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Por qué tú, debieras celebrar Pesaj

Por: Miguel Forero

¿Acaso alguien puede precisar con certeza, cuál fue el día que Yehováh lo rescató y le dio nueva vida? Si bien eso sucedió en algún instante de nuestra existencia tras haber reconocido que vivíamos sin Él y entonces nos volvimos en su búsqueda, ¿no fue con el paso de los días que nos dimos cuenta que algo grandioso, sobrenatural había sucedido en nuestra vida? Fue cuando la gente alrededor nuestro nos dijo cosas como: “has cambiado mucho últimamente”, o: “te estás comportando de forma diferente” etc. y en efecto algo había sucedido que nos llevó a percibir la vida desde una perspectiva distinta y nuestras prioridades cambiaron, nuestras relaciones interpersonales fueron transformadas, y lo más grande de todo: ¡Comenzamos una relación real con Yehováh nuestro Padre, por medio de Yeshúa!

Pues bien, te preguntarás qué tiene que ver esto con Pesaj; y la respuesta es: ¡mucho! veamos:

Al igual que nuestros ancestros Hebreos en Mitsráyim (Egipto), tú y yo éramos esclavos del temor, la culpa, la ira, los complejos, los celos, etc. llevando una vida sin sentido alejados de Yehováh; pero el día que Yeshúa entregó Su vida, lo hizo por todos nosotros a la vez y nos dio la posibilidad de elegir ser libres. El día que eso sucedió, lo podemos identificar sin problemas, porque fue precisamente la fecha de Pesaj; ese día se firmó la salida de la esclavitud para todo ser humano que en el futuro decidiera hacer teshuváh (arrepentimiento) y se volviera a Yehováh.

Entonces, Pesaj nos provee la oportunidad de hacer memoria, no solo de la liberación de nuestros padres de la esclavitud en Mitsráyim, sino también de hacer memoria de nuestra propia liberación porque al igual que ellos, también fuimos esclavos en el mundo. Entonces, aunque no podamos identificar el día de nuestra adopción, sí podemos identificar el día en que tal cosa se hizo posible. Eso es Pesaj; un día muy, pero muy especial, en el que narramos lo que sucedió en aquella época cuando Yehováh sacó a su pueblo con mano poderosa y en el que también podemos compartir con otros cómo Él nos liberó con su mano poderosa de nuestra propia esclavitud.

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Necesitamos tiempos a solas…

La parashá Tazría discute las intrincadas leyes de la enfermedad de tzaraat, pero esta enfermedad no es simplemente “lepra” como todo el mundo piensa equivocadamente, o como algunas ediciones lo traducen. La lepra era considerada una enfermedad altamente contagiosa en ese entonces y podía ser tan solo una de las condiciones por las que una persona podía ser declarada en estado tamé (inmunda o impura).

Hasta el presente, nuestros hermanos de Yahudáh (judíos) consideran que la raíz espiritual de la enfermedad de tzaraat está ligada principalmente a los pecados de la lengua, que en general se agrupan bajo el término hebreo: lashón jará, el cual incluye chismes, crítica, mentiras, murmuración, adulación, etc. Un caso evidente es el de Miriam la hermana de Moshé cuando junto con su hermano Aharón, cometieron lashón jará al criticarlo por haber tomado mujer de los hijos de Cus (Números 12). Aunque la mayoría de traducciones usan la palabra lepra, para referirse a la afección que padeció Miriam, lo que sea que haya tenido, cubrió su cuerpo y era una de tantas enfermedades de la piel que caen dentro de la categoría tzaraat.

Miriam fue aislada un tiempo hasta que fue restaurada totalmente; y muy seguramente ese tiempo de soledad le sirvió para reflexionar acerca de muchos aspectos de su vida y sus relaciones interpersonales.

De manera similar, nosotros necesitamos aislarnos algunas veces, para escuchar la voz de nuestro Padre y así reenfocar el propósito de nuestra existencia. Pero no esperemos a que nos aparezca “tzaraat” u otra circunstancia que nos obligue a hacerlo.

