Polémicos

Las pruebas no son una opción para los hijos de Abraham

¿Te has sentido alguna vez como un náufrago en una isla, sólo y abandonado? Seguramente sí. Y quizás te hayas cuestionado si vale la pena transitar por esta senda estrecha. Después de todo,  ¿a quién le gustan las pruebas? ¿los problemas? ¿los malentendidos? ¿la soledad?, seguramente que si nos los dieran a escoger, elegiríamos los problemas más sencillos; y si fuera posible ¡los evitaríamos del todo!

Pero la vida no es así. Cuando decidimos seguir a Yeshúa, le concedemos a Yehováh nuestra autorización para que moldee nuestro carácter como corresponde a hijos suyos, tal y como debieran ser los ciudadanos de su Reino.

La tradición hebrea, nos dice que nuestro padre Abraham, enfrentó 10 pruebas, entre las que se hallan, el abandono de su tierra, la hambruna en Canaan, el secuestro de Sara en dos ocasiones, la guerra con los cuatro reyes para rescatar a Lot, su circuncisión a tan tardía edad,  el despido de Agar e Ismael, y la “atada de Yitsjaq” para sacrificarlo.

Esta magnífica historia va en sentido opuesto a la enseñanza de gran parte del cristianismo en el presente: “¡Acepta a Jesús para que se te acaben los problemas!” 

No. Los problemas no son una opción para los seguidores de la Toráh. Todo lo contrario; tenemos que vivir en un mundo cuyos parámetros y propósitos son opuestos a los de nuestro Padre Yehováh, por lo cual no podemos esperar que las cosas del día a día sean fáciles.

El apóstol Shaúl lo expresó con claridad:

Sí; todos los que quieran vivir piadosamente en Yeshúa el Mesías, padecerán persecución. 2 Timoteo 3.12

y Yeshúa expresó algo parecido:

Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? Lucas 23:31

Este verso hace referencia a los padecimientos que enfrentó Yeshúa a causa de su celo por la Toráh. ¿Esperamos que para nosotros, sus seguidores, sea diferente? ¿No habrá confrontación para nosotros?

Juan nos ayuda a resolver este asunto aconsejándonos quitar nuestro foco de este mundo y sus atracciones:

No améis al mundo ni las cosas que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo: la codicia de la carne, la codicia de los ojos, y la soberbia de la vida, no viene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1Juan 2:15-17

En resumen: desde los tiempos de Abraham hasta los tiempos de Yeshúa, las Escrituras dan testimonio de las pruebas que debieron enfrentar los que estuvieron comprometidos con la Verdad y la Toráh de Yehováh. No esperemos pues, que para nosotros sea diferente. Busquemos un lugar de honor al lado de los héroes que dejaron una huella en la historia por su fidelidad a Yehováh y a su Palabra, es lo menos que podemos hacer.

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¿Cuál es la importancia de seguir Las Instrucciones?

Un aspecto sobre el cual necesitamos reflexionar es que Yehováh le plantea a Yisrael, que una vez hayan entrado en la tierra, TODOS  los mandamientos que han recibido serán vigentes:

Pondréis cuidado pues en observar todos los estatutos y decretos que yo pongo hoy delante de vosotros.
Deuteronomio 11:32

Encontramos en esto una sombra de lo que es nuestra vida una vez que hemos sido rescatados por Yeshúa: Antes vivíamos en el mundo (Mitsráyim-Egipto) sin Elohim y sin Toráh. Yeshúa llegó a nosotros nos rescató de la esclavitud del pecado (de los deseos, las pasiones, la culpa, el temor, etc.) y en cierto sentido “cruzamos el Jordán” es decir hicimos un mikvéh (inmersión o bautismo), y declaramos públicamente que hemos entrado en una nueva vida.

Pero de la misma manera que la nación de Yisrael una vez establecida en la tierra prometida tenía la responsabilidad de elegir vivir de acuerdo a los estatutos y decretos entregados por Yehováh, nosotros, tenemos la responsabilidad de elegir llevar una vida de acuerdo a esos mismos estatutos y decretos, modelados por Yeshúa, y re-confirmados por él.

