Financial freedom websize

Puedes transformar tu realidad financiera

Todo lo que hacemos hoy —actividades legales y honestas— es posible gracias a las capacidades, talentos, habilidades y relaciones que Yehováh nos ha permitido desarrollar.

Uno de los primeros actos de obediencia que Yehováh demanda a Su pueblo es “recoger” (cosechar y apartar) tanto los primeros frutos de la cosecha como aquellos producidos por su trabajo con los animales, para ayudar con los gastos de la Casa de Yehováh (Templo), para compartirlos con personas en necesidad y para ayudar con el sostenimiento de los levitas, quienes se dedicaban a tiempo completo al servicio de los asuntos de Su Casa (Templo). Surge entonces una pregunta natural: dado que en el presente la mayoría no nos dedicamos a la agricultura ni a la cría de animales, ¿sigue este mandamiento teniendo validez? De ser así, ¿cómo podemos obedecerlo?

En el mundo actual, es imposible vivir sin algún tipo de ingreso periódico, ya sea salario, renta, donativo o cualquier otra forma de sustento. Cabría preguntarnos, entonces, si estos ingresos pueden equipararse a los beneficios que se obtenían de la tierra y el ganado, los cuales eran reconocidos como bendición de Yehováh para Su pueblo trabajador y fiel.

Todo lo que hacemos hoy —me refiero a actividades legales y honestas— es posible gracias a las capacidades, talentos, habilidades y relaciones que Yehováh nos ha permitido desarrollar. Por lo tanto, ¿no son las ganancias o beneficios resultantes del ejercicio de esos dones igualmente bendiciones Suyas? Y si concluimos que sí lo son, entonces, ¿no tenemos también la responsabilidad de cumplir de la mejor manera este mandamiento?, porque al hacerlo estamos reconociendo a Yehováh como su fuente principal.

Un poco de historia

Una vez que el pueblo de Israel entró en la tierra prometida y recogió sus primeros frutos, tuvo que presentarse ante Yehováh y declarar delante del sacerdote:

«3 …Hoy declaro ante Yehováh tu Dios, que he entrado en la tierra que Yehováh juró a nuestros padres que nos daría… 4 Y el sacerdote tomará el cesto de tu mano y lo mecerá delante del Altar de Yehováh tu Dios… 10 Y ahora, he aquí traigo las primicias del fruto del suelo que me diste, oh Yehováh. Y lo colocarás delante de Yehováh tu Dios, y te postrarás delante de Yehováh tu Dios». Deuteronomio 26:3,4,10

Pero no era esto solamente lo que la gente de Israel debía separar como muestra de gratitud a Yehováh. También debía poner aparte una provision para los necesitados de su pueblo:

«He apartado lo consagrado de mi casa, y se lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me mandaste; no he quebrantado tus mandamientos ni me he olvidado de ellos».
Deuteronomio 26:13

¡Espera! Aquí no solo se habla de apartar lo consagrado para Yehováh, las primicias que se entregaban a los sacerdotes, sino de proveer además para el extranjero, el huérfano y la viuda. ¡Esto es profundamente significativo! Es un llamado a la generosidad en general y al desapego de lo material.

Si no obedecemos estas instrucciones, tendremos muy poca base escritural para esperar las bendiciones de Yehováh en nuestras finanzas.

Hablemos del controvertido “Diezmo”

Yehováh prometió que si le obedecemos apartando la décima parte de lo que obtenemos mediante el uso de las habilidades y talentos que Él nos dio, detendrá al devorador para beneficio nuestro:

“¡Traed todos los diezmos a la tesorería (de la Casa de Yehováh – Templo) y haya alimento en Mi Casa! Y probadme luego en esto, dice Yehováh Sebaot, si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Os alejaré al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra ni os hará estéril la vid en el campo, dice Yehováh Sebaot.”
Malaquías 3:11

Por lo cual, despreciar o ignorar estas instrucciones, trae consecuencias. Si fallamos en apartar la porción que le corresponde a Yehováh (el diezmo), y la que corresponde a quienes están en necesidad, estamos quebrantando el pacto que tenemos con Él; como resultado, no solo se ve afectado el desarrollo de los ministerios, sino que también sufren quienes sirven en ellos, así como las viudas, los huérfanos y los extranjeros. Mas no por descuido de Yehováh, sino porque quienes deberíamos ser canal de ayuda para todos ellos, cerramos nuestro corazón y retenemos lo que no nos pertenece. Así caemos bajo maldición y damos al devorador la base legal para dañar nuestras finanzas.

Aunque Yeshúa nos liberó del justo veredicto de culpa que pesaba sobre nosotros por quebrantar la Torá, no nos eximió de la responsabilidad de seguir Su ejemplo, viviendo una vida apartada de los patrones de este mundo. Cuando reconocemos que estamos pecando en alguna área, es nuestro deber arrepentirnos y volver a la obediencia.