Esta búsqueda de soledad no significa que debamos convertirnos en ermitaños, aislándonos permanentemente de quienes nos rodean, porque:

El hombre esquivo anda en pos de sus caprichos, y se encoleriza contra todo buen consejo. Proverbios 18:1

Estamos diseñados por Yehováh para ser interdependientes y vivir en comunidad. Son las relaciones con otras personas las que nos ayudan a moldear nuestro carácter, además de que nos permiten desarrollar aspectos del carácter de nuestro Padre como el perdón, la misericordia, la generosidad, etc. Pero aún así, es imperioso tener tiempos a solas con Yehováh, porque así nos daremos cuenta que no somos mejores que otros a quienes la“tzaraat” de sus vidas les tiene cautivos. Es por eso que las Escrituras afirman claramente que:

TODOS nosotros somos como cosa impura, y nuestra justicia como trapo de menstruo. Todos nosotros nos marchitamos como hojas, y la mano de nuestras iniquidades nos arrastra como el viento. Isaías 64.6

Pero la buena noticia es que Yehováh hizo una provisión para obtener sanidad y limpieza total por medio de Yeshúa, de manera que podemos acudir a Él para decirle: Señor: si quieres, puedes limpiarme.  Y Él extenderá su mano, y nos tocará diciendo: QUIERO, SE LIMPIO!

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¡Qué difícil es Obedecer!

Por: Miguel Forero   -

Nadab y Abiú hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y después de poner en ellos fuego y echar incienso sobre él, ofrecieron en presencia de Yehováh fuego extraño que Él nunca les mandó. Y de la presencia de Yehováh salió un fuego que los consumió y murieron en presencia de Yehováh.
Levítico 10:1-2

La Porción de la Toráh, esta semana nos enseña acerca de la enorme responsabilidad de ser representantes de Yehováh ante el mundo.

Aharón y sus hijos hicieron un pacto con Yehováh y durante siete días estuvieron recluidos en la Tienda de Reunión aprendiendo sus responsabilidades. Se trataba nada más que de obedecer cuidadosamente las Instrucciones (Toráh) de Yehováh.

Pero los razonamientos de Nadab y Abiú fueron más poderosos, llevándolos a ofrecer algo que Yehováh no había instruido hacer, pagando este desatino con sus vidas.

Y precisamente esto es lo que ha estado ocurriendo durante siglos y es lo que actualmente practica la iglesia cristiana, “ofreciendo fuego extraño” al “celebrar fiestas” no ordenadas por Yehováh y al enseñar doctrinas que contradicen su Palabra. Algunos ejemplos de esto son la observancia del domingo en lugar del Shabbat, la celebración de la Pascua (Easter en Inglés) siguiendo costumbres de claro origen pagano y en fechas erradas;  ignorando las demás Fiestas de Yehováh como  Sukkot, etc.

De manera similar a Nadab y Abiú, la iglesia cree que ha sido investida “con poder de lo alto”, y está autorizada a ofrecer caprichosamente lo que se le antoja o juzga conveniente ante la Presencia de Yehováh.

Con razonamientos como: “En vista de que somos real sacerdocio, y lo que estamos haciendo no es inmoral y además a la mayoría de la gente le agrada, lo acepta y lo respalda, entonces Dios debe estar contento con nuestras iniciativas!”

Nada más alejado de la verdad! Despierta y sal de la Babilonia espiritual que se ha dejado contaminar del “vino de las fornicaciones” de la Gran Ramera, como lo afirma el libro del Apocalipsis. Vuélvete a Yehováh mientras puede ser hallado, porque los tiempos son cortos y el espíritu de engaño está más activo que nunca antes. Esfuérzate por escudriñar por ti mismo la Palabra y por obedecerla sin reparo; entonces alcanzarás las promesas que Yehováh ha hecho para sus hijos obedientes.

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El Propósito de los Sacrificios

Por: Miha'el   -

La porción de la Toráh de esta semana, nos introduce en el tema de los sacrificios. Los seres humanos tendemos a adormecernos, a volvernos rutinarios y a bajar nuestros estándares morales y espirituales. Nuestros padres, los yisraelitas no estaban exentos de estos riesgos por lo cual Yehováh estableció mecanismos que habrían de ayudarles a tomar conciencia de ese problema. Así cuando un yisraelita había caído por negligencia y se había acomodado a un mundo de fantasías que le permitía vivir mediocremente, necesitaba despertar.

