. Diez espías regresaron y trajeron un reporte negativo y sólo dos espías tuvieron visión para mirar la promesa de Dios haciéndose realidad en sus vidas y la de sus familias, ¿a cuál grupo pertenecerías tú?
    2. Yehováh prometió que levantaría a un hombre como Moisés que debíamos escuchar y obedecer… ¿Estás preparado para seguir y escuchar a Yeshúa a medida que nos lleva de vuelta a obedecer los mandamientos del Todopoderoso sin importar lo que digan o piensen los demás?
    3. El cuarto mandamiento dice que debemos de recordar el día de Shabbat para apartarlo, porque Yehováh lo bendijo y lo santificó. ¿Es el Shabat verdaderamente una señal entre tú y el Altísimo tal como Él lo estableció en su Torá? (Ex 31:13).
    4. Quizá tú profesas ser seguidor de Yeshúa el Mesías, usas los tzit tzit diariamente y guardas el Shabbat y la dieta del Creador. ¿Pero te comportas de verdad como un embajador del Reino de los Cielos? Recordemos las palabras de Pablo a los Romanos cuando dijo que no son los oidores de la Torá los que serían justificados ante Dios sino los hacedores.

¡Amemos a Yehováh con todo nuestro corazón y al prójimo como a nosotros mismos, tal como lo dijo Yeshúa, y al hacerlo así cumpliremos la Torá y los profetas!

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Sobrellevando el Trauma y el Dolor

Estamos aquí porque Dios quiso que estuviéramos, y porque hay una tarea que debemos cumplir.

La parashá de esta semana nos habla acerca de la vida de Sara y al mismo tiempo nos provee una enseñanza acerca de cómo el patriarca Abraham logró sobrellevar el trauma y el dolor al final de sus días.

Abraham era un hombre mayor y ya había pasado por dos eventos que habían marcado su vida y que estaban relacionados con las personas que él más amaba en el mundo. El primero tenía que ver con su hijo, a quien había esperado toda la vida, Isaac. Él y Sara habían perdido la esperanza, pero Dios les dijo que tendrían un hijo y que sería el que continuaría el pacto. Pasaron los años. Sara no concibió. Ella había envejecido, pero Dios había dicho que tendrían un hijo.

Finalmente llegó. Hubo gozo. Sara dijo: “Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo” (Gn 21:6). Luego vino el momento aterrador cuando Dios le dijo a Abraham: “Toma ahora tu hijo, tu único hijio, Isaac, a quien amas… y ofrécelo en holocausto” (Gn 22:2). Abrahám no se quejó ni se tardó. Los dos viajaron juntos, y en el último momento vino la orden del cielo diciendo: “¡Alto!”. ¿Cómo sobreviven un padre y un hijo a un trauma como este?

Luego vino el dolor. Sara, la amada esposa de Abraham, murió. Ella había sido su compañera compartiendo el viaje con él mientras dejaban atrás todo lo que conocían; su tierra, su lugar de nacimiento y sus familias. Incluso, en un par de ocasiones salvó la vida de Abraham haciéndose pasar por su hermana.

¿Qué hace un anciano como Abraham (la Torá lo llama “viejo y avanzado en años” Gn 24:1) después de tal experiencia y dolor? Es posible que hubiera tristeza en su corazón. Había hecho lo que Yehováh le había pedido. Sin embargo, no todas las promesas de Dios se habían cumplido. En varias ocasiones Dios le prometió la tierra de Canaán, pero cuando Sara murió no poseía aún nada de ella, ni siquiera un sitio para enterrar a su esposa. Yehováh le había prometido muchos hijos, una gran nación, muchas naciones, tantas como la arena del mar y las estrellas del cielo. Sin embargo, solo tenía un hijo, Isaac, a quien casi pierde, y que estaba aún soltero a la edad de treinta y siete años. Abraham tenía todas las razones para estar triste.

Sin embargo, supo sobrellevar esta situación. La Torá nos dice que “…vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla” (Gn 23:2) Luego inmediatamente leemos: “Y se levantó Abraham de delante de su muerta…”. Después de esto, él tuvo dos cosas en mente: primero comprar un terreno para enterrar a Sara, y segundo encontrar una esposa para su hijo. Es muy interesante que estos dos aspectos están relacionados con las dos promesas divinas: la tierra y la descendencia. Abraham no esperó a que Dios actuara; él entendió que debía tomar acción.

¿Cómo superó Abraham el trauma y el dolor? ¿Cómo se sobrevive a la prueba de casi perder al único hijo y a la perdida de la esposa, y aún así tener las ganas de continuar? ¿Qué impulsó y motivó a Abraham a seguir adelante?

La Torá nos habla de dos personajes que, ante el trauma y el dolor, tomaron una actitud distinta y por ende solo uno de ellos pudo seguir hacia adelante. El primero se trata de Noé, el hombre más justo de su generación. A pesar de que el mundo entero sufriría una catástrofe y sería destruido por el diluvio, Noé decidió obedecer a Yehováh y de esta manera pudo salvar su vida y la de su familia.

Caso contrario fue el de la esposa de Lot, quien desobedeció la instrucción de los ángeles, y “miró hacia atrás” mientras las ciudades de Sodoma y Gomorra desaparecían bajo la lluvia de azufre y la ira de Dios. De inmediato se convirtió en una columna de sal, a causa de la conmoción y de la incapacidad de no poder seguir adelante. El trasfondo de estas dos historias nos ayuda a comprender a Abraham después de la muerte de Sara. Abraham tuvo la capacidad de enfocarse en construir el futuro y no quedar preso del pasado como le sucedió a la esposa de Lot.

Abraham tenía presente la promesa. Sara había muerto. Isaac no estaba casado. Abraham no tenía ni tierra ni nietos. Él no le reclamó a Dios ni se angustió. Por el contrario, fue sensible al llamado de Yehováh de seguir adelante y confiar. Así es como Abraham sobrevivió a la conmoción y al dolor.

No permita Yehováh que experimentemos nada de esto, pero si llegara a pasar, sigamos el ejemplo de Abraham, el cual se enfocó en la promesa.

No estamos aquí por accidente. Estamos aquí porque Dios quiso que estuviéramos, y porque hay una tarea que debemos cumplir. Descubrir qué es eso no es fácil y, a menudo, lleva muchos años y frustraciones. Cada uno de nosotros tenemos algo que Dios nos está llamando a hacer, tenemos un propósito por cumplir.

No permitamos que nuestro pasado nos detenga, sino por el contrario, ¡aprendeamos a sobrellevar el dolor tal como Abraham, y enfoquemos las promesas de Yehováh para nuestra vida!

¡Shalom!

Blog BeHaalotja [cabecera]

Parashá BeHa’alotjá – La Conexión Divina
Números 8:1–12:16

Un evento muy relevante es relatado en esta porción de la Torá; en el año segundo, en el mes segundo, partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí (Num 10:11). El mes anterior (el primer mes del año siguiente al Éxodo), el Tabernáculo había sido erigido (evento registrado originalmente en Éxodo 40 pero recordado nuevamente en esta parashá, en Números 9:15).

El pueblo de Israel, habiendo sido liberado de la esclavitud en Egipto, tuvo un encuentro sobrenatural con el Todopoderoso en el Monte Sinaí. Allí permanecieron por casi un año, incluso varios meses después de haber recibido la Torá por medio de Moisés. La razón principal por la que permanecieron allí fue materializar el mandamiento de construir el Tabernáculo.

El Tabernáculo se convertiría en la experiencia portátil del Monte Sinaí para los hijos de Israel para generaciones futuras. El Arca de la Alianza, llamada también del testimonio, llevaría consigo esa nube que todo el pueblo presenció en el Sinaí. La misma nube que guió a los israelitas en el desierto durante cuarenta años.

La conexión entre la nube, el Arca del Pacto, y las experiencias en el Monte Sinaí y el Jardín del Edén nos muestra la continuidad de la guía y protección divinas a lo largo de la historia bíblica. Según comentaristas rabínicos como Rashi, la nube no solo proveía una guía física, sino que también era un símbolo de la Presencia Divina constante y protectora (Rashi sobre Números 9:15). Esta narrativa nos invita a reflexionar sobre la importancia de confiar en la guía divina en nuestro propio viaje espiritual.

Preguntas para reflexionar

1. Confianza en la Guía Divina: ¿En qué áreas de tu vida puedes aprender a confiar más en la guía divina, al igual que los israelitas confiaron en la nube y el Arca?

2. Presencia Continua de Dios: ¿Cómo experimentas la presencia de Dios en tu vida diaria? ¿Qué prácticas te ayudan a sentir esa presencia de manera más tangible?

3. Simbolismo de los Querubines: ¿Qué significado tiene para ti la imagen de los querubines sobre el Arca del Pacto en relación con la protección divina?

4. Lecciones del Sinaí: ¿Qué lecciones puedes aplicar de la experiencia de Moisés en el Monte Sinaí cuando subió a la nube para recibir la Ley?

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¿Requerimos de un seder para cada Fiesta de Yehováh?


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Parashá Nasó – Un Dios de Orden
Números 4:21 – 7:89

La porción que nos ocupa en esta ocasión nos permite vislumbrar un aspecto del carácter de nuestro padre Yehováh: El orden y la organización para efectuar las diferentes tareas que eran propias del servicio a Él. 

Rara vez nos detenemos a reflexionar en lo que significaba desarmar el Tabernáculo, para poco después volver a levantarlo de manera impecable. Esta tarea requirió de una gran organización para saber en qué orden se desmontaban las piezas de la Tienda, cómo se transportaban y quienes deberían comenzar a armarlo de nuevo. No era algo tan sencillo como: “vengan los que puedan y ayuden llevando algo!” No. Moisés debió entrenar a cada grupo para instruirles acerca de todos los detalles, incluso del orden de partida, para que al llegar al lugar que la Nube les indicaría cuando se detuviera, todo encajara sin demoras. Además las vidas de quienes hacían esta tarea, estaban en riesgo, por lo cual no se podía improvisar ni hacer las cosas descuidadamente.

Esto nos motiva a organizar nuestras vidas en todo sentido: el manejo del tiempo, de nuestras finanzas, de nuestras relaciones, etc. sólo así podremos ser eficientes en la misión que Yehováh nuestro Padre, nos encomienda a cada uno.

Dios te bendiga“, ha sido el estribillo con el cual pretendemos bendecir a otras personas; es de uso muy frecuente entre padres e hijos o entre personas cercanas al despedirse. Sin embargo la instrucción de nuestro Padre Yehováh es muy clara: Así bendecirás a los hijos de Yisrael.

Durante los días que la Casa de Yehováh estuvo en pie, esta bendición era pronunciada dos veces al día: una en la mañana y otra en la tarde, después de las ofrendas de humo ascendente u holocaustos; entonces los cohanim se reunían al frente del Santuario, levantaban sus manos y pronunciaban la bendición sobre la asamblea que se hallaba allí reunida.

Posteriormente en los servicios de las sinagogas, se incorporó la ceremonia de pronunciación de la bendición al final de la enseñanza. El cohen presente, pasaba al frente de la congregación, levantaba sus manos y cantaba la bendición Aharónica o Sacerdotal.

El Talmud nos informa que para la pronunciación de esta bendición el cohen levantaba las manos poniendo los dedos de manera que se formara con ellos la letra Shin, que simboliza el nombre de Yehováh.