Despedida de Jacob

Génesis 47:28 – 50:26

Estamos a punto de terminar de leer el libro del Comienzo: Génesis. Hallándose ya en los últimos momentos de su vida, Jacob dio instrucciones claras a sus hijos respecto de su sepultura. Su cuerpo debería ser trasladado a Canaán para ser puesto en la cueva de la Macpela que su abuelo Avraham había adquirido años atrás.

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¡Elige la vida!

De la misma manera que un buen padre instruye a su hijo o hija en cuanto a la mejor decisión a tomar, nuestro Padre Yehováh nos instruye a elegir la vida.

“…elige la vida, para que vivas…” Deuteronomio, 30:19

En este corto verso, Yehováh nuestro Padre, nos dice que ha puesto delante de nosotros la vida y la muerte. Él pone ante su pueblo dos opciones diametralmente opuestas: la vida y el bien, o la muerte y el mal.

De la misma manera que un buen padre instruye a su hijo o hija en cuanto a la mejor decisión a tomar, nuestro Padre Yehováh nos instruye a elegir la vida.

Hoy mismo llamo por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge pues la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Yehováh tu Dios, obedeciendo su voz y siéndole fiel. Vs. 19-20

Este versículo provee una increíble visión del propósito de la Toráh.

Yehováh nos dio las Escrituras como guía para que sepamos lo que es bueno y lo que es malo; no obstante, depende de cada uno de nosotros vivir aceptando el bien y rechazando el mal, o vivir de acuerdo con los dictados de nuestro propio corazón y la perspectiva cultural actual o cosmovisión del mundo.

Este es el concepto de libre albedrío que Yehováh ha dado a la humanidad.

La pregunta que el ángel no hace

Un antiguo comentarista de la Biblia judía, Rashi, cita una historia o midrash, en la tradición oral (en el tratado Niddah) sobre el ángel responsable de la concepción que pregunta a Dios si el niño crecerá para ser fuerte o débil, sabio o tonto, rico o pobre.

El ángel, sin embargo, nunca pregunta a Dios si el niño se convertirá en malo o en justo, ya que Dios puede determinar las circunstancias de su vida, pero la decisión de elegir el buen camino o el mal ha sido dejada al libre albedrío del hombre.

Libres para elegir la vida en medio de la adversidad

Aunque no es posible controlar todas las circunstancias que afectan nuestras vidas, podemos determinar cómo reaccionaremos a ellas.

Es más fácil ser feliz, o ser agradable cuando todo va bien; pero no hay garantía de que seremos felices o agradables en los malos tiempos… e incluso en medio de los buenos tiempos.

Del mismo modo, las circunstancias trágicas no tienen que sacudirnos de nuestra base  firme para que perdamos la fe en Yehováh y nos volvamos miserables y amargados. Incluso cuando nos hallemos bajo estrés físico y emocional extremo, podemos elegir nuestro comportamiento: amar y perdonar, o permanecer en odio y amargura.

La mayoría de nosotros nunca tendrá que soportar condiciones tan brutales, pero a cada uno de nosotros nos serán presentadas estas opciones a lo largo de nuestras vidas.

Debemos elegir entre ser o no valientes, entre ser desinteresados y fieles, o inclinarnos hacia el miedo; entre luchar por nuestro propio camino, o perder nuestra dignidad humana, especialmente durante una adversidad grave.

Nuestra moral y ética serán probadas en varias ocasiones a lo largo de nuestras vidas. No podemos alegar, como lo hicieron algunos de los nazis acusados de crímenes de guerra, que se defendieron diciendo: “No tuve elección …. Sólo estaba siguiendo órdenes.”

La verdad es que siempre tendremos la capacidad de caminar de acuerdo con los valores de la Toráh o de andar por ese camino ancho que conduce a la destrucción.

Es un asunto de cada día

No hay tal cosa como una decisión que nosotros hagamos y que permanezca inmutable indefinidamente. Somos seres volubles y nuestras emociones suben y bajan conduciendonos muchas veces a cambiar las decisiones que hemos hecho.

Por eso precisamente, debemos tomar conciencia de que la relación con nuestro padre Eterno es un asunto de día a día; y la decisión de mantenernos en Su Camino, es algo que nos compete hacer o renovar cada vez que abrimos nuestros ojos en la mañana y tomamos conciencia de que se nos ha concedido la oportunidad de seguir en este mundo. 

