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Génesis 44:18 – 47:27

Desde la más temprana infancia Yosef, hijo de Jacob, fue considerado una persona especial. Habiendo nacido de quien fue “la mujer que amaba”, y ocurriendo en su vejez, Jacob lo consideró como un líder desde su juventud.  Todo esto fue confirmado por los sueños revelatorios que le fueron dados a José, lo cual lo llevó a enemistarse con sus hermanos.

Proféticamente, en su propia vida, Yosef vio el cumplimiento de aquellos presagios, pero lo que ni él, ni nadie de su generación sabía, era que él se convertiría en un arquetipo profético, sobre el cual se declararían exilios y retornos a la Tierra Prometida cientos de años más tarde. Yosef se convirtió en líder de Egipto durante su propia vida, pero continuaría siendo líder de su pueblo hasta el final de los días.

Si te interesa aprender más acerca de los paralelos entre la vida de Yosef y la de Yeshúa, puedes visitar este artículo en donde compartimos 5 paralelos impresionantes.

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Los Macabeos de Hoy

La historia de Janucá ya es conocida, y tenemos varios artículos y programas de radio que cuentan los detalles en materia histórica. Personalmente, siempre me gusta considerar cómo una historia bíblica, o, en este caso, del pueblo judío, se puede trasponer a mi propia vida.

Sabemos que Los Macabeos fueron una familia de valientes guerreros que se levantaron frente a los opresores griegos, quienes querían privarlos de conmemorar las tradiciones ancestrales del pueblo de Israel. Muchos judíos cedieron ante la presión del gobierno imperial, y muchos más fueron seducidos por la modernidad y la tecnología helenística.

Hoy recordamos ese pasado remoto como una historia legendaria que permitió la supervivencia del pueblo judío y fue fundamental para el Israel previo a la llegada de Yeshúa. Pero, ¿que podemos aprender de estos valientes personajes de leyenda, para que podamos relacionarlo con nuestras vidas actuales y circunstancias temporales?

Hay que tomar en cuenta, y poner en claro, que los griegos tuvieron control de Israel desde los tiempos de Alejandro Magno, alrededor del 330 AC, ¡150 años antes de la rebelión de Los Macabeos! La diferencia fue que Alejandro les permitió a los judíos continuar con sus prácticas y servicios en el templo sin impedimentos; de hecho, el tenía buena relación con el liderazgo judío y respetaba la religión y libertad de culto. Los judíos en aquella época no consideraron que era necesario rebelarse en ningún momento. Los Macabeos comenzaron con el gran levantamiento solo cuando fueron forzados a dejar de celebrar sus tradiciones y el servicio del Templo se vio afectado.

Pasemos a nosotros: Año 2020 cuando escribo este blog. Nacimos dentro de una época, una cultura, un sistema económico y un gobierno que no elegimos. Estamos tan desterrados de nuestras raíces que no sabemos ni de dónde venimos; si tiene sentido la religión que nuestros padres nos enseñaron, o si son verdad las cosas que nos enseñan en la escuela, o las que nos dice un médico. Gobernadores y presidentes continúan expandiendo su poder a través de órdenes ejecutivas, mientras el pueblo oprimido sufre en su impotencia. ¿Si Los Macabeos viviesen hoy en día, se hubieran levantado ya?

Tal vez está bien que los gobiernos controles todas esas cosas“, algunos dirán. “Todavía tenemos nuestras libertades religiosas”. Pero el problema es que no es seguro que todavía las tengamos. Obviamente, las leyes cambian de país en país, pero en la mayoría de los países en Latinoamérica por ejemplo, uno debe vacunar a sus hijos para enviarlos a la escuela. Uno puede argumentar que la vacunación va en contra de nuestros principios religiosos, ya que tiene ingredientes que son tóxicos al organismo (que es nuestro Templo) y muchas de ellas tienen ingredientes cuyo consumo se opone a las leyes dietéticas de la Torá, como pueden ser las células del tejido de los riñones de un mono o del tejido celular de un bebé abortado.

En la mayoría de los países las leyes decretadas por el Estado tienen precedencia sobre nuestras creencias religiosas. “Al que no le guste“, dirán, “que no envíe sus hijos a la escuela“. El problema es que luego encontramos leyes que prohiben educar a nuestros hijos en casa también. El asunto es de no acabar…

Este año, con la “pandemia“, les permitimos a nuestros gobiernos encerrarnos en nuestras casas, decirnos qué días podemos salir y por cuanto tiempo, y con cuántas personas nos podemos encontrar. Ordenaron que incluso las iglesias y sinagogas cerrasen. No importa si tenemos que celebrar Pésaj o Sucot (y estoy hablando ahora, con el gobierno de ISRAEL en mente, ya que hicieron exactamente eso para las Fiestas). Podemos tal vez, ¿considerar eso como un atentado a nuestras libertades religiosas?, ¿o todavía no?

