Jesus y Samaritana 3

Yeshúa como el Tabernáculo

El cuerpo de Yeshúa y el Casa de Yehováh tienen una conexión mística, de manera que lo que le sucede al uno, también le sucede al otro.

Las palabras hebreas de Exodo 25.8 traducidas como: “Y harán un Santuario para mí, y habitaré entre de ellos.”, también podrían ser traducidas como: “Y harán un Santuario para Mi, y habitaré en ellos”.  Si Israel hubiera sido merecedor de esto, un Tabernáculo no hubiera sido necesario, porque la misma presencia divina que vino a reposar en el Tabernáculo, hubiera reposado dentro de cada individuo.

Yeshúa, el Mesías cumple este pasaje literalmente. Mientras estuvo entre nosotros en su carne, el cuerpo físico de Yeshúa constituyó un perfecto santuario para permitir que Yehováh habitara en medio de su pueblo. Esta es la razón por la cual Yeshúa habló de su cuerpo como el Templo (Casa) de Yehováh cuando advirtió:

Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré. Juan 2.19

Estas palabras son una pista que nos lleva a conectar el cuerpo físico de Yeshúa con la Casa de Yehováh en Yerushalayim. Así el sufrimiento y muerte del Mesías, corresponden a la destrucción del Templo, mientras que su  resurrección corresponde a la futura reconstrucción de la Casa de Yehováh en la era Mesiánica. En este sentido, el cuerpo de Yeshúa y el Casa de Yehováh tienen una conexión mística, de manera que lo que le sucede al uno, también le sucede al otro.

Ahora bien, en vista de que el cuerpo del Mesías corresponde a la Casa de Yehováh, en esta era esa Casa de Yehováh somos nosotros sus discípulos que colectivamente somos llamados el Morada (lugar de habitación) del Ruaj HaKodesh (Espíritu Santo). Por tal razón el apóstol Shaúl (Pablo), basándose en Levítico 26:12, declara a la asamblea de los seguidores de Yeshúa en Corinto:

Porque vosotros sois Templo (Casa) del Dios viviente, como Dios (Yehováh) dijo: Habitaré entre ellos y entre ellos andaré; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
2 Corintios 6.16

y:

¿No sabéis que vuestro cuerpo es Santuario del Ruaj HaKodesh que está en vosotros, el cual tenéis de Yehováh, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6:19

Obviamente esto no significa que somos literalmente un edificio en el cual Yehováh debe ser adorado y reverenciado. Tampoco significa que somos un lugar geográfico donde Él ha puesto Su Nombre.

Como seguidores de  Yeshúa, nuestra semejanza con la Casa de Yehováh no suplanta en ninguna manera lo que será la legítima Casa de Yehováh en Yerushalayim. En otras palabras, nuestra condición de Casa de Yehováh es metafórica. A pesar de esta realidad, la presencia del Ruaj HaKodesh dentro de nosotros no es menos real que la presencia de la Shejináh en la real Casa de Yehováh. Quizás a esto aludía el Mesías cuando le dijo a la mujer samaritana:

Mujer, créeme que viene una hora cuando ni en este monte ni en Yerushalayim adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero viene una hora, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque también el Padre busca a tales que lo adoren. Juan 4.21-23

En el mundo por venir no habrá más un Templo. El Mesías mismo será la Casa de Yehováh en la Nueva Yerushalayim:

Y no vi en ella Santuario, porque el Señor Dios Todopoderoso (Yehováh) y el Cordero (Yeshúa), es el Santuario de ella. Apocalipsis 21.22


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¿Fue Abolida la Esclavitud Realmente?


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¿Está vigente el Diezmo?

Los seguidores de Yeshúa nunca le vieron pidiendo ó recogiendo ofrendas después de realizar sanidades y mucho menos después de alimentar a las multitudes.

Clases de diezmo y su destino

Los hijos de Leví fueron escogidos por Yehováh para atender las cosas relacionadas con el servicio a Él y para enseñar la Toráh al pueblo, donde quiera que estuviesen. Estos no tendrían herencia pues Yehováh era su herencia. Así fue que Dios mismo les concedió recibir parte de lo sacrificado como lo establece la Toráh, junto con las primicias de las cosechas para su sostenimiento.

El diezmo, la décima parte del producto del campo y de los ganados, estaba consagrado a Yehováh, pero tenía diferentes destinos:

  1. Según Levítico 27:32 y Números 18:8-24, el diezmo de los animales era presentado como ofrenda a Yehováh, mientras que la “ofrenda alzada” (diferente de los diezmos de las cosechas), fue designado para los Levitas. Pero también los Levitas entregaban el diezmo de los diezmos a los sacerdotes según la instrucción de Números 18:26. 
  2. Conforme a Deuteronomio 12:17, el diezmo de las cosechas era apartado para ser comido (por las mismas familias que lo colectaban), delante de Yehováh en las Festividades establecidas, y no era para ser entregado.
  3. Deuteronomio 14:28, enseña que cada tercer año, se apartaba un diezmo adicional con el propósito de sustentar a los levitas, al extranjero, al huérfano y la viuda. Era algo parecido a lo que hoy conocemos como Ayuda Social, solo que no era responsabilidad del gobierno sino de la gente.

