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En este Yom Kippur, ¡haz la diferencia!

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Cuando tenemos un encuentro real y transformador con Yeshúa, sucede algo sobrenatural: nuestra conciencia es renovada para alinearse con la Toráh de Yehováh y surge un nuevo comienzo, una nueva vida,

Cuando Yehováh nos creó, fuimos dotados con una conciencia. Esta es un tipo de juez que originalmente está equipado para señalarnos lo que es correcto o incorrecto según la Toráh eterna que refleja el carácter justo del Creador y mediante la cual Él rige toda Su Creación.

Pero conforme crecemos y empezamos a caminar por este mundo, esa conciencia es influenciada, educada, alterada y hasta contaminada, de manera que podemos llegar a perder totalmente el sentido de la justicia, como sucede con muchas personas que no se refrenan en hacer mal a otros, con tal de conseguir sus objetivos personales. Es cuando decimos de ellas: ¡No tienen conciencia!

Pero cuando tenemos un encuentro real y transformador con Yeshúa, sucede algo sobrenatural: Esa conciencia es restaurada y renovada para alinearse de nuevo con la Toráh de Yehováh, y surge un nuevo comienzo, una nueva vida, tal como lo describe Pablo (Shaúl):

“…si alguno es nueva criatura en el Mesías, las cosas viejas pasaron; he aquí son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17

Entonces, el potencial de mantenernos actuando recta y justamente es reactivado; sin embargo volvemos a deslizarnos principalmente por la fuerza de la costumbre; y corremos el peligro de volver por los viejos caminos ignorando o menospreciando nuestra conciencia que ahora es alertada por el Espíritu de Yehováh que habita en nosotros.

¿Qué hacer? ¿Cómo enfrentar esos problemas? En esos momentos es cuando debemos echar mano del recurso provisto por nuestro Padre para ser restaurados en nuestro caminar: La Confesión.

Pero no hablo de ir ante otro hombre para rendirle cuentas de lo que hemos hecho. Hablo de conversar con Dios, con Yehováh, para ponernos de acuerdo con Él respecto de lo que Él mismo define como injusticia y entonces aceptar que Él tiene la razón, reconociendo que lo que hemos hecho es malo o incorrecto. Acto seguido, por fe nos apropiamos del perdón que nos ha sido ya otorgado mediante Yeshúa y seguimos adelante perfeccionando nuestro andar.

Quizás te preguntes: ¿Y si he obrado injustamente con alguien, cómo hago? Siempre habrá situaciones en las que deberemos ir con la persona a la que hemos agraviado para reconocer ante ella que hemos actuado erróneamente; eso también es confesión; en otras palabras es ponerme de acuerdo con tal persona, en que le hice mal y entonces, en este caso debo pedirle perdón por tal comportamiento; no, ordenarle que me perdone: “Perdóname por eso…”, sino que le debo dar la opción a ella de que tome la decisión de otorgarme el perdón.

Yehováh nos provee un día especial durante las Fiestas del Otoño: Yom Kippurim, el día de las expiaciones, o de la liberación de las culpas con las que hemos venido cargando durante el año (o la vida). El décimo día del Séptimo mes del Calendario de Yehováh, es apartado para hacernos una auditoría a nosotros mismos. En tal día se nos ordena humillarnos ante Yehováh (lo que significa en lenguaje bíblico: ayunar). Ese día es considerado un Shabbat en el que no se debe realizar trabajo alguno, sino que debemos retirarnos hacia el silencio y la quietud para poner nuestras cuentas claras con nuestro Padre.

De hecho para poderlo hacer, los días precedentes necesitamos prepararnos adecuadamente, haciendo una introspección con la ayuda de nuestro Padre, para traer a la memoria aquellas intenciones, actitudes, comportamientos y demás que necesitan ser corregidos o reparados, y el primer paso para lograrlo es: La Confesión, tal y como la hemos considerado.

Y la verdad, es que no debiéramos esperar hasta la llegada del Yom Kipurim cada año para arreglar las relaciones con nuestro Padre y con los demás. Esto es algo que requerimos hacer día a día, tal como lo hacemos con nuestro cuerpo al respirar: Exhalamos las toxinas e inhalamos el aire fresco y puro; así también exhalemos nuestras injusticias mediante la confesión, e inhalemos el perdón y la justicia que proviene de Yehováh mediante Yeshúa, nuestro Señor y Mesías.