 

Priest religion man annoyed with bad attitude making stop sign with hand, saying no, expressing security, defense or restriction, maybe pushing at church

Dios perdona. Yo, no.


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Vayeshev - cabecera

Génesis 37:1 – 40:23

Con la lectura de esta porción, estaremos dando inicio a una de las historias más fascinantes respecto a cómo Yehováh, el Creador de los cielos y de la tierra, tiene absoluto control de todos los detalles de la vida humana;

Backpacker standing on the road in the city and looking to the skyscrapers.

¿Estamos próximos al Segundo Éxodo?

Cada seguidor de Yeshúa ha sido llamado a salir del sistema del mundo, aunque lamentablemente, para muchos ha sido muy difícil discernir qué es lo de este mundo y qué es lo de Yehováh. 

Quienes hemos optado por seguir el Camino Estrecho de la Toráh,  en cierto sentido nos hallamos en el “desierto de las naciones”, y camino a la Tierra Prometida confiando en que el Mesías muy pronto establecerá Su Reino.

Cada seguidor de Yeshúa ha sido llamado a salir del sistema del mundo, aunque lamentablemente, para muchos ha sido muy difícil discernir qué es lo de este mundo y qué es lo del Reino de nuestro Padre Yehováh. La actual generación de creyentes está llamada específicamente a regresar a la justicia en la Toráh.

Yehováh está encontrándonos y en cierto sentido cortejándonos cara a cara, ofreciéndonos su Pacto de Matrimonio – Su Toráh. Muchos estamos aceptando tal ofrecimiento; hemos respondido a Su llamado y ahora estamos demostrando si en verdad vivimos o no según Sus Instrucciones (Toráh).

Algunos de quienes acepten este llamado, tendrán dificultades con la obediencia, tal como nuestros ancestros hebreos las tuvieron en el desierto aún después de haber entrado en el Pacto. Tengamos presente que si probamos la rebelión, no entraremos en Su Reposo,

…juré en mi ira que no entrarían en mi reposo. Salmo 95:11

porque la rebelión es prueba de falta de amor. Sin embargo, si alegremente vivimos en el Pacto con Él, nos será permitido entrar en Su Reposo!

Al decidir seguir fielmente a Yehováh, podemos llegar a estar en condiciones similares a las que tuvieron nuestros padres en el desierto: sin comida, sin agua, sin brújula, y en la actualidad, sin internet, electricidad, agua potable, celulares, ni redes sociales, cosas cuya ausencia haría que la vida de muchos fuera invivible; pero de eso se trata el desierto de la naciones.

Estamos rodeados por circunstancias que el enemigo ingenia continuamente para sacarnos de la obediencia a la Toráh y arrastrarnos dentro de los valores corruptos de este mundo. Pero de la misma manera que Yehováh gracias a Su Pacto, proveyó alimento, agua, protección y dirección, durante la experiencia en el desierto a nuestros ancestros Israelitas, también proveerá las mismas cosas a través del Ruaj Ha’Kodesh (Espíritu Santo) al Israel restaurado que está disperso en el desierto de las naciones. Conforme mantenemos nuestra mirada en Él y obedecemos Su dirección, entraremos -como lo hicieron Josué y Caleb – en Su Tierra Prometida: Su Reino!

El vínculo del Pacto

Si deseamos ser parte del Reino de Yeshúa, entrar en el pacto no es opcional, pero tampoco implica una atadura o esclavitud. El término: vínculo (hebreo: masoreth), habla de la clase de ligadura para las partes de un convenio, tal como sucede con aquellos que se consagran el uno al otro en matrimonio; es un compromiso mutuo y voluntario, del cual ninguna de las partes espera ser desligada.

Esta experiencia de vivir en el desierto-de-las-naciones, por llevar una vida de acuerdo a la Toráh y en oposición al sistema del mundo, es específicamente para la generación que vive justo antes del regreso del Mesías, y en el presente está siendo experimentada por aquellos que hemos declarado nuestra lealtad a Yeshúa. Somos quienes estamos recibiendo el llamado de Yehováh a salir del sistema del mundo que nos rodea, dejando atrás las tradiciones de hombres enseñadas por el sistema de la religión convencional.