Pero… ¿qué sucede en el Nuevo Testamento?

Al morir Yeshúa, abrió el camino para que todos pudiéramos tener acceso a nuestro Padre. De esta manera hizo de nosotros un pueblo de sacerdotes, es decir que todos los rescatados por Él tenemos acceso directo a nuestro Padre Yehováh y ya no hay necesidad de intermediarios ó sacerdotes humanos, para que nos representen ante Él y ofrezcan sacrificios en nombre nuestro. Por tal razón, el Templo desapareció y cambió el orden las cosas. En cierto sentido podríamos afirmar que hoy todos podemos “ofrecer sacrificios” (tarea de los sacerdotes), pero de alabanza y adoración:

Ofrezcamos siempre por medio de Él (Yeshúa), sacrificio de alabanza a Yehováh, es decir, fruto de labios que confiesan Su Nombre.  Hebreos 13:15

Entonces siendo que todos somos sacerdotes, ¿hay en el Nuevo Testamento siervos equivalentes a los Levitas? En cierto sentido, sí; pero sus funciones excluyen lo relacionado con los sacrificios en el Templo por razones obvias, y no están limitadas a la enseñanza de la Palabra. Yeshúa llamó a doce discípulos para que estuvieran con Él durante el tiempo de su ministerio y estos fueron invitados a dejarlo todo para convertirse en “pescadores de hombres”. Posteriormente ellos fueron confirmados como responsables de dirigir y expandir el mensaje entregado por Yeshúa: Las Buenas Noticias acerca de la proximidad del Reino de los Cielos.

Observamos que efectivamente éstos discípulos lo abandonaron  todo: amigos, socios, profesiones, negocios, tradiciones, etc. para seguir y servir al Mesías, quien cuando los envió en misiones locales les instruyó a no llevar nada consigo porque “el obrero es digno de su salario”; queriéndoles mostrar que Dios mismo se encargaría de hacer la provisión necesaria para ellos a través de la gente que ellos habrían de ministrar.

¿Y cómo se habrían de sostener en el futuro, cuando Yeshúa hubiese partido? El libro de los Hechos nos lo revela:

Todos los creyentes estaban unidos, y tenían en común todas las cosas. Vendían sus propiedades y sus pertenencias, y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno.  Hechos 2:44-45

Esto sucedió de manera espontánea. No parece que hubiese habido una reglamentación al respecto. La respuesta de los corazones transformados, fue el deseo de cuidar los unos de los otros para que nadie padeciera necesidad; después de todo, esa había sido la medida del mandamiento dado por Yeshúa:

Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como os amé. Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:12-13

La medida de ese amor era lo nuevo, pues el mandamiento ya existía en la Toráh:

No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, YehováhLevítico 19:18

Vemos que Yeshúa llevó este mandamiento a otro nivel, al igual que hizo con otros que explicó a sus seguidores. Entonces, era natural que la nueva generación de discípulos siguiera Su ejemplo y quisieran compartirlo todo. Obviamente los apóstoles eran parte de esa comunidad.

Por esta razón, en las Escrituras Mesiánicas (NT) no hay un mandamiento respecto de entregar los diezmos a los apóstoles o a los líderes de las iglesias. Hubiera sobrado ordenar tal cosa, porque lo natural y espontáneo, era el fruto del Rúaj HaKodesh (Espíritu Santo) que habitaba en cada seguidor del Mesías, expresado en el deseo de velar por sus hermanos en necesidad y por aquellos que les servían enseñándoles y cuidándoles. Resalto la palabra servían, porque ese fue el modelo dejado por Yeshúa:

El que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro servidor, así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino  para servir y dar su vida en rescate por muchos.  Mateo 20:28

Los seguidores de Yeshúa nunca le vieron pidiendo ó recogiendo ofrendas después de realizar sanidades y mucho menos después de alimentar a las multitudes. Claro esta que muchos pastores de hoy dirían: “Qué desperdicio! ‘Jesús’ perdió la oportunidad de enseñarles a ‘sembrar’ en su ministerio”.

Los siervos que hemos sido llamados al ministerio, no estamos para suplantar a Yeshúa como la cabeza de todo varón, ni para imponer nuestra autoridad manipulando y explotando económicamente a quienes desean acercarse al Padre, sino para servirles comunicándoles la Verdad, guiándoles a una comunión más íntima con Yehováh mediante Yeshúa y el caminar en obediencia a la Toráh. Es nuestra responsabilidad  ayudarles a desarrollar su fe porque así podrán ser luz en un mundo sumido en tinieblas; de manera que llegado el momento, sean capaces de sellar su testimonio entregando su vida si fuere necesario.