¡¡¡Pues claro que sí!!!

Por la razón que fuere, en algún momento de la historia, el poder político tomó precedencia sobre las convicciones religiosas, y el problema es que no hubo ningún valiente que se levantara en contra de las normas ‘políticamente correctas’ de entonces. ¡Pero nunca es demasiado tarde!. Es nuestra responsabilidad en cada generación, educar a nuestros hijos y dar el ejemplo de integridad. Hemos puesto a la religión en una pequeña caja y no nos hemos dado cuenta de que los principios contenidos en las Escrituras que tanto veneramos no son palabras muertas que se leen en la congregación una vez por semana, sino leyes morales por medio de las cuales debemos regir cada aspecto de nuestras vidas. Es el pacto eterno que debemos estar dispuestos a defender con nuestras vidas.

En este momento puede que no exista una milicia organizada como la de Los Macabeos, para luchar contra la injusticia y opresión religiosa a nuestro alrededor, pero es nuestra responsabilidad luchar contra la injusticia y opresión religiosa en nuestra propia vida, y la de nuestras familias.

Los Macabeos no esperaron a que el Mesías llegase de los cielos para salvarlos, a pesar de que oraban y pedían a Yehováh por fuerzas antes de cada batalla. Ellos tomaron acción frente a la injusticia. De la misma manera, debemos juntar valor y tener la tenacidad para luchar contra las fuerzas opresoras de nuestros días, tanto espirituales, como físicas.

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Génesis 32:3 -36:43

El nombre de esta sección de las escrituras se traduce como “la vida de Sara”.
Sara es conocida como la primera de las matriarcas y de su vientre provino el hijo de la promesa, de quien todo el pueblo de Israel descendió.
A pesar de que su vida no fue fácil, y por momentos su fe fue probada, Sara acompañó a Abraham hasta el final y su legado perdura hasta nuestros días.

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¿Fue Yeshúa un rabino?


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La historia de los Libros Apócrifos

Las Biblias que tenemos hoy en día incluyen un compendio de libros que fueron escritos en un período determinado de la historia. La palabra canon, cuyo origen es generalmente trazado al griego κανών que es una vara para medir, proviene en realidad del aún mas antiguo hebreo קנה (cané) que es una caña, y, precisamente, se utilizaba para medir. Entonces podemos deducir que el canon bíblico se refiere al grupo de libros que tienen autoridad en cuanto a la doctrina religiosa, ya sea en el cristianismo, el judaísmo, o el catolicismo, cuyos respectivos cánones difieren el uno del otro.

De más está decir que dicha autoridad en materia doctrinal fue decidida por los líderes religiosos de aquella época, por lo cual es lógico atribuir cierta subjetividad en cuanto a tal selección. A pesar de que la mayoría de los cristianos consideran los 66 libros de su canon como los únicos “inspirados” o “dignos de tomarse como doctrinales”, la realidad es que dependiendo de la cultura religiosa en la que uno se haya criado, esto cambiará. Solo basta con imaginarse que hasta antes de Martín Lutero, obras tales como los libros de Tobit o Judit hubieran sido de común conocimiento.

 

JERUSALEM, ISRAEL – OCTUBRE 13, 2017: Uno de los Rollos del Mar Muerto, exhibido en el Museo de Libro. Israel Museum, Jerusalem. Israel

¿De cuándo datan estos libros?

El período bíblico que comprenden los libros apócrifos se limita mayoritariamente al período del Segundo Templo, entre los últimos profetas, concluyendo con Malaquías y la literatura neotestamentaria. Esto es entre alrededor del 300 AEC y el 50 o 100 EC. Existen obras posteriores a este tiempo que eran utilizadas por los llamados padres de la iglesia, pero estos serían incluidos en otra categoría ya que se relacionan exclusivamente con el Nuevo Testamento y fueron escritos incluso después de cerrado el canon judío, en el siglo I.

Uno de los libros más antiguos hallados entre los Manuscritos del Mar Muerto, en Qumrán, es el libro de Enoc. Este libro, que no fue incluido en el canon judío ni católico, aparece en más de diez manuscritos distintos en Qumrán, escrito en lo que se cree que es el arameo original. Las comunidades de creyentes en Siria y Etiopía también conservaron este libro, en sus propias lenguas (en Siria también se hablaba arameo pero tenía un tipo de escritura distinta, en contraste a los Esenios, que escribían arameo con las letras hebreas que conocemos hoy, las cuales son originalmente arameas).

Otras obras conocidas encontradas en Qumrán son el Libro de los Macabeos, ben Sirá y Tobit.

¿Quién decidió qué libros entraban al canon?