Aquellos que escuchen y acepten el llamado habrán pasado bajo el cayado de Yehováh a Su Reino; estos habrán sido traídos dentro de los vínculos del Pacto! (Ezequiel 20:33-38). Somos la generación que está experimentando la “restauración de todas las cosas” prometida en Mateo 17:11 y anunciada por Pedro en Hechos 3:21-24. Somos la generación que verá regresar a Yeshúa en poder y gloria, y es nuestro deseo estar preparados para entrar en Su Reino, sin mancha ni cosa semejante, para ser la novia que retornará a su condición inicial antes del exilio de las diez tribus que terminaron siendo divorciadas por parte de Yehováh!

Por eso algunos de los sabios tropezarán; para que sean acrisolados, purificados y emblanquecidos hasta el tiempo del fin, porque aún es para el tiempo determinado. Daniel 11:35

Muchos serán limpios y emblanquecidos y purificados, pero los impíos seguirán procediendo impíamente y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. Daniel 12:10

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Génesis 25:19 – 28:9

El nombre de esta sección de las escrituras se traduce como “la vida de Sara”.
Sara es conocida como la primera de las matriarcas y de su vientre provino el hijo de la promesa, de quien todo el pueblo de Israel descendió.
A pesar de que su vida no fue fácil, y por momentos su fe fue probada, Sara acompañó a Abraham hasta el final y su legado perdura hasta nuestros días.

The young man stands in the middle of crowded street

Estamos en el desierto de las Naciones

Cada seguidor de Yeshúa ha sido llamado a salir del sistema del mundo, pero lamentablemente, para muchos es muy difícil discernir qué pertenece a este mundo y qué pertenece al Reino de nuestro Padre Yehováh

Quienes hemos optado por seguir el Camino Estrecho de la Toráh, nos hallamos realmente en “el desierto de las naciones” mientras nos dirigimos a la Tierra Prometida, confiando en que el Mesías muy pronto establecerá Su Reino.

Cada seguidor de Yeshúa ha sido llamado a salir del sistema del mundo, pero lamentablemente, para muchos es muy difícil discernir qué pertenece a este mundo y qué pertenece al Reino de nuestro Padre Yehováh. La actual generación de creyentes está llamada específicamente a regresar a la justicia de la Toráh.

Yehováh está encontrándonos a través de Yeshúa, y en cierto sentido está cortejándonos cara a cara, ofreciéndonos su Pacto de Matrimonio – Su Toráh. Muchos estamos aceptando tal ofrecimiento y ahora tenemos la oportunidad  de demostrar si en verdad vivimos o no según los preceptos de la Toráh.

Algunos de quienes acepten este llamado, tendrán dificultades con la obediencia, tal como nuestros ancestros hebreos las tuvieron en el desierto aún después de haber entrado en el Pacto. No olvidemos que quienes participaron de la rebelión, no entraron en Su Reposo:

…juré en mi ira que no entrarían en mi reposo.
Salmo 95:11

La rebelión es una demostración de la ausencia de amor. Sin embargo, si confiada y gozosamente vivimos en el Pacto con Él, seremos admitidos en Su Reposo!

Al decidir seguir fielmente a Yehováh, podemos llegar a estar en condiciones similares a las que tuvieron nuestros padres en el desierto: sin comida, sin agua, sin brújula; y además sin internet, electricidad, agua potable, celulares, ni redes sociales, cosas cuya ausencia haría que la vida de muchos fuera invivible; pero de eso se trata en el desierto de la naciones.

Estamos rodeados por circunstancias que el oponente ingenia continuamente para sacarnos de la obediencia a la Toráh y arrastrarnos dentro de los valores corruptos de este mundo. Pero de la misma manera que Yehováh proveyó alimento, agua, protección y dirección, durante la experiencia en el desierto a nuestros ancestros Israelitas gracias a Su Pacto,también proveerá las mismas cosas a través del Ruaj Ha’Kodesh (Espíritu Santo) al Israel restaurado que está disperso en el desierto de las naciones. Conforme mantenemos nuestra mirada en Él y obedecemos Su dirección, entraremos -como lo hicieron Josué y Caleb – en Su Tierra Prometida: Su Reino!