En resumen…

Quienes hemos sido llamados por Yehováh para servir a Él primero y luego a sus seguidores y discípulos, dedicamos nuestro tiempo, talentos, recursos, experiencia, relaciones y demás, a proclamar su mensaje, a amar, modelar, discipular, instruir, apoyar y amonestar a todos aquellos que desean marchar por la senda estrecha de la obediencia a Yehováh tal como lo hizo Yeshúa. Y si bien dependemos de la provisión de nuestro Padre, sabemos que ésta llegará de corazones que valoran lo que reciben de Él por medio de nosotros y que al igual que los primeros discípulos, espontáneamente desearán compartir de sus recursos para que no haya necesidad en sus hermanos.


Los 10 Mandamientos

Vigencia de los 10 Mandamientos

Hoy más que nunca, el mundo necesita volver a los principios fundamentales que han guiado a la humanidad por siglos. Los Diez Mandamientos no son simples reglas antiguas, sino verdades atemporales que nos muestran cómo vivir con propósito, integridad y conexión con Dios.

1. Yo Soy Yehováh tu Dios

Vivimos en tiempos de relativismo, donde la moral parece ser una elección personal. Pero sin Dios como fundamento, los valores pierden sentido. Cuando el ser humano deja de reconocer a su Creador, se desconecta de su propósito y de su verdadera dignidad.

2. No a los Ídolos

Hoy en día, el éxito se mide por la riqueza y la fama. Admiramos más a quienes tienen dinero que a quienes tienen valores. Pero Yehováh nos llama a ponerlo a Él en el centro y no a dejarnos seducir por lo superficial.

3. No Usar el Nombre de Yehováh en Vano

Nada es más dañino que justificar el mal en nombre de Yehováh. La verdadera fe nunca aprueba el odio, la violencia ni la manipulación. Honrar Su nombre significa vivir con justicia y amor.

4. Un Día para Dios y para Ti – El Shabbat

El Shabbat (día de descanso) no es solo un mandato, ¡es un regalo! Es la oportunidad de desconectarnos del ruido del mundo para reconectarnos con Dios, con nuestra familia y con nosotros mismos. En un mundo lleno de distracciones, aprender a detenernos es esencial.

5. Respeto a los Padres

Hoy, la vejez es vista como una carga en lugar de un tesoro de sabiduría. Honrar a nuestros padres es un principio que nos enseña gratitud y humildad. Quienes nos dieron la vida merecen nuestro respeto y cuidado.

6. No Asesinarás

El mandamiento no solo habla de quitar una vida físicamente, sino de cualquier forma de violencia o injusticia que destruye a otro ser humano. Respetar la vida es un principio que protege a la humanidad de su propia autodestrucción.

7. Fidelidad y Compromiso – No adulterarás

En una cultura que glorifica el placer sin compromiso, el valor del matrimonio y la fidelidad ha sido minimizado. Pero la verdadera felicidad no se encuentra en la infidelidad o el placer momentáneo, sino en el amor basado en respeto y entrega.

8. No Robarás

Robar no es solo tomar lo ajeno, sino también ser deshonesto en el trabajo, engañar o no cumplir con nuestras responsabilidades. La integridad es clave en una sociedad que busca justicia.

9. No Mentirás

Las palabras tienen poder. La mentira, el chisme y la difamación pueden destruir vidas. Elegir la verdad y hablar con honestidad es un reflejo del carácter de Dios en nosotros.

10. No Codiciarás

La envidia nos hace sentir que nunca tenemos suficiente. Pero la clave de una vida plena no está en tener más, sino en aprender a valorar lo que ya tenemos y confiar en que Yehováh proveerá lo necesario.

Los Diez Mandamientos no son solo normas, son principios que nos llevan a una vida mejor, tanto a nivel personal como espiritual. Son la base de una sociedad justa y de una relación sana con nuestro Creador y con los demás.

Y tú… ¿Vives de acuerdo a estos principios?

Moises seleccionando lideres

¿Serías Digno? Las 4 Cualidades que Dios Busca en un Líder

ser veraz es mucho más que no decir mentiras. Es ser de una sola palabra; es mantener las promesas aún en daño suyo;

Leemos en Éxodo 18:13-24, que Yitro – Jetro, el suegro de Moshé, llegó al campamento trayendo consigo a la esposa de este y sus dos hijos. 

Al día siguiente Yitro se puso a observar lo que su yerno hacía, y luego de ver lo poco práctico que era, decidió darle una recomendación, a pesar de que Moshé no se la pidió.

escoge tú mismo entre todo el pueblo a hombres de valor, temerosos de Dios, hombres veraces, aborrecedores del lucro, y ponlos por príncipes de miles, príncipes de cientos, príncipes de cincuenta y príncipes de diez.
Y juzguen así al pueblo en todo tiempo. Y sucederá que todo asunto grave lo traerán a ti, pero todo asunto sencillo lo juzgarán ellos. Aligera así la carga sobre ti, y que la compartan contigo.
Exodo 18:21-22

Vale la pena comentar que esta organización sugerida por Yitro fue provisional, porque más tarde Yehováh instruiría a Moshé a nombrar 70 líderes escogidos que se convertirían en un cuerpo cuya responsabilidad sería interpretar y aplicar la Toráh para el pueblo. Este grupo llegó a ser conocido como El Sanhedrín.