Si confesamos (reconocemos) nuestros pecados, entonces, puesto que él es digno de confianza y justo, los perdonará y nos purificará de todo mal. 1 Juan 1:9

Parashá NitzavimVayelej

Parashá Nitzavim – Vayelej | Libres para elegir lo bueno… o lo malo Deuteronomio 29:10 – 31:30

Parashot es el plural de Parashá. En esta ocasión veremos dos porciones de la Toráh: Nitzavim y Vayelej, porque tenemos un año de tan solo 12 meses lunares. Para los años en que se añade un mes, estas porciones se estudian individualmente una por Shabbat. Para más información sobre el calendario de Yehováh, haga clic aquí.


Yehováh nos dio las Escrituras como guía para que sepamos lo que es bueno y lo que es malo; sin embargo, depende de cada uno de nosotros vivir de acuerdo con la Palabra de Yehováh aceptando el bien y rechazando el mal, o vivir de acuerdo con los dictados de nuestro propio corazón y la perspectiva cultural actual o cosmovisión del mundo.

Aunque no es posible controlar todas las circunstancias que afectan nuestras vidas, podemos determinar cómo reaccionaremos ante ellas. Podría ser más fácil ser feliz o ser agradable cuando todo va bien, pero no hay garantía de que lo seremos igualmente en medio de los malos tiempos.

Del mismo modo, las circunstancias trágicas no tienen que sacudirnos de nuestra firme base para que perdamos la fe en Yehováh y nos volvamos miserables y amargados.

No somos mejores que nuestros padres en el desierto. Necesitamos aprender la importancia de la lealtad y fidelidad a Yehováh y a Su Palabra. Si tenemos presentes las tristes consecuencias que enfrentó el pueblo de Israel, decidiremos poner por obra Sus Palabras hoy y ahora.

Esforcémonos por pasar a nuestros hijos el testimonio que hemos recibido, porque ellos están en gran riesgo de irse en pos de otros dioses (entendiendo por “otros dioses” todo aquello alrededor de lo cual orbita su vida y que atrae poderosamente su atención).

Nuestro testimonio ha de ser claro, firme y comprometido, porque solo una vida auténtica podrá impactar positivamente a las nuevas generaciones; ellas necesitan modelos de vida que les ayuden a discernir la diferencia entre una vida sumida en las tinieblas y una que vive en la Luz verdadera.

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Parashá Shoftim – Leyes Justas
Deuteronomio 16:18 – 21:9

Los capítulos de esta porción de la Toráh, nos invitan a reflexionar tanto en el carácter justo de Yehováh, como en lo que Él espera de su pueblo. Observemos la importancia de no comprometer, bajo ninguna circunstancia el juicio justo. El soborno, ya practicado en ese tiempo, no se debía aceptar porque tuerce el derecho, es decir hace que el juez pierda su objetividad.

Hoy, el soborno ha cambiado su nombre a “lobby” y los grandes empresarios e interesados emplean enormes sumas de dinero para influenciar las decisiones de los senadores encargados de aprobar nuevas leyes que están muy lejos de ser justas.

La justicia es la esencia de la prosperidad; su ausencia, el caos y la destrucción, que es lo que se aproxima sobre el mundo: un juicio del Legislador Soberano debido a la injusticia de los hombres.

Instrucciones para la guerra

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y veas caballos y carros y gente más numerosa que tú, no tengas temor de ellos, porque Yehováh tu Dios está contigo, el mismo que te hizo subir de la tierra de Egipto. Deuteronomio 20:1

En este capítulo se habla de guerras físicas, y Yehováh nos muestra un aspecto muy considerado y amoroso de su parte, al instruir cómo se debe ejecutar un guerra. Debemos tener claro que estas instrucciones no tienen que ver con la conquista de Canaán. Los siete pueblos que habitaban allí debían ser desarraigados completamente debido a sus prácticas ocultistas, pervertidas e idolátricas; pero cuando se iniciara un proceso de conquista de las naciones vecinas debido a la expansión natural que ocurriría por obedecer la Toráh, entonces se debería proceder de otra manera:

Hacer una propuesta de paz; si la aceptaban, serían tributarios y trabajadores para Israel. Mas si la rechazaban, la ciudad sería sitiada y una vez sucumbiera, darían muerte a todos los varones, pero tomarían las mujeres, los niños y el ganado. El botín de estos pueblos sería para Israel.