La Toráh tiene ese propósito. Mediante la práctica de los sacrificios busca despertarlo. Le exige llevar una becerro al Templo de Yerushaláyim, donde él deberá degollar, cortar y observar cómo queman lo queman hasta que quedan sólo sus cenizas. De esta forma, el oferente obtendrá una imagen clara y nítida de la fragilidad de la vida. Y quizás esta experiencia logre sacudirlo de su apatía inmoral. Si Yehováh se lo permite, logrará entender que la vida es corta, que hay mucho que hacer en este mundo, y que no puede permitirse vivir para siempre en un estado de letargo.

Shaúl en Romanos 12 nos instruye a presentar nuestros cuerpos como  “un sacrificio” que nos ha de evitar caer en la mediocridad y apatía espiritual:

Así que, hermanos, os exhorto por la gran misericordia de Elohim a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a YHVH, que es vuestro culto racional. No os adaptéis al mundo, sino sed transformados por la renovación de la mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Elohim: Lo bueno, lo aceptable y lo perfecto.  Romanos 12:1-2

Las ofrendas no fueron designadas para compensar a Yehováh de manera alguna, ni para hacer reparación por pecados cometidos intencionalmente.

Entender esto es de suma importancia porque nos demuestra que la Toráh no fue dada para alcanzar salvación; la evidencia de esto, es que no hay provisión (sacrificio) para los pecados  que se cometen deliberadamente.

La idea de que Yehováh no se complace en las ofrendas, tanto como en la obediencia, es evidente cuando Shemuel reprende a Shaúl a causa de su desobediencia diciéndole:

Se complace YHVH tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las Palabra de YHVH?  Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.  1 Samuel 15:22

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Yehováh nos da la oportunidad de construir Su Templo

Por: Miha’el   –

En la porción de Exodo 35.1-38.20, hallamos que al pueblo de Yisrael le fue ordenado:

“tomar una ofrenda (Terumah) para Yehováh, de todo aquél que tenga corazón generoso”.

Esto nos permite pensar que hay personas mezquinas que prefieren retenerlo todo para sí mismas. Por eso, Yehováh dio al pueblo la opción de dar generosamente, pues quería solo lo que procediera de corazones agradecidos, de personas que valoraban lo que Él había hecho por ellas, fuera utilizado para el fabuloso proyecto de construir el Tabernáculo.

YHVH podría haber provisto milagrosamente todo lo que se requería; pero Él quiso dar participación a Su pueblo, logrando de esta manera que todos desarrollaran una identidad particular con el Tabernáculo y todo lo que había allí. La respuesta del pueblo fue tan generosa que más tarde, Moshé tuvo que enviar un mensajero (pregón) por todo el campamento diciendo:

¡Ni hombre ni mujer prepare más material para las ofrendas del santuario! así se impidió al pueblo, ofrecer más.  Exodo 36:6

Shaúl en las Escrituras Mesiánicas (Nuevo Testamento), se refiere también a la manera en que los seguidores de Yeshúa debemos dar igualmente:

Pero esto digo: El que siembra escasamente, cosechará escasamente; y el que siembra abundantemente, cosechará abundantemente.
Cada uno dé, como propuso en su corazón; no por tristeza o por obligación, porque Yehováh ama al dador alegre.
Y poderoso es Yehováh para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que teniendo en todo tiempo siempre todo lo necesario en todo, abundéis para toda buena obra.  2 Corintios 9:6-8

De la manera que se construyó el Tabernáculo con el aporte del pueblo, hoy Yehováh sigue dando oportunidad a sus hijos de aportar para construir “Su Templo”, es decir Su Kehilá, su congregación. Aquí no hablamos de edificios sofisticados con los mejores avances de tecnología y capacidad para albergar a miles, no. Cuando hablamos del Templo, hablamos de personas; de las piedras vivas que lo componen. Y es que mientras estemos en este mundo, aunque no seamos de él, son necesarios recursos financieros para hacer posible alcanzar, enseñar y ayudar a otros a caminar por la senda estrecha de la obediencia a la Toráh. Los hijos de Yehováh tenemos la oportunidad y la responsabilidad de aportar con corazón generoso y alegre, para que Su Palabra se extienda y alcance a aquellos que Él ha determinado que serán los herederos de la Salvación provista por Yeshúa.