Por ahora, Yitro le dio algunas pautas de suma importancia para que Moshé llevara a cabo la selección pertinente. Veamos las condiciones de los elegidos:

  1. Hombres de valor
  2. Temerosos de Yehováh
  3. Veraces
  4. Aborrecedores del lucro

Curiosamente, el apóstol Shaúl en sus cartas a Timoteo y a Tito, hace una lista de requisitos para los líderes de las asambleas, que incluyen estas mismas características además de otras que él consideró pertinentes. Veamos por qué esas característica son importantes:

Personas Valientes

Ser obediente a la Toráh, demanda valor porque, los parámetros establecidos por ella van diametralmente en contra de los estándares de las mayorías. De manera que para ser diferente se requiere la capacidad de soportar las críticas, las burlas, los desplantes y aún el abandono de quienes rodean a quien se decide por el camino angosto.

Yeshúa  afirmó que el Reino de los Cielos sufre violencia y solo los violentos lo arrebatan. Esto se refiere a la necesidad de violentarnos a sí mismos para renunciar a todo aquello  que sea de nuestro agrado, pero que se opone a la Toráh de Yehováh.

Temerosos de Yehováh

Esta expresión no se refiere al miedo, el cual resulta ser una emoción negativa y frustrante y paralizante. Se refiere mas bien al respeto que merece Yehováh porque Él es el Creador, Sustentador y Juez Supremo ante quien un día habremos de comparecer para dar cuenta de lo que hayamos hecho mientras estábamos en el cuerpo sea bueno o sea malo.

Es Yehováh quien determina el estado eterno de las personas y ante sus juicios justos no hay apelación. Una persona que teme a Yehováh, es consciente de Su Omnipresencia; es alguien que no necesita estar siendo observado por otros para hacer lo que la Toráh define como correcto. Es una persona consciente de que lo  que siembra es lo que se cosechará y por tanto cuida su camino, sus acciones, actitudes, sus intenciones y motivaciones porque los ojos de Yehováh se pasean constantemente por la tierra para examinar a todos los hijos de los hombres y al final dará su pago justo a cada quien.

Personas Veraces

Este mundo (kosmos – sistema) se halla bajo el maligno, quien es mentiroso y padre de mentira. Desde entonces la mentira ha sido la herramienta más utilizada para alcanzar los propósitos más egoístas y perversos. Yehováh en su esencia es la Verdad. Todo lo opuesto. Entonces, ¿aquellos que han de interpretar la Toráh para juzgar las acciones de otros no deben ser veraces en su esencia también? Por supuesto que si! 

Pero ser veraz es mucho más que no decir mentiras. Es ser de una sola palabra; es mantener las promesas aún en daño suyo; es ser íntegro (sin faltantes); es ser sincero manteniendo una sola faz y una sola posición ante los hechos. Una persona veraz, está fundida de manera sólida con la Toráh de Yehováh en todos los sentidos.

Aborrecedores del Lucro

La filosofía circundante del presente nos grita a voces que lo que debemos perseguir es la riqueza, porque poseyéndola, lo tendremos todo: respeto, poder, placeres, salud y en general una vida fácil. Nada más falso! Quienes hacen de las riquezas el objetivo de sus vidas, están vendiendo su alma y haciéndose esclavos de todo lo que el mundo ofrece.

Es muy común la frase: “todo el mundo tiene su precio”, cuando los corruptos tratan de sobornar a otros para lograr sus propósitos:

Los regalos abren paso al hombre, y lo conducen ante la presencia de los grandes. Proverbios 18:16

Sin embargo, quienes nos declaramos hacedores de la Toráh y seguidores de Yeshúa, debemos aborrecer el lucro, es decir, las ganancias como lo más importante en la vida. ¿En que sentido? ¿Es malo hacer negocios? No. Pero cuando el lucro, se convierte en la motivación de las relaciones, de los servicios, o de las actividades en general, entonces nuestro corazón está manchado y ya no podremos actuar desinteresadamente, porque el afán de ganancia cegará nuestros ojos impidiéndonos hacer un buen juicio de las personas y los hechos.

Para Moshé no debió ser fácil hallar personas con tales características, pero seguramente pudo hacerlo. El punto final de todo esto es:

Si tú hubieras estado entre el pueblo de Yisrael en aquellos días, ¿habrías sido seleccionado?

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¿Vives para trabajar para seguir viviendo…?

Cuando no hay una clara motivación para ganar algo más que el sustento y pagar los compromisos, es decir para alcanzar algo más allá de esto, todo pierde su sentido.