Estos versos nos muestran los términos en que Yisrael debería plantear la guerra a los pueblos distantes de su heredad. No era de manera cruel al estilo de los mercenarios (asesinos pagados como suele ocurrir en el presente). Habría propuestas y ante las negociaciones fallidas, actuarían sin reparo.

Header Parashá VA'ETJANAN

Parashá Va’Etjanan – Estamos en un Pacto Vigente
Deuteronomio 3:23 – 7:11

Yehováh, como autoridad Suprema en el Universo, establece una Constitución por la cual sus criaturas han de vivir en Su Reino y por la cual Él las va a gobernar. Los Mandamientos, decretos, estatutos, ordenanzas, memorias, instrucciones, testimonios y demás entregados por Yehováh, son de validez eterna, por cuanto expresan Su carácter inmutable. Por eso no pueden perder vigencia. Es la razón por la cual Yeshúa expresó que NO había venido a abolir la Toráh sino a cumplirla (Mateo 5:17).

Ahora pues, oye Yisrael los estatutos y decretos que os enseño, a fin de observarlos, para que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que Yehováh, el Dios de vuestros padres, os da. Deuteronomio 4:1

Hagamos una diferencia entre estatutos y decretos. Los estatutos van delante de los decretos y estos últimos se desprenden de los primeros. Así podemos ver que los estatutos dados por Yehováh, fueron las Diez Palabras (Mandamientos); son la Constitución de su Reino y reúnen en sí mismas todo lo que a partir de allí se ha de reglamentar conforme vayan surgiendo las necesidades. Recordemos las palabras de Yeshúa al escriba en Mateo 22:40 cuando explica que la base de esos mandamientos es el amor. El amor al Padre y al prójimo. El amor fue la raíz a partir de la cual Yehováh generó la Toráh que fue dada de manera resumida en el Monte Sinay a oídos de todo del pueblo.

Ahora bien, Moshé le declara al pueblo la conveniencia de observar, es decir de obedecer cuidadosamente tales estatutos y decretos para que vivan; y esto no es una referencia a no morir físicamente, sino a la calidad de vida que una persona adquiere cuando decide someter su vida a la Toráh: Una vida de libertad, de crecimiento, de relaciones sanas, de prosperidad en todos los sentidos.

Refresca tu memoria y modela para tus hijos

…guárdate de olvidar a Yehováh, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de esclavitud. Temerás a Yehováh tu Dios, a Él servirás y por su Nombre jurarás.” Deuteronomio 6:12–13

Cuando nuestras vidas se estabilizan y las angustian pasan, la fe y la atención hacia Yehováh tienden a disiparse. Este es un llamado a mantenernos conscientes de la presencia de nuestro Padre desarrollando un corazón agradecido por todo detalle que Él trae a nuestras vidas. Ahora bien, como en el día a día tenemos que lidiar con compromisos y conversaciones diversas, se nos insta a jurar por Yehováh en caso de que fuera necesario dar credibilidad a nuestra palabras. Ver Mateo 5:33-37 y comparar; ¿acaso Yeshúa está “cambiando” este mandamiento?

Moshé no cesa a lo largo de esta porción, de reiterar la importancia tanto de temer a Yehováh, como de obedecer sus Mandamientos  estatutos, “haciendo lo recto y lo bueno delante de Yehováh para que te vaya bien…”

Observemos que se nos advierte de la importancia de responder acertadamente a nuestros hijos cuando pregunten… Esto lleva implícito el hecho de que los padres, es decir los mayores estarán realizando una serie de prácticas y rituales los cuales provocarán que a su tiempo, los niños cuestionen: ¿Y por qué hacemos esto? Es el tiempo de responderles narrándoles quién es Yehováh y las grandes obras que Él ha hecho por nosotros. Pero si nuestra obediencia la realizamos “arrastrando los pies” y de mala gana, ¿cómo podremos responder a los hijos? Las respuesta probablemente serán como las que nos dieron a algunos de nosotros: “esa es nuestra costumbre”, “no preguntes y obedece”, “así se ha hecho toda la vida”, etc. No en vano las generaciones nuevas aborrecen las religiones. Al menos hay que reconocer que son auténticos.