En el caso del judaísmo de Israel, se formó una asamblea rabínica que se congregó en la ciudad de Yavne alrededor del año 100 EC. A pesar de que la mayoría de los escritos en la Torá y los profetas eran aceptados ampliamente por todos, hubo cierta controversia alrededor de diferentes libros de entre los escritos, tal como el Cantar de los Cantares y Daniel, ya que este último estaba escrito en arameo. Una de las razones principales de porqué muchos de los libros apócrifos no ingresaron en el canon judío fue precisamente porque no existían copias en hebreo.

Otras comunidades judías no necesariamente aceptaron la autoridad del liderazgo rabínico de Israel y continuaron utilizando los libros que consideraban dignos de ser estudiados. Tal es el caso de la comunidad etíope de Beta Israel, que incluía entre otros los mencionados anteriormente, el libro de los Jubileos, el Testamento de Abraham, el Testamento de Isaac y el Testamento de Jacob.

La Iglesia Católica definió su canon en el Concilio de Roma en el cuarto siglo, comisionando a Jerónimo para que tradujese la lista del libros al Latin. En la Iglesia Oriental en Siria se manejaban distintas listas y nunca se determinó una decisión unánime con respecto al canon, pero algunas epístolas “extra” que pueden encontrar allí incluyen la Plegaria de Menashe y el Salmo 151, mientras que excluyen por ejemplo, el libro de Lamentaciones.

Con la reforma protestante Lutero decidió diferenciarse del canon católico y movió de lugar siete libros (Tobit, Judit, 1–2 Macabeos, Libro de la Sabiduría, Sirá, y Baruc), incluyéndolos en la sección de Apócrifos (“libros no considerados a la altura de las Santas Escrituras pero dignos de ser leídos y estudiados). Noten como a pesar de haberlos movido, al menos los incluyó y promovió su estudio. Lamentablemente esa distinción pavimentó el camino para que posteriormente sean excluidos del todo.

¿Es relevante estudiar estos libros?

Si nos limitamos a lo que dijo Martín Lutero, pues sí. Más allá de Lutero, vale la pena ahondar en el contexto histórico de cada obra. El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto brillaron una nueva luz al poder comprobar que las comunidades judías de este tiempo incluso en la Tierra de Israel consideraban muchas de estas obras dignas de ser estudiadas. En cada uno de estos libros podemos valorar no sólo mensajes éticos, morales o espirituales, sino también el entorno cultural del pueblo judío en un período de la historia que lamentablemente está ausente en nuestras biblias actuales.

Es nuestra intención en esta nueva Serie de Libros Apócrifos, poder ahondar en las más importantes de estas obras para complementar nuestro aprendizaje bíblico, ¡acompáñenos!

Contamos con una serie completa de programas de podcast en donde estudiamos los Libros Apócrifos, disponible en el Club de Patrocinadores.

Si no eres patrocinador considera apoyarnos de esa manera para continuar expandiendo la misión de este Ministerio.

https://www.unrudodespertar.tv/club/libros-apocrifos/

Par Vida de Sara Cab

Génesis 23:1 -25:18

El nombre de esta sección de las escrituras se traduce como “la vida de Sara”.
Sara es conocida como la primera de las matriarcas y de su vientre provino el hijo de la promesa, de quien todo el pueblo de Israel descendió.
A pesar de que su vida no fue fácil, y por momentos su fe fue probada, Sara acompañó a Abraham hasta el final y su legado perdura hasta nuestros días.

Parashá Vayera (2)

Génesis 18:1 – 22:24

Se podría decir que esta es una de las porciones de la Escritura más impresionantes ya que vemos al patriarca Abraham atendiendo a tres invitados celestiales que aparecen en medio del desierto. Uno de ellos anuncia que su esposa Sara – que es estéril – dará a luz un hijo y ella se ríe mostrando incredulidad.

Header blog Parashá noaj

Génesis 6:9-11:32

La historia de Noé es una de las más míticas en toda la Torá. Noé fue el décimo desde Adán y el mundo ya se había corrompido y olvidado de su propósito. Toda la Creación sería destruida, retornaría a un estado de pureza y experimentaría un nuevo comienzo por medio de Noé y sus descendientes.

La historia del Diluvio, y la respuesta a si realmente ocurrió o no, es uno de los principales marcadores que separan a aquellos que creen en la historia bíblica de aquellos que creen en la teoría de la evolución.

A pesar de que no todos están de acuerdo con las conclusiones de Ron Wyatt y las autoridades turcas, no hay dudas de que este descubrimiento sirvió como un disparador para ponernos a pensar, tanto creyentes como no creyentes, acerca de la veracidad de las historias bíblicas y la manera en que pudieron haberse desenvuelto.

Te animo a complementar tus estudios bíblicos con el contexto histórico de cada época, descubrimientos arqueológicos y material extra bíblico para poder conseguir una perspectiva más abarcativa de las historias que constituyen nuestra fe.