 

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Tradiciones vs. Sentimientos

Por: Miguel Forero

Esta época nos da la oportunidad de plantearnos la siguiente pregunta: ¿Son malas las tradiciones? No todas, sería la respuesta correcta. Sin embargo los seguidores de Yeshúa el Mesías, tenemos la responsabilidad de evaluar cuidadosamente, tanto las enseñanzas que hemos recibido en el pasado, como las tradiciones que las acompañan y que hemos heredado. No en vano, el profeta Jeremías declara:

Oh! Yehováh, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en tiempo de adversidad, a ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra y dirán: “nuestros padres heredaron engaños, cosas que son inútiles y sin valor”
Jeremías 16:19

Seguir a Yeshúa implica movimiento; ir de un lugar a otro porque Él no es estático. Yeshúa no es una imagen fría asentada en un pedestal o colgada en una cruz. Yeshúa vive y nos llama a ir en pos de Él, camino a Yehováh quien es nuestro destino final. Vivir como Él anduvo, significa renunciar, desacomodarse, cambiar, violentarse a sí mismo para ser transformado y convertirse en un portador de la Luz que deshace las tinieblas y que evidentemente es diferente en su manera de vivir, porque percibe el mundo de la forma que Yehováh lo hace.

Sin embargo, la fuerza de la costumbre, manifestada en los sentimientos que traen los recuerdos, muchas veces puede más que la razón que nos dicta lo que es correcto hacer. Fue el caso de nuestros ancestros cuando habiendo salido de Egipto, se consideraron abandonados por Moshé cuando se tardó en el Monte Sinay, y decidieron seguir su tradición aprendida en Egipto haciendo un becerro en representación de Yehováh para adorarlo.

Pudo más la fuerza de los recuerdos y de los sentimientos, que el mandamiento recientemente entregado. Ganó la tradición sobre el conocimiento; ganaron de nuevo los sentidos sobre la obediencia, tal como en el caso de Eva en el Edén. Querían “ver, palpar, oler, saborear, escuchar” un “dios” que se acomodara a sus caprichos.

Quienes afirman que ahora somos mejores que nuestros ancestros, están en un grave error. Han evolucionado el conocimiento, la ciencia y la tecnología; pero la moralidad sigue su camino hacia atrás. ¿Acaso no son estos mismos argumentos los que presentamos hoy para desechar el conocimiento que nos ha dado Yehováh, con el fin de hacernos libres de las tradiciones que hemos heredado?

Y sigue siendo así, porque nos puede más la fuerza de la costumbre y los tiernos recuerdos de la niñez, que la Verdad revelada, probando así que en nada hemos evolucionado para ser mejores que aquellos que perdieron su vida en el desierto a causa del becerro de oro.

¡Yehováh quiere que seamos libres! La posibilidad de dejar atrás todo aquello que nos esclaviza está ante cada uno de nosotros. Pero nadie puede decidir en nuestro lugar. Es una decisión personal que cada uno debe tomar: Salir de Egipto (Mitsráyim) dejando atrás todo lo que conocemos y heredamos, o permanecer allí pensando que es más seguro seguir en esclavitud y satisfacer los sentidos. ¿Vas a correr el riesgo de una vida de libertad en dependencia de Yehováh?

Sea este el momento para evaluar tus tradiciones y tus argumentos. Estarás ante dos caminos: Continuar abrazado a la tradición, o renunciar a ella y experimentar el significado de la obediencia a las Instrucciones (Toráh) de Yehováh.

…habéis invalidado la Palabra de Yehováh por vuestra tradición.
Mateo 15:6

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¿Revela tu vestuario que eres de la familia de Yehováh?

Por: Miguel Forero - Miha'el

En la porción de la Toráh de ésta semana, hallamos la descripción de las vestiduras que los sacerdotes. Al leer en detalle, podemos percibir cuál es el sentir del Padre respecto de la forma de vestir de sus siervos y podemos hacer una aplicación del tema a nuestra vida.

La ropa que utilizamos día a día, es un testimonio silencioso de quienes somos. Sin hablar, revela el concepto que tenemos de sí mismos, la misión que creemos tener en la vida, cuáles son nuestras prioridades, y en algunos casos hasta nuestra cultura o nacionalidad. Es por todo esto que quienes afirmamos ser hijos de Yehováh necesitamos tomar conciencia del mensaje que, con nuestra apariencia, estamos enviando a quienes nos rodean o simplemente nos miran al cruzarse con nosotros.