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Descubrir la Voluntad de Dios: Un asunto de obediencia y responsabilidad personal


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Header Parashá Pinjás

Parashá Pinjás – Celo por Yehováh
Números 25:10 – 29:24

El plan de Bilam finalmente había dado resultado: Los varones de Yisrael, habían caído en las redes seductoras de las mujeres moabitas llegando a participar de los cultos idolátricos que estas practicaban, y así había apartado de sí, la protección de Yehováh. Ahora ellos mismos serían malditos por causa de sus acciones.

El Segundo Censo, realizado en los campos de Moab, en las cercanías de Jericó antes de cruzar el río Jordán, nos permite ver que la población de Israel se había mantenido a pesar del juicio sobre la generación que salió de Egipto, la cual era mayor de 20 años en ese momento.

Se incluye, al final de esta infografía, un cuadro comparativo de los dos censos y les animo a leer el tema polémico acerca de la cantidad de personas que salieron de Egipto realmente: https://www.unrudodespertar.tv/cuantos-salieron-de-egipto-realmente/

Otro aspecto a resaltar en esta porción de la Toráh, tiene que ver con la actitud de Moisés, respecto a pedir a Yehováh que fuera Él quien asignara a la persona que sería su sucesor. Moisés no busco que fueran sus hijos o sus familiares inmediatos quienes asumieran tal responsabilidad, lo que pone de manifiesto que realmente era un hombre humilde, vacío de sí mismo, que buscaba solamente el bien de Israel, a la vez que obedecía de Yehováh.

Acerca del Sacrificio Diario

Este era presentado al comenzar el tiempo de luz entre el amanecer y la tercera hora del día, como el primer sacrificio (aunque el día había comenzado desde el atardecer del día anterior) y el segundo sacrificio era presentado al final del día como el último sacrificio y así la oveja permanecía sobre el altar como ofrenda tamid – es decir: continua. Adicionalmente se debía ofrendar el incienso de la mañana y hacer el mantenimiento de las lámparas de la Menoráh: despabilar sus mechas, rellenar los recipientes de aceite, y reencenderlas. También se debía acercar una ofrenda de harina (pan), y realizar la libación (derrame) del aceite y del vino en las cantidades correspondientes a cada sacrificio.

La gente asistía a estos servicios, como lo testifican los apóstoles en Hechos 3:1, donde se narra que Kefa (Pedro) y Yohanán (Juan) subían al Templo a la hora de la oración, la novenatiempo en el cual era presentado el sacrificio diario de la tarde. Aclaremos que la hora novena, corresponde a la media tarde, lo que para nosotros sería entre las 3 y las 5 de la tarde.

Finalmente tengamos en cuenta que estos sacrificios diarios, debían ser presentados independientemente del Festival que se estuviera celebrando y del Shabbat; todos los demás sacrificios u ofrendas ordenados en este capítulo eran adicionales.

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Parashá Koraj – Desafío a la Autoridad
Números 16:1 – 18:32

Es notable que la trampa en la que el grupo de rebeldes cayó fue la misma del Edén en esencia, pero matizada por otras circunstancias; la queja de esta gente, dicha de otra forma era: “¿Por qué solo ustedes -Moshé y Aharón- ejercen la autoridad, (definiendo lo que es bueno y malo)?” En otras palabras: ¿Por qué solo ustedes tienen derecho a la definición del bien y del mal? “¡Nosotros también queremos ese derecho!” En la lectura de hoy, observa cuidadosamente y descubre el patrón que probablemente has visto repetido en algún momento alrededor tuyo a lo largo de tu vida:
    • Quiénes se rebelaron en un comienzo (Vs 16:1-2)
    • Cuál fue el motivo de la rebelión (Vs.16:3)
    • Considera qué tan válidos y justos eran los argumentos presentados por los rebeldes (Vs. 16:3 y 13-14)
    • Ahora observa como reaccionó el resto de la congregación ante este problema (Vs 16:19)

Resumen de ordenanzas para la tribu de Leví

  1. Los levitas (no cohanim), no se acercarán a los utensilios santos ni al altar. 
  2. Deben guardar o proteger el Santuario (vs. 4-5) en todos los sentidos. Posteriormente vemos en los libros de Crónicas la organización que se hizo para guardianes, porteros y demás asuntos relacionados.
  3. Deberán atender rigurosamente todo lo que concierne al Santuario, para que no haya juicio sobre Yisrael. (vs. 5)
  4. Ningún extraño (al sacerdocio), podrá acercarse bajo pena de muerte (vs. 7), incluidos los levitas.