En otras palabras, si afirmamos que estamos en Yeshúa, nuestra vida ha de ser regida por sus Instrucciones – Toráh, porque como él claramente proclamó:

No penséis que he venido a abrogar (anular) la Toráh o los Profetas; no vine a abrogar, sino a dar cumplimiento.
Mateo 5:17

Declaración confirmada por Yojanán (Juan) en su primera carta:

En esto sabemos que le hemos conocido: si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en él…  
1 Juan 2:3-6

Razón de la obediencia

Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre.
Deuteronomio 12:28

Si observas cuidadosamente, te darás cuenta de que en ningún pasaje donde se invita a la obediencia, Yehováh dice que al hacerlo alcanzaremos la vida eterna! No! la obediencia es para que podamos establecer familias sanas, relaciones interpersonales adecuadas, negocios justos y una sociedad equilibrada que sea ejemplo para las demás naciones de la tierra. La salvación siempre fue planeada por misericordia mediante el sacrificio de Yeshúa, el cual fue anunciado desde Génesis 3:15.

En otras palabras Yehováh nunca tuvo la intención de que los seres humanos fueran salvos por el cumplimiento de la Ley – Toráh. Esta no fue dada con ese propósito. En cambio, sí encontramos vez tras vez que seguir sus Estatutos lo mejor que podamos, nos producirá una vida de libertad, abundancia y comodidad en esta tierra.

El capítulo 14 retoma el asunto de las prácticas paganas comunes, tales como las marcas en el cuerpo (tatuajes) y los alimentos que Yehováh creó para que fueran nuestro alimento.

Alcanzando el Mundo

Israel también recibió la Gran Comisión


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No diferimos mucho de Balaam

’Elohim dijo a Balaam: No irás con ellos ni maldecirás al pueblo, porque él es bendito.
Números 22.12

Cuando estamos frente a alguien que consideramos terco, coloquialmente y cariñosamente también usamos la expresión: “no seas burro”, porque este animal eventualmente tiene sus ataques de terquedad.

Una persona terca, es alguien que ha cerrado sus oídos a las razones más claras y poderosas, porque se halla “casada” con sus propias opiniones y pensamientos. Es alguien atrapado en la caja de su experiencia y considera que lo sabe todo y nada tiene que aprender.

Balaam, el profeta pagano, tenía ese perfil: Consultaba a Yehováh, pero como Él no afirmaba sus deseos y planes, buscaba cómo darle la vuelta a sus directrices, para conseguir lo que su corazón deseaba ardientemente.

¿De qué sirve orar en busca de dirección, cuando el corazón ya ha tomado un sendero? ¿Responderá Yehováh a quienes solo buscan que Él les confirme sus deseos egoístas?

Balaam buscó una y otra vez, la manera de cumplir los deseos del rey Balac de maldecir a Yisrael porque íntimamente anhelaba la paga ofrecida. De nada valió que Yehováh hiciera hablar a su asna para hacerlo entrar en razón; y de no ser porque Yehováh tenía un pacto con nuestro padre Avraham, respecto a que ni él ni su descendencia serían maldecidos, seguramente hubiera proferido las palabras que deseaba el rey Balac.

Cuando Yehováh nos ha revelado Su voluntad respecto de algo, es un asunto no negociable. Es el caso de los Mandamientos:  No imaginemos que Yehováh, cuando establecía, por ejemplo el sexto mandamiento, tiró una moneda al aire y dijo: “con cara, asesinar es pecado y con sello (o cruz) asesinar es bueno”.  La moneda cayó “cara” y por eso entonces asesinar es malo!  ¿Suena ridículo verdad? Cuando Yehováh toma decisiones, lo hace de acuerdo a su carácter y sus planes eternos. En éste caso, Yisrael estaba en el centro de Su propósito y nada cambiaría la bendición que ya había sido decretada y otorgada.

Así en nuestro diario caminar, si hemos de buscar la dirección de Yehováh para cualquier aspecto de la vida, pongámonos en una posición neutra realmente, y estemos dispuestos a renunciar a lo que más anhela nuestro corazón, porque solo entonces sera posible discernir el camino correcto.

Sed Separados

Yehováh nos llama a ser apartados (santos)

La lectura de hoy inicia con una clara demanda de Yehováh para su pueblo debido a la relación que ellos comenzaron y esperaban mantener con Él.

“Habló Yehováh a Moshé diciendo:  Habla a toda la asamblea de los hijos de Israel y diles: SED SANTOS, PORQUE YO, YEHOVÁH VUESTRO ELOHIM, SOY SANTO”

Antes de seguir adelante, detente por un momento en la lectura y piensa: ¿Qué es ser santo?

Tradicionalmente hemos entendido que la santidad tiene que ver con ser impecables, es decir con mantenernos perfectos y sin cometer pecado alguno. Sin embargo las Escrituras nos enseñan otra cosa.