¿QUE ES LO APROPIADO ENTONCES?
  • Un buen comienzo es entender que en la medida que lees, estudias, meditas, reflexionas y obedeces las Instrucciones o Toráh de Yehováh, irás descubriendo cómo piensa Él y lo que espera de ti como miembro de Su familia.
  • Renueva tu mente! (Romanos 12:1-2). Hemos estado viviendo mucho tiempo bajo la influencia de las tinieblas y hemos adoptado sus estándares sin darnos cuenta. Pero ahora estamos despertando y estamos llamados a dejar atrás todo lo que nos contamina y todo lo que tiene apariencia de mal.
  • Evita someterte a la moda, porque no solo te conduce a vivir en pos de cosas vanas y pasajeras, sino que te convierte en una persona  insatisfecha e insaciable, generando y acrecentando conflictos como la vanidad, la comparación imprudente con otros, la obsesión por adquirir más cosas, etc., lo que terminará haciéndote una persona que no sabe administrar los recursos provistos por YHVH.

Mantén en mente que tu cuerpo pertenece al Mesías. No necesitas exhibirlo para recibir admiración o aprobación; si has de recibir atención, que sea por tu manera de obrar, de pensar, de servir, de hablar; que sea porque eres una persona diferente por la manera te comportas y reaccionas; no por la marca o el diseño de las prendas que llevas.

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Yeshúa como el Tabernáculo

Por: Miha’el.  – 

Las palabras hebreas de Exodo 25.8 traducidas como: “Y harán un Santuario para mí, y habitaré entre de ellos.”, también podrían ser traducidas como: “Y harán un Santuario para Mi, y habitaré en ellos”.  Si Yisrael hubiera sido merecedor de esto, un Tabernáculo no hubiera sido necesario, porque la misma presencia divina que vino a reposar en el Tabernáculo, hubiera reposado dentro de cada individuo.

Yeshúa, el Mesías cumple este pasaje literalmente. Mientras estuvo entre nosotros en su carne, el cuerpo físico de Yeshúa se constituyó en un perfecto santuario para permitir que Yehováh habitara en medio de su pueblo. Esta es la razón por la cual Yeshúa habló de su cuerpo como el Templo de Yehováh cuando advirtió:

Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré. Juan 2.19

Estas palabras son una pista que nos lleva a conectar el cuerpo físico de Yeshúa con el Templo en Yerushaláyim. Así el sufrimiento y muerte del Mesías, corresponden a la destrucción del Templo, mientras que su  resurrección corresponde a la futura reconstrucción del Templo en la era Mesiánica. En este sentido, el cuerpo de Yeshúa y el Templo tienen una conexión más allá de lo material, de manera que lo que le sucede al uno, también le sucede al otro.

Ahora bien, en vista de que el cuerpo del Mesías corresponde al Templo, en esta era ese Templo somos nosotros sus discípulos que colectivamente somos llamados el Templo del Ruaj Kodesh (Espíritu Santo). Por tal razón el apóstol Shaúl declara a la asamblea de los seguidores de Yeshúa en Corinto:

Porque nosotros somos Santuario del Dios viviente, como dijo Yehováh (en Levítico 26.12): Habitaré entre ellos y entre ellos andaré; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2Corintios 6.16

y:

¿No sabéis que vuestro cuerpo es Santuario del Ruaj Kodesh que está en vosotros, el cual tenéis de Yehováh, y que no sois vuestros?

Obviamente esto no significa que somos literalmente un edificio en el cual Yehováh debe ser adorado y reverenciado! Tampoco significa que somos un lugar geográfico donde Él ha puesto Su Nombre. Como seguidores de  Yeshúa, nuestra semejanza con el Templo no suplanta en ninguna manera lo que será el Templo legítimo en Yerushaláyim. En otras palabras, nuestra condición de Templo es metafórica. A pesar de esta realidad, la presencia del Ruaj Kodesh dentro de nosotros no es menos real que la presencia de la Shekináh en el Templo real. Quizás a esto aludía el Mesías cuando le dijo a la mujer samaritana:

Mujer, créeme que viene una hora cuando ni en este monte ni en Yerushaláyim adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero viene una hora, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque también el Padre busca a tales que lo adoren. Juan 4.21-23

En el mundo por venir no habrá mas Templo. El Mesías mismo será el Templo en la Nueva Yerushaláyim:

Y no vi en ella Santuario, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero, es el Santuario de ella. Apocalipsis 21.22

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¡Deberes antes que derechos!

Por: Miha’el –

En el Monte Sinay, Yehováh nos hizo entrega de la “La Ley Real”, la cual se refiere a la Ley del Rey o del Reino, es decir que pertenece a la Realeza de YHVH. En Exodo 20, Yehováh personalmente, de manera audible, nos hizo saber sus Mandamientos: Los primeros cuatro con respecto a Él y los seis restantes, con respecto a nuestros semejantes.

Ahora bien, si observamos con atención, las instrucciones que recibimos de Yehováh nuestro Padre, nos motivan a mirar por las necesidades de los demás, antes que a proteger las nuestras. Esta filosofía riñe con la del mundo presente, donde el énfasis permanente es la exigencia del respeto de “nuestros derechos” hasta llegar al punto de ignorar totalmente nuestros deberes u obligaciones para con los demás.

Conforme avanzamos en la lectura de la Toráh, notarás que en ninguna parte, Yehováh nos instruye para adoptar tal posición; por lo contrario, siempre estará recordándonos la importancia de tomar cuidado de quienes nos rodean: padres, familia, amigos, etc., que puedan hallarse en necesidad.

El máximo ejemplo nos lo dio Yeshúa quien no estimó el ser igual a Yehováh, sino que se despojó de todo para hacerse igual a nosotros y descendió más aún entregando su vida para rescatar la nuestra. Si Yeshúa  hubiera exigido sus derechos ¿dónde estaríamos tú y yo?

Es el tiempo de la restauración de todas las cosas; y esto incluye el mirar hacia afuera de nuestra vida y preocuparnos por los demás. Basta ya de exigir a nuestro cónyuge, a nuestro hijos, a nuestros amigos, a nuestros subalternos… comencemos a preguntar más bien: ¿Cómo puedo ayudarte? ¿Qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Qué puedo darte? en otra palabras comienza a obedecer la Toráh de Yehováh y Serás entonces, un digno representante de tu Rey.

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Los pactos con Yehováh son voluntarios

Por: Miha'el  -

Yitro. Exodo 18.1-20:23​

Yehováh sacó a nuestros padres de Mitsráyim sin proponerles condición alguna. Fue después, de haber comprobado con sus propios ojos y experiencias el poder de Yehováh, que el pueblo tuvo la oportunidad de decidir entrar en el pacto con Él, cuando se hallaban en el Monte Sinay. Para entonces ya habían murmurado y se habían quejado de circunstancias que les incomodaban y Yehováh también les había mostrado su misericordia y bondad. Con todo y eso, nuestro Padre les propuso convertirse en Su pueblo especial; Él sabía las debilidades de éste, pero aún así lo amó y le dio  la oportunidad.

De manera similar Yehováh nos da la vida, nos sostiene todo el tiempo proveyendo lo que necesitamos para crecer, madurar y organizar nuestra vida. Pero llegará un momento en el que seremos confrontados con la decisión más importante de la vida: la de entrar en pacto con Él o no hacerlo.

Poco importa que seamos de una familia religiosa o atea, o que hayamos participado en actividades religiosas, o que hayamos desarrollado programas de ayuda social y seamos tenidos por generosos y serviciales; porque aunque todas esas cosas son encomiables, no son suficientes para conocer realmente al Creador y entrar en una relación íntima con Él.

Entonces, así como tuvieron que hacerlo  nuestros padres en Sinay, cada uno deberá decidir si acepta o no, el ofrecimiento de Yehováh para llegar a ser parte de la nación apartada, por medio de la cual Él va a cumplir sus propósitos eternos. Y una vez tomada tal decisión, habremos asumido la responsabilidad de vivir de acuerdo a las Reglas (Toráh) que Él ha establecido para todos aquellos que deciden pertenecer a Su Reino.

Haz la decisión correcta! porque quizás no haya una segunda oportunidad.