Beneficios de los cohanim

Siendo que los levitas no recibieron ninguna porción de tierra en heredad, Yehováh proveyó para ellos otro medio de sustento: las ofrendas, sacrificios y demás regalos que el pueblo traería para Él. Era la forma de pagarles por sus servicios en el ministerio. Los cohanim recibirían las ofrendas más santas – kadosh: Ofrenda por el pecado, ofrendas de culpa, y ofrendas de grano. adicionalmente recibían también la parte mecida de las Ofrendas de Paz.

Fuera del santuario, los cohanim recibían la terumáh – porción – del campo, de las viñas y  de las huertas. El pueblo debía traerles la primera parte de las cosechas, del aceite prensado, del vino y de la lana esquilada de las ovejas. También recibían porciones de la masa del pan, los primogénitos de los animales y adicionalmente, la espaldilla, las quijadas (los cachetes) y el cuajar (la última cavidad del estómago de los rumiantes) de todo animal sacrificado (Deuteronomio 18:3).

Los levitas por su parte, recibirían los diezmos de todo Yisrael (verso 24).  Pero ni los cohanim ni los levitas podrían tener heredad, porque Yehováh es su heredad.

Queda claramente establecida la diferencia entre el rol de los cohanim y los levitas. Los cohanim, eran quienes realizaban tareas como: quemar las víctimas sobre el altar, rociar la sangre en el mismo, hacer las libaciones de vino y de aceite o de agua, y muchas cosas más. Nada de esto podía ser delegado a los levitas; era estrictamente responsabilidad de los cohanim hacer todo esto.

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Parashá Nasó – Un Dios de Orden
Números 4:21 – 7:89

La porción que nos ocupa en esta ocasión nos permite vislumbrar un aspecto del carácter de nuestro padre Yehováh: El orden y la organización para efectuar las diferentes tareas que eran propias del servicio a Él. 

Rara vez nos detenemos a reflexionar en lo que significaba desarmar el Tabernáculo, para poco después volver a levantarlo de manera impecable. Esta tarea requirió de una gran organización para saber en qué orden se desmontaban las piezas de la Tienda, cómo se transportaban y quienes deberían comenzar a armarlo de nuevo. No era algo tan sencillo como: “vengan los que puedan y ayuden llevando algo!” No. Moisés debió entrenar a cada grupo para instruirles acerca de todos los detalles, incluso del orden de partida, para que al llegar al lugar que la Nube les indicaría cuando se detuviera, todo encajara sin demoras. Además las vidas de quienes hacían esta tarea, estaban en riesgo, por lo cual no se podía improvisar ni hacer las cosas descuidadamente.

Esto nos motiva a organizar nuestras vidas en todo sentido: el manejo del tiempo, de nuestras finanzas, de nuestras relaciones, etc. sólo así podremos ser eficientes en la misión que Yehováh nuestro Padre, nos encomienda a cada uno.

Dios te bendiga“, ha sido el estribillo con el cual pretendemos bendecir a otras personas; es de uso muy frecuente entre padres e hijos o entre personas cercanas al despedirse. Sin embargo la instrucción de nuestro Padre Yehováh es muy clara: Así bendecirás a los hijos de Yisrael.

Durante los días que la Casa de Yehováh estuvo en pie, esta bendición era pronunciada dos veces al día: una en la mañana y otra en la tarde, después de las ofrendas de humo ascendente u holocaustos; entonces los cohanim se reunían al frente del Santuario, levantaban sus manos y pronunciaban la bendición sobre la asamblea que se hallaba allí reunida.

Posteriormente en los servicios de las sinagogas, se incorporó la ceremonia de pronunciación de la bendición al final de la enseñanza. El cohen presente, pasaba al frente de la congregación, levantaba sus manos y cantaba la bendición Aharónica o Sacerdotal.

El Talmud nos informa que para la pronunciación de esta bendición el cohen levantaba las manos poniendo los dedos de manera que se formara con ellos la letra Shin, que simboliza el nombre de Yehováh.