Los egipcios comenzaron a hacer que los israelitas realizaran labores designadas a destruir sus cuerpos. Éxodo 1:13

Con el objetivo de mantener a los hebreos ocupados para que no tuvieran tiempo de pensar sobre las palabras de Moshé anunciando su libertad, el faraón decretó que de ese momento en adelante, los esclavos hebreos tendrían que recolectar su propia paja, manteniendo su cuota previa de ladrillos. ¿Por qué el faraón no duplicó simplemente la cuota de ladrillos? De esa forma, habría forzado a los hebreos a trabajar más duro y se habría beneficiado de la producción doble.

La Toráh describe esta labor en Egipto como “avodat parej”, es decir, trabajo que destruye a la persona. Avodat parej se define como el trabajo que no tiene propósito y se asigna simplemente para mantener a un esclavo ocupado.

La Toráh específicamente nos prohibe hacer que un sirviente hebreo trabaje de esa manera:

No gobernarás sobre él (un siervo) con dureza; respetarás a ‘Elohim Levítico 25:43

El faraón se dio cuenta de que nada desanima tanto a una persona como ver que su trabajo no tiene propósito alguno, y que no produce algo de lo que pueda sentirse satisfecho y orgulloso. Por eso tenía a los esclavos hebreos construyendo ciudades sin parar.

El trabajo puede ser estimulante, gratificante y ennoblecedor, pero sólo cuando es un trabajo con sentido, un trabajo con una meta. Pero el trabajo sin sentido sólo sirve para destruir el espíritu de una persona.

Robert Kiyosaki, popularizó la expresión: “La carrera de la rata” en su libro Padre Rico, Padre Pobre, haciendo referencia a un ciclo de trabajo repetitivo y agotador, en el que las personas trabajan constantemente para alcanzar metas financieras, profesionales o materiales, pero sin sentir que logran una verdadera libertad o satisfacción.

Dicha expresión, es una metáfora para describir la lucha constante por sobrevivir económicamente, pagar deudas o cumplir expectativas sociales, mientras se tiene la sensación de no avanzar realmente en la vida, como si estuvieran corriendo en una rueda de hámster (ratón) sin llegar a ningún lado.

Nosotros podemos quedar atrapados en un círculo vicioso sin ningún propósito, aparte de mantenernos trabajando para ganar suficiente pan para tener fuerza para seguir trabajando otro día, para ganar más pan… El resultado es una vida sin sentido.

Cuando no hay una clara motivación para ganar algo más que el sustento y pagar los compromisos, es decir para alcanzar algo más allá de esto, todo pierde su sentido. Por eso tantos retirados se deprimen, e incluso se suicidan, al dejar de trabajar.

Aquellos que tenemos la Toráh, tenemos el potencial para vencer esta dificultad, porque nos damos cuenta que todo lo que hacemos tiene un efecto en el Reino que está por venir. Saber esto, nos proyecta más allá de la existencia en esta tierra y le da significado y valor a todas las actividades de la vida; porque mientras más grande es el propósito y la meta, más significativo es el esfuerzo:

Sea cual sea el trabajo que realicen, esfuércense en él, como quienes sirven no sólo a otras personas, sino al Señor. Colosenses 3:23 (Complete Jewish Bible)

En un comienzo, Yehováh le dijo a Moshé que le dijera al faraón que los hebreos saldrían de Egipto para tres días de celebración y sacrificios en el desierto. No se le comunicó que la intención real era partir, porque de esta manera él podría ejercer su libre albedrío. Si se le hubiera dicho que los hebreos querían irse para siempre, nunca hubiera dado la autorización para ello.

A los israelitas, por otra parte, se les tenía que decir claramente el plan completo sobre su partida, a pesar de que la idea de tener que conquistar la tierra podría darles miedo; pero la gran meta poseer la tierra les daba fuerzas para enfrentar todas las dificultades que implicaría su éxodo.

Así es todo en la vida, y de lo anterior, podemos aprender una gran lección: Nunca perdamos de vista que todo lo que hacemos tendrá una recompensa de parte de nuestro buen Señor, siempre y cuando lo hagamos de todo corazón. Mas si no experimentamos pasión al realizar nuestras labores, es tiempo de detenernos y reflexionar para examinar nuestros motivos, pues no vale la pena hacer nada desganadamente:

Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada. Jeremías 48:10

Esta maldición fue para aquellos que teniendo que llevar a cabo el juicio de Yehováh sobre Moab, se negaron a hacerlo. Pero esto nos permite percibir que en cualquier instrucción que nos da nuestro Padre eterno, espera de nosotros diligencia, empeño y buena voluntad de nuestra parte.

Para apreciar verdaderamente el significado de nuestras actividades cotidianas y de las que consideramos espirituales que constituyen nuestro servicio a Elohim, debemos estar constantemente conscientes de nuestra meta última que es perfeccionar el mundo a través de cumplir con la voluntad de Él, para poder escuchar de nuestro Señor la palabras:

Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mateo 25:23


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Vence el Estrés

El estrés aparece cuando sentimos que nuestros recursos o capacidades personales están siendo superados, o que tenemos que enfrentar situaciones nuevas o indeseables.