Esto aplica también en el ámbito financiero. Al separar nuestro diezmo —la porción de nuestros ingresos que le pertenece a Yehováh—  nos estamos volviendo a Él y Él se vuelve a nosotros:

«Volveos a mí, y Yo me volveré a vosotros», dice Yehováh de los ejércitos. «Pero vosotros decís: “¿En qué hemos de volvernos?”. ¿Robará el hombre a ’Elohim? Pues vosotros Me habéis robado. Y decís: “¿En qué te hemos robado?”. ¡En los diezmos y en las ofrendas! Sois malditos con maldición, porque vosotros, la nación entera, Me habéis robado».
Malaquías 3:7-9

Un corazón agradecido, comparte con quienes están en necesidad

¿Qué hacen nuestros hermanos de Y’hudah?

Dentro del judaísmo, encontramos una profunda sabiduría en la práctica de la Tzedakáh. Este término, que comúnmente se traduce erróneamente como ‘caridad‘, significa en realidad justicia social o rectitud. No se trata de hacer una mera donación voluntaria, sino de un mandamiento obligatorio (mitzvá) que busca restaurar la justicia y el equilibrio en la comunidad. Es considerado un precepto tan fundamental que, según la tradición, quien se niega a cumplirlo demuestra una desconexión tan grave de los valores esenciales del pueblo judío que incluso se llega a dudar de la autenticidad de su fe y de su legado. Algunos sabios afirmaron que la Tzedakáh equivale a todos los mandamientos juntos, y quien no la practica es comparable a un idólatra, pues pone su confianza en las riquezas en lugar de en Dios.

Con razón Yeshúa afirmó:

«…donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón».

Este principio se refuerza en el Nuevo Testamento (Brit Hadashá), donde se señala que si no damos al ver a un hermano en necesidad material, es dudoso que el amor de Yehováh more en nosotros:

«…el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano en necesidad, y cierra su corazón contra él, ¿cómo morará el amor de Dios en él?».
1 Juan 3:17

Por supuesto, Yehováh recompensa la compasión y la generosidad. Promete que cuando damos a los pobres, necesitados, viudas y huérfanos, Él nos retribuirá:

«El que da al pobre presta a Yehováh, y Él le recompensará».
Proverbios 19:17

Entonces… ¿Qué podemos hacer con los diezmos?

Antes que todo, es necesario entender que la práctica del diezmo es ante todo un testimonio para quien lo entrega. Sí, porque al hacerlo está reconociendo que sus capacidades vienen de Yehováh.

Originalmente, el diezmo se entregaba en la Casa de Yehováh (el Templo) para su mantenimiento y para sostener a levitas y sacerdotes. Sin embargo, con el tiempo, muchos sacerdotes se corrompieron, y lo recibido ya no bastaba para saciar su codicia. Por eso, en tiempos de Yeshúa, la casta sacerdotal estableció negocios de cambio de moneda y venta de animales en los patios del Templo, lo que provocó que Yeshúa los expulsara, acusándolos de convertir la Casa de Su Padre en cueva de ladrones:

«…y Yeshúa entró en el Templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y les decía: “¿No está escrito: ‘Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones’? Pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones”».
Marcos 11:15-17

Tras la destrucción del Templo de Herodes en el año 68 d.C. ya no hubo lugar para llevar los diezmos. ¿Diriamos entonces que “nos libramos” de tal responsabilidad? Al responder que sí, estamos mostrando que no hemos entendido el propósito de esa instrucción, ¿recuerdas cuál es? Reconocer que todo viene de Yehováh y mostrarle gratitud y honra. La pregunta entonces persiste: ¿Qué debemos hacer con la porción que separamos para Yehováh?

Personalmente veo dos opciones:

  1. Atendiendo a lo que dijo Yeshúa a sus discípulos cuando los envió en misión: «El obrero es digno de su salario» (Lucas 10:7) es perfectamente lícito y apropiado usarlo para dar apoyo financiero a quienes nos guían y nos dan soporte espiritual.
  2.  Utilizarlo también para dar ayuda a los necesitados: La viuda, el huérfano, el extranjero… es decir a personas que están en real necesidad.

Seguramente habrá situaciones que dificultarán apartar el diezmo completo. En tales casos, debemos hacer lo posible dentro de nuestras limitaciones. Lo importante es que no haya excusa para dejar de compartir las cargas de quienes sirven a Yehováh, o para no ayudar a quienes están en necesidad. Y aunque estuviésemos en una situación financiera difícil, como Pedro al paralítico, deberíamos estar dispuestos a decir:

«No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy» (Hechos 3:6).

Entonces finalmente, te invito a reflexionar y a considerar: ¿Qué puedo dar? ¿Cómo puedo ayudar? ¿De qué manera puedo mostrar gratitud a Yehováh y a Yeshúa? Ora y permite que Yehováh te guíe al respecto.

Lo cierto es que en los tiempos que nos ha correspondido vivir, no podemos endurