sadness-831514_1920

La Salud bajo ataque

VideoBlog

Cuando ingerimos alimentos vivos, estamos introduciendo energía de vida a nuestras células. En su estado natural, contienen todas las vitaminas, minerales y fibra que requiere nuestro organismo.

Necesitamos abrir los ojos a la realidad de que nuestra salud está bajo ataque. ¿Y quién si no nosotros mismos somos responsables por ella?

¡No! No son los médicos, ni los hospitales, ni el sistema de salud del país, porque cada quien tiene sus intereses particulares. Así que con la amenaza de salud que estamos afrontando, es muy importante poner mucha atención a lo que consumimos para alimentarnos.

Hasta hace un par de generaciones, la comida se recogía directamente de la tierra, de arbustos o de árboles, o se obtenía de animales que vivían en plena libertad y pasaba directamente a nuestra mesa. Pero en la actualidad la ciencia del manejo de alimentos, los ha sometido a procesos diversos pretendiendo «mejorarlos», y los ha  clasificado en tres categorías a saber:

  • Alimentos naturales
  • Alimentos procesados y
  • Alimentos ultraprocesados.

Hablemos primero de los alimentos naturales. Son aquellos a los que no se les añade ningún componente y llegan a nuestra mesa en el mismo estado que fueron producidos por la naturaleza. Solo podemos almacenarlos por un breve tiempo, y en pocos días observamos que van cambiando su aspecto porque se deterioran rápidamente; y si bien muchos de ellos se pueden consumir en su estado natural, otros requieren de preparación para consumirlos. En este grupo tenemos: las verduras frescas, los tubérculos, las frutas, las semillas, las legumbres, los frutos secos, las carnes y los huevos, entre otros.

¿Qué de los alimentos procesados? Bueno, son aquellos cuya naturaleza original e

s modificada. En el proceso se les añaden grasas, sal, azúcar o endulzantes artificiales, saborizantes, colorantes y otras sustancias para preservarlos por mucho tie

mpo. Estos alimentos, tras haber sido sometidos a procesos industriales sofisticados y diversos, han disminuido sensiblemente su calidad nutricional, si es que no la han perdido totalmente.

Algunos de estos son las verduras y frutas enlatadas, preparaciones congeladas, las carnes ahumadas, las carnes y los quesos curados, algunas clases de encurtidos, las aguas saborizadas y las bebidas alcohólicas, etc.. Aclaro que estas listas no son exhaustivas.

Pero los más peligrosos, son los alimentos ultraprocesados. En esta categoría entra todo lo que es fabricado en laboratorios con ingredientes industriales. Normalmente, suelen contener muy poca cantidad de alimentos naturales, los cuales a veces son irreconocibles en el artículo. En este grupo se incluyen: las papas fritas y los snacks de bolsa, las sopas en lata o deshidratadas, bollería industrial, chocolates, salchichas o embutidos, barritas de pescado y papillas, bebidas energizantes, cereales para el desayuno, margarinas, mermeladas, pizzas y muchos otros más.

Obviamente no pretendo agotar el tema en este corta publicación, sino motivarte a considerar de qué te estás alimentando. Pregúntate: ¿Qué estás poniendo dentro de tu cuerpo? ¿Será que tu condición de salud actual tiene que ver con lo consumes?

Consideremos las palabras de Yehováh nuestro Creador, por medio del profeta Jeremías:

“Deteneos en medio de los caminos y mirad; y preguntad por los senderos antiguos, y dónde está el camino bueno y andad por él, y hallad descanso para vuestras almas”. Jeremías 6:16

Y yo añadiría: y para vuestros cuerpos también.

Los alimentos naturales, son alimentos vivos por lo cual, cuando los ingerimos estamos introduciendo energía de vida a nuestras células. En su estado natural, contienen todas las vitaminas, minerales y fibra que requiere nuestro organismo. Los alimentos naturales aunque necesiten un poco de tiempo y esfuerzo para ser preparados, bien merecen la inversión que se hace en el proceso, por los beneficios que nos aportan. Este tipo de alimentos, gracias a sus potentes sustancias nutritivas, mantienen las enfermedades lejos de nosotros.

Un pensamiento final: La base para que puedas disfrutar de una buena salud, está en que cambies tus hábitos de la alimentación diaria. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. Yehováh nos dio la naturaleza como fuente para vida física y necesitamos alimentarnos de ella.

shutterstock_624496592

Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis

Yeshúa se estaba dirigiendo a sus discípulos, y sin duda alguna les estaba enseñando un principio del Reino con respecto a pedir en oración…

¿Cuántas veces hemos orado al Padre “reclamando” aquella promesa dada por Yeshúa que dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré…”  (Juan 14:13) pero aun así no recibimos lo que pedimos? ¿Qué hay de aquella otra promesa que Yeshúa pronunció diciendo: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22)? ¿Será acaso que pedimos sin fe?

En ambas instancias, Yeshúa se estaba dirigiendo a sus discípulos, y sin duda alguna les estaba enseñando un principio del Reino con respecto a pedir en oración, pero entonces, ¿era este principio, válido solo para aquellos discípulos? ¿Acaso no somos también nosotros sus discípulos?

Meditando acerca de este tema, me encontré con dos ejemplos en las Escrituras que nos pueden ayudar a entender un poco más acerca de pedir en oración. El primer caso se trata del mismo Yeshúa, quien a pesar de ser el hijo de Elohim, el Mesías de Israel y el Salvador, se le niega su petición al pedirle al Padre que le permita pasar “esta copa”:

“Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa…” (Mateo 29:39a).

Evidentemente Yeshúa venía a cumplir el rol del Cordero de Dios que tenía que ser sacrificado por el perdón de nuestros pecados, pero es importante destacar que la oración de Yeshúa no se quedó ahí, sino que él mismo nos enseñó una lección adicional al añadir a su oración la frase “…pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres” (Mateo 29:39b).

El otro ejemplo que podemos analizar es el caso de Salomón. Yehováh le dijo al Rey Salomón que pidiera lo que quisiera y que Él se lo otorgaría y le fue concedido:

“Y agradó delante de Yehováh que Salomón pidiese esto (un corazón entendido para juzgar a Israel). Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días” (1 Reyes 3:10-13).

Salomón supo orar de acuerdo a la voluntad del Padre, y ese precisamente, es el principio que Yeshúa vino a enseñarnos y que marca una diferencia en nuestra oración:

“Padre, ¡hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra!”.

Screen Shot 2021-12-03 at 1.15.14 PM

5 Paralelos impresionantes entre Yosef y Yeshúa

A Pesar de haber vivido separados por mas de 1300 años de historia, las Escrituras dan varios indicios acerca de muchos paralelos entre las vidas de José, el hijo de Ya’akov y Yeshúa de Nazaret.
A continuación veremos las más llamativas.
Te invito a que abras las Escrituras para buscar los siguientes pasajes para estudiarlos y compararlos con aún más profundidad.