Ciertamente el mundo está cambiando significativamente. Escuchamos muchas noticias desalentadoras, y no sabemos si estamos adecuadamente preparados para enfrentar tales desafíos y mantener la paz en nuestros corazones.

No es fácil identificar que estamos estresados y nos cuesta aceptar que las situaciones que enfrentamos están teniendo efectos adversos en nuestra salud.

El estrés es la respuesta sico-física que damos a los desafíos que nos presenta la vida. Aparece cuando sentimos que nuestros recursos o capacidades personales están siendo superados, o que tenemos que enfrentar situaciones nuevas o indeseables.

Algunas posibles señales de estrés

Presta atención a los siguientes síntomas, ya que podrían ser una evidencia de estar bajo estrés:

  • Fatiga o cansancio
  • Deseo de comer cosas crujientes y saladas
  • Falta de memoria
  • Falta de deseo sexual
  • Cambios bruscos en el estado de ánimo
  • Rutina sedentaria o falta de ejercicio

Tengamos en cuenta que el miedo y la ansiedad son reacciones naturales que debemos aprender a manejar porque nos ayudan a enfrentar ciertas situaciones de la vida. Pero cuando tales emociones se salen de nuestro control, nos convertimos en sus víctimas y dejan de sernos útiles.

Claves para aprender a manejar el estrés

  • Identifica tus pensamientos. Es importante distinguir entre un pensamiento distorsionado y uno ajustado a la realidad. Cuando nos decimos cosas como: “esto nunca  se va a solucionar” o: “no soy capaz de afrontarlo”, etc., estamos distorsionando la situación y necesitamos cambiar ese disurso.
    “Nos nos ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana… antes bien en Yeshúa somos más que vencedores… Entonces puedes decirte: “me siento preocupado”; “estoy triste”; “me cuesta afrontar esto”, etc., que son pensamientos ajustados a tu realidad, cambiando así tu dialogo interno. Afrimar pensamientos como: “mañana será un día mejor” – “lo estoy enfrentando bien”, “no soy la única persona pasando por esto“, te ayudará a navegar ese tiempo de tormenta temporal. Para ayudarte en esto, no hay mejores palabras o de más aliento que las promesas de Yehováh, nuestro Padre, porque están cargadas de esperanza y firmeza: “No te dejare, ni te desampararé”. La meditación y la memorización son herramientas que reorientan los pensamientos y por lo tanto las emociones.
  • Busqueda de apoyo. Necesitamos acudir a quienes creemos que pueden darnos consejos adecuados o palabras de aliento. Esto nos sirve para exteriorizar la tensión, desahogarnos y para escuchar alternativas de solución diferentes, que seguramente no hemos considerado. Además la buena compañía nos proporciona momentos para conversar sobre otros temas agradables que nos producirán descanso.
  • Delegar y pedir ayuda. Al reconocer nuestras limitaciones naturales seremos capaces de deshacernos de responsabilidades por un tiempo determinado. Así podremos aligerar la carga del estrés para concentrarnos en lo más difícil. Por ejemplo, delegar el arreglo de la casa, buscar apoyo para atender los hijos, etc.
  • Ejercicio físico. La ansiedad se libera con actividad física. Lo ideal es que el ejercicio forme parte de nuestras rutinas diarias y no que sea solamente un medio de escape en momentos críticos. El ejercicio junto con una buena dieta y tiempo apropiado de descanso son cosas imprescindibles para mantener el bienestar general.
  • Procurar lo que produce sensación de bienestar. Hay situaciones en las que tenemos el control o no generan certidumbre. Por ejemplo: la compañía de una mascota, un buen baño al final del día, interpretar o escuchar música o una caminata al aire libre; tanto la compañía de una persona como una actividad, pueden servirte de bálsamo.
  • Aprende a respirar. Respirar de manera pausada y profunda inhalando el aire y expulsándolo luego lentamente. De esta manera ayudamos a oxigenar la sangre y a tranquilizar el ritmo cardíaco, entre otras muchas cosas. Investiga sobre técnicas de respiración y practícalas de manera regular. Encontrarás una puerta a una vida más tranquila, y lo mejor de todo: ¡Es gratis!

Una alimentación adecuada trae paz

Para fortalecer las glándulas suprarrenales que son las más afectadas por el estrés, es importante la ingesta de sal y de vitamina C. Pero no hablamos de la sal blanca refinada, sino de sal marina o rosada, que contienen abundantes trazas naturales de minerales.

El estrés acidifica nuestro organismo por eso es importante una dieta alcalina de vegetales y frutas; verduras de raíz, algas, pescado y grasas saludables.

La buena hidratación permanente es esencial, por supuesto lo ideal es utilizar agua alcalina.

El consumo de aguas aromáticas o tés de plantas tranquilizantes como ginseng, regalís o licorice, rodeola, valeriana y pasiflora promueven el descanso y te ayudan a conciliar el sueño.

Todo lo anterior son recursos que tenemos a la mano; pero lo más importante es la paz que resulta de una relación vibrante y activa con Yehováh, nuestro Padre y Creador. Es Él quien da sentido a nuestra vida y a las tareas que hemos de realizar mientras estamos en este mundo.

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¿Juicios Divinos? o… ¿Advertencias?

Piensa: ¿Acaso no se requiere de más fe para creer que la naturaleza que nos rodea apareció por azar con el paso de billones de años, que aceptar que hubo una Mente diseñadora que lo puso todo en orden y lo mantiene funcionando así?

Plantearé una pregunta clave: ¿Realmente crees que los desastres naturales que estamos presenciando son simplemente el resultado del manejo irresponsable que el hombre ha hecho de la naturaleza, causando el famoso “calentamiento global”? O dejas el margen para considerar que quizás Yehováh el Creador y Dueño de la Tierra que habitamos, está tratando de advertirnos algo…

La arrogancia del ser humano ha alcanzado niveles nunca vistos. Su jactancia respecto de la tecnología y pseudo-ciencia que proclama, le ha llevado a formular respuestas no solo erradas sino que requieren de más fe para aceptarlas, que las verdades reveladas en las Escrituras.

Piensa: ¿Acaso no se requiere de más fe para creer que la naturaleza que nos rodea apareció por azar con el paso de billones de años, que aceptar que hubo una Mente diseñadora que lo puso todo en orden y lo mantiene funcionando así? Por supuesto que si! La complejidad de los procesos de la naturaleza, el diseño y función de cada especie animal y aún nuestros propios cuerpos, son testimonios silenciosos pero suficientemente poderosos para atestiguar que no fue la “madre naturaleza” o la “pachamama” la que hizo todo esto, sino Yehováh el Creador y por derecho Juez del Universo.

La razón por la cual los seres humanos prefieren atribuir todo a la “evolución espontánea”, es su rechazo a reconocer que hay una Autoridad Suprema ante quien tendremos que rendir cuentas un día. Y… ¿es que acaso por hacer tal decisión cómoda, automáticamente desaparece toda responsabilidad? NO! de ninguna manera…

Podríamos pensar que el hecho de que no haya juicios sobrenaturales, similares al fuego y azufre que cayeron sobre Sodoma y Gomorra o a las plagas que vinieron sobre Egipto, es evidencia que no hay un Ser en control. Pero estaríamos muy equivocados. Yehováh llama la atención de Su pueblo por medio de fenómenos naturales, tal y como lo declara en los siguientes versos de Amos 4:

  • Primero enviando hambruna: 6 Aunque os dejé con los dientes limpios en todas vuestras ciudades, y faltos de pan en todas vuestras aldeas, no os volvisteis a Mi, dice Yehováh.
  • Luego sequía: 7 Os retuve la lluvia tres meses antes de la siega, e hice llover en un pueblo sí y en otro no, y en una parcela llovía, y otra sin lluvia se secaba, 8 y de dos o tres pueblos iban a otro para beber agua, y no se saciaban, pero no os volvisteis a mí, dice Yehováh.
  • Luego plagas en los cultivos: 9 Os herí con tizón y con añublo , y la 1 2 langosta devoró vuestros huertos y vuestras viñas, y vuestras higueras y vuestros olivares, pero no os volvisteis a mí, dice Yehováh.
  • Luego pestes o enfermedades contagiosas: 10 Os envié la peste que envié sobre los egipcios, maté a espada a vuestros jóvenes junto con lo mejor de vuestra caballería, e hice que el hedor de vuestro campamento subiera a vuestras propias narices, pero no os volvisteis a mí, dice Yehováh.
  • Luego plagas desastres naturales: 11 Os destruí como ’Elohim destruyó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como un tizón salvado del fuego, pero no os volvisteis a mí, dice Yehováh.

Es claro pues, que Yehováh usa medios naturales para invitarnos a reflexionar sobre nuestros caminos, pero la mayoría no lo entiende así, porque teniendo ojos no ve, y teniendo oídos no oye. Shaúl (Pablo), en Romanos 1:20-32 presenta una verdad que deja sin argumento a quienes se burlan de la existencia de Yehováh:

…las cosas invisibles de Yehováh, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, entendiéndose por medio de las cosas hechas, de modo que [los hombres] no tienen excusa.
Porque habiendo conocido [las evidencias de la existencia de] Yehováh, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se entregaron a vanas especulaciones, y su necio corazón fue entenebrecido. Alegando ser sabios se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Creador incorruptible, en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Por esto Yehováh los entregó a las pasiones de sus corazones y a la inmundicia, para que deshonraran sus mismos cuerpos entre sí. Éstos cambiaron la verdad de Yehováh por la mentira, y reverenciaron y sirvieron a la criatura antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por eso Yehováh los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus hembras cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y del mismo modo también los varones, dejando el uso natural de las hembras, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos varones con varones, y recibiendo en sí mismos la debida recompensa de su extravío.
Y como no quisieron reconocer a Yehováh, los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia, perversidad, avaricia, maldad; colmados de envidia, homicidio, contienda, engaño, malignidad.
Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de cosas malas, desobedientes a los progenitores, necios, desleales, sin afecto natural, despiadados; quienes, habiendo entendido el pronunciamiento de Yehováh: que los que practican tales cosas son dignos de muerte; no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

No. No estás leyendo los titulares del periódico de hoy, sino las Escrituras! Es impresionante cómo esta descripción corresponde a las características de la sociedad que nos rodea. Por eso llegarán los juicios de Yehováh para poner fin a todo lo que el hombre ha generado al apartarse de Él.

Pero antes de tales juicios, Yehováh envía advertencias porque no desea que ninguno perezca en su maldad, sino que se vuelvan de sus caminos perversos, religiosos, hipócritas, engañosos y demás, a la verdad de Su Palabra que nunca ha perdido vigencia. Es su misericordia la que permite tales advertencias.

¿Te das cuenta que la pérdida de vidas en estos últimos eventos ha sido mínima? Aunque la gente pierda sus posesiones materiales, lo más preciado que es su vida, les es dejada en la mayoría de las veces intacta, porque Yehováh espera que reaccionen y se vuelvan a Él:

Por tanto, oh Yisrael, así voy a hacer contigo, y porque voy a hacer esto contigo, ¡disponte a encararte con tu ‘Elohim, oh Yisrael! El que formó los montes y creó el viento, El que descubre al hombre sus pensamientos, El que hace salir la aurora de las tinieblas, y pisa sobre las alturas de la tierra, se llama Yehováh ’Elohey Sebaot. Amós 4:12-13

Sea Yehováh dándonos la capacidad de discernir Su Presencia y Su poder en acción a través de los eventos que suceden y seguirán sucediendo cada vez con mayor intensidad, hasta llegar al clímax cuando ya no será posible detener sus juicios terribles tal y como han sido anunciados.

Asimilación Cultural

Y Tú… ¿Ya te asimilaste?

Yosef no fue el primero en enfrentarse al problema de la asimilación cultural, venciéndolo con éxito.

Ante todo, precisemos la expresión: Asimilación Cultural. Es el proceso mediante el cual una persona o grupo adopta, de manera parcial o total, las costumbres, valores, normas, idioma y comportamientos de otra cultura, a menudo dominante o diferente a la suya. Este proceso puede ser voluntario, como una forma de integración, o resultado de presiones sociales, económicas o políticas. Aunque facilita la convivencia y la adaptación en un nuevo entorno, también puede implicar la pérdida o dilución de la identidad cultural original.

Yosef en Egipto

Yosef no fue el primero en enfrentarse al problema de la asimilación cultural, venciéndolo con éxito. Abraham, Yitsjak (Isaac) y su padre Israel (Ya’akov), habían sido capaces de mantener su identidad y su lealtad a Yehováh, a pesar de estar rodeados de gente pagana.

¡Ahora Yosef estaba solo! Por supuesto que Yehováh estaba con él; pero no había nadie más de su familia; sin embargo fue capaz de mantener sus valores y su confianza en ‘El, Elohim de sus padres, lo cual se hace evidente cuando les dice a sus hermanos durante su primer encuentro después de 17 años:

Yo temo a Elohim (Dios) Genesis 42:18

Yosef no solo no había asimilado, sino que influyó en quienes estaban cerca de él, lo cual es evidente cuando en el segundo viaje, al retornar el dinero al siervo de Yosef, este lo recibe y dice a sus hermanos:

Paz a vosotros, no temáis.  Vuestro ‘Elohim, el ‘Elohim de vuestro padre os dio un tesoro escondido en vuestros costales; vuestra plata llegó a mi. Génesis 43:23.

Así a pesar de que Yosef lucía externamente como un egipcio, hablaba la lengua egipcia y tenía un nombre egipcio: Tsafnat Panéaj, nunca dejó de ser Yosef, el hijo de Ya’akov. Pensemos: una vez establecido en Egipto, Yosef podría haberse olvidado de su familia y de sus creencias; después de todo, le habían rechazado fríamente vendiéndolo como si no fuera de la familia; sin embargo, mantuvo su identidad.  Esta convicción, es lo que dirige las acciones de Yosef aún respecto de su familia.

¿Y tú, ya te asimilaste?

No eres del mundo; porque fuiste “sacado de Egipto” cuando aceptaste someterte a Yeshúa el Mesías. Pero…  si vistes siguiendo la moda del mundo, hablas como cualquier persona del mundo, comes lo que todo el mundo come, tus metas son las que establece el mundo (dinero, buen nombre y poder), si la manera en que haces tus negocios es la misma del mundo que te rodea y además celebras las fiestas del mundo y sus tradiciones entonces, la respuesta es un lamentable SI. ¡HAS SIDO ASIMILADO!