En hebreo la palabra kedushah (de la raíz kadosh), significa ser apartado. El término kadosh nos conecta con la esfera o la dimensión de lo sagrado; es decir, de lo que es radicalmente separado de todo lo que es pecaminoso y profano. En otras palabras, lo santo es todo lo que es alto y excelso (Isaías 57:15), es algo más allá de toda comparación y exclusivo (Isaías 40:25); por eso la santidad es un sinónimo del mismo Yehováh Elohim!

La idea de santidad (separación) implica diferenciación: la dimensión de lo que es apartado está enteramente separada de lo que es común, de lo habitual, de lo profano. Lo apartado es singular, es único, inspira respeto (o temor) y aún llega a ser terrible o espantoso, porque su presencia pone de manifiesto lo imperfecto. Como el Apartado, Yehováh es distinto, sagrado, separado como el único de Su clase; por tanto El es merecedor de la adoración y del culto porque es sin igual, sin rival y permanece como Dueño, Creador y Suprema Autoridad en relación con el mundo y sus criaturas.

Así las cosas, entonces ser apartados significa que nosotros debemos separarnos de todo lo que es mundano, banal, común o malo. En otras palabras, ser apartado significa absoluta bondad moral y perfección. Es imposible que Yehováh condone el pecado o la injusticia de cualquier clase y nivel, porque al hacerlo negaría la distinción entre lo apartado y lo profano y por tanto minaría la naturaleza de la santidad misma. Lo apartado – santo- es lo opuesto a lo profano. Es lo mismo que la naturaleza de la luz, la cual disipa las tinieblas y no da lugar a ellas. No pueden coexistir de ninguna manera ni en ninguna proporción.

Diversos

Toráh y Sexxxo

La sociedad está revaluando la moralidad. A pesar de que los valores morales son absolutos porque están determinados por la Toráh, el espíritu de iniquidad (léase: de rechazo a la Toráh), está contaminando toda la Creación sabiendo que le queda muy poco tiempo.

 Yehováh habló a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Yisrael y diles:  Yo soy Yehováh vuestro Dios. No haréis como hacen en la tierra de Mitsráyim en la cual morasteis, ni haréis como hacen en la tierra de Canaán adonde Yo os estoy conduciendo.  No seguiréis sus costumbres. Cumpliréis mis decretos y observaréis mis estatutos para andar en ellos. Yo soy Yehováh vuestro Dios.  Observaréis mis estatutos y mis decretos, pues el hombre que los haga, vivirá por ellos.  Yo Yehováh. Levítico 18: 1-5

Acto seguido, Yehováh describe una variedad de comportamientos prohibidos en relación a la sexualidad y que por razones obvias – o de sentido común- son catalogadas como abominaciones que terminan contaminando no solo a quienes las practican sino también la tierra en la que habitan.

Es claro que el comportamiento de los hijos de Yehováh, no puede ser acorde con el de la gente en el mundo. No importa que la mayoría piense de otra manera, revalúe, redefina, apruebe, promueva, publique y celebre, comportamientos que la Toráh describe como abominaciones. Ante Yehováh, nuestro Padre siguen siendo eso: ¡abominaciones!

LA TORAH Y LA SEXUALIDAD

Algunas traducciones usan la expresión: “No descubrirás la desnudez de…” y menciona a algún pariente cercano, lo cual no simplemente se refiere a mirar a la persona desnuda, sino a deshonrar a ese familiar ya sea teniendo relaciones sexuales con esa persona o con alguien muy allegado(a) a el ó a ella. Por ejemplo:

No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre.  Es pariente próxima de tu padre.  Levítico 18:12

Claramente se trata de no mantener ninguna relación sexual con una tía, porque es la hermana de su padre. Algunas versiones más modernas como la Nueva Traducción Viviente, traduce el mismo verso así:

No tengas relaciones sexuales con tu tía, la hermana de tu padre, pues es una pariente cercana de tu padre.  Levítico 18:12

Y de manera similar sucede con el resto del capítulo, por lo cual es recomendable leerlo en diferentes versiones.

Claramente Yehováh da mandamientos, entre otras cosas, acerca del adulterio, del bestialismo (relaciones sexuales con animales) y de la homosexualidad, esta última claramente condenada y considerada abominación:

No te acostarás con varón como si fuera mujer.  Es abominación. Levítico 18:22

Ahora bien, el mandamiento es para todo aquél que se identifique con Yisrael, como es el caso de todos quienes afirman ser seguidores de Yeshúa (vs 26). Yehováh advierte que ese tipo de comportamiento trajo el juicio sobre las naciones que habitaban la tierra que los Yisraelitas estaban a punto de heredar.

No nos extrañe pues, que un juicio severo de parte del Creador se acerque a esta generación perversa que pretende cambiar la definición del matrimonio, que está dando niños huérfanos en adopción a parejas homosexuales, que promueve todo tipo de aberraciones y desviaciones sexuales como si fueran simplemente preferencias sexuales permitidas.

Los hijos de Yehováh no podemos aceptar por ningún motivo que tales comportamientos sean correctos.

Cuenta del Omer

¿Cuándo empieza la Cuenta del Omer?

La Cuenta del Omer y se realiza al caer el sol cada día a partir del siguiente día al Shabbat semanal que haya habido durante el Festival de Matzot

Las Fiestas de Yehováh se hallan interconectadas y nos aportan detalles de los Planes Eternos de nuestro Elohim. Si bien  Matzot (Panes sin Levadura), Shavuot (Pentecostés) y Sukkot (Cabañas o Tabernáculos) requieren de la presencia de los varones de Yisrael en Jerusalén para celebrarlas, cabalmente, quienes nos hallamos en la dispersión y ante la imposibilidad de viajar para cumplir el mandamiento, podemos “practicarlas” expresando de esa manera nuestro anhelo de observarlas u obedecerlas conforme al mandato de la Toráh.

Ahora hagamos una distinción: Las Fiestas de Primavera, son: Matzot, y Shavuot. Junto a éstas hay dos “celebraciones” que las complementan: Pesaj (Pascua) y Primeros Frutos (llamada también Bikkurim) la cual se celebra el día siguiente al Shabbath semanal que haya en esa semana.

Ahora vayamos en orden: La celebración de Pesaj, da inicio a la semana de Matzot (Panes sin Levadura), y deberemos poner atención al Shabbat semanal que hay en esa semana, porque Bikkurim o la presentación de los Primeros Frutos, será el siguiente a ese día, es decir, siempre será un domingo, y es entonces cuando cuando se da inicio a la Cuenta del Omer.

Una vez presentada la Ofrenda de Primeros Frutos, la Toráh nos instruye a iniciar la cuenta de los cincuenta días hasta llegar a Shavuot (Pentecostés  de pente = 50):

Desde el día siguiente al Shabbat (semanal) desde el día en que hayáis hecho llevar la gavilla de la ofrenda mecida, contaréis siete semanas completas. Hasta el día siguiente al décimo Shabbat contaréis cincuenta días. Levítico 23:15-16

Esta acción se denomina: La Cuenta del Omer y el primer día se cuenta durante la mañana, luego del tiempo en que se ofrecía la gavilla mecida delante de Yehováh, lo cual se supone que ocurría en las horas de la mañana, cuando se realizaban los sacrificios y ofrendas matutinos.

Ese mismo día (domingo) en la noche al caer el sol se cuenta el día dos, por cuanto en las Escrituras el día comienza al anochecer; y a partir de allí, al inicio de cada día (al caer el sol) seguimos contando día por día, semana por semana, hasta llegar al día cincuenta. Si bien no hay una instrucción específica en la Toráh sobre cómo contar los días y las semanas, se sugiere algo como esto:

“Hoy es el primer (segundo, tercer…) día de la primera (segunda, tercera…) semana de siete semanas. Hoy es el día primero (segundo, tercero…) de la cuenta de cincuenta días desde el día en que fue mecida la gavilla en la mañana después del Shabbat”.

De esta manera estaremos contando tanto las semanas, como los días, dando así cumplimiento al mandamiento. Al llegar a la noche número 50 es cuando inicia la Fiesta de Shavuot (Pentecostés).

Shavuot conmemora dos eventos formidables:

  1. La entrega de la Toráh en el Monte Sinay, y
  2. La entrega, o descenso del Ruaj HaKodesh (Espíritu de Santidad) enviado por el Padre en cumplimiento de su promesa de Lucas 24:49

De esto nos ocuparemos cuando el Festival se aproxime.


Matza

En Matzot – Se nos ordena comer Panes sin Levadura

El día quince de ese mes es la Fiesta solemne de los Panes sin Levadura para Yehováh. El primer día tendréis santa convocación y no haréis ningún trabajo de servidumbre. Durante siete días haréis acercar ante Yehováh ofrenda ígnea. El séptimo día habrá una santa convocación. No haréis ningún trabajo de servidumbre.
Levítico 23:1,2,5-8

De acuerdo al pasaje anterior, Yehováh nos ordena comer pan sin levadura (matzá) durante siete días, a partir de la celebración de la Pascua. El propósito no es simplemente hacer una dieta de harinas, cosa muy saludable por cierto, o evitar comer pan o harinas durante esa semana. No! La orden es que comamos panes sin levadura (matzot – plural de matzá). Su significado es mucho más profundo.

El pan sin levadura es llamado también: pan de aflicción (Deuteronomio 16:3) porque de hecho es un pan insípido que al carecer de levadura tiende a ser más duro que el normal. El propósito al tener que comerlo durante siete días, es que no olvidemos la condición dura e insípida de nuestras vidas cuando aún no habíamos conocido a Yeshúa.

¿Por qué panes sin levadura? La levadura no es estática. Tan pronto se adiciona a la harina, empieza su efecto fermentador. Este no sucede de forma repentina; pero cuando se lleva a cabo el proceso, es total e irreversible; es un proceso lento y progresivo que finalmente afecta la totalidad de la masa, inflándola y haciéndola aparecer de mayor tamaño.

Por esas cualidades, la levadura es una figura del pecado que mora en nosotros. Este tampoco es estático. Cuando lo toleramos en nuestra vida, comienza su efecto degradando (fermentando) nuestros valores, principios, metas, relaciones y demás. De la misma forma que la levadura infla la masa, el pecado inflama nuestros egos; nos da una apariencia que no corresponde con la realidad y lo peor de todo es que nosotros mismos somos engañados con esa mentira; de ahí la advertencia que nos hace Shaúl (Pablo):

Ordeno pues, por la gracia que me fue dada, a cada cual que está entre vosotros, que no piense más altamente de lo que debe pensar, sino que piense con sobriedad, según la medida de fe que Dios dio a cada uno. Romanos 12:3

Preparémonos para tener esta experiencia sin perder de vista su propósito; y no caigamos en la trampa de consumir pan sin levadura “mejorado” con cubiertas de chocolate u otras cosas, no porque este prohibido hacerlo, sino porque al hacerlo opacaríamos la razón de la celebración; recuerda que es pan de aflicción, para que no olvidemos cómo eran nuestras vidas.

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Por qué tú, debieras celebrar Pesaj

Por: Miguel Forero

¿Acaso alguien puede precisar con certeza, cuál fue el día que Yehováh lo rescató y le dio nueva vida? Si bien eso sucedió en algún instante de nuestra existencia tras haber reconocido que vivíamos sin Él y entonces nos volvimos en su búsqueda, ¿no fue con el paso de los días que nos dimos cuenta que algo grandioso, sobrenatural había sucedido en nuestra vida? Fue cuando la gente alrededor nuestro nos dijo cosas como: “has cambiado mucho últimamente”, o: “te estás comportando de forma diferente” etc. y en efecto algo había sucedido que nos llevó a percibir la vida desde una perspectiva distinta y nuestras prioridades cambiaron, nuestras relaciones interpersonales fueron transformadas, y lo más grande de todo: ¡Comenzamos una relación real con Yehováh nuestro Padre, por medio de Yeshúa!

Pues bien, te preguntarás qué tiene que ver esto con Pesaj; y la respuesta es: ¡mucho! veamos:

Al igual que nuestros ancestros Hebreos en Mitsráyim (Egipto), tú y yo éramos esclavos del temor, la culpa, la ira, los complejos, los celos, etc. llevando una vida sin sentido alejados de Yehováh; pero el día que Yeshúa entregó Su vida, lo hizo por todos nosotros a la vez y nos dio la posibilidad de elegir ser libres. El día que eso sucedió, lo podemos identificar sin problemas, porque fue precisamente la fecha de Pesaj; ese día se firmó la salida de la esclavitud para todo ser humano que en el futuro decidiera hacer teshuváh (arrepentimiento) y se volviera a Yehováh.

Entonces, Pesaj nos provee la oportunidad de hacer memoria, no solo de la liberación de nuestros padres de la esclavitud en Mitsráyim, sino también de hacer memoria de nuestra propia liberación porque al igual que ellos, también fuimos esclavos en el mundo. Entonces, aunque no podamos identificar el día de nuestra adopción, sí podemos identificar el día en que tal cosa se hizo posible. Eso es Pesaj; un día muy, pero muy especial, en el que narramos lo que sucedió en aquella época cuando Yehováh sacó a su pueblo con mano poderosa y en el que también podemos compartir con otros cómo Él nos liberó con su mano poderosa de nuestra propia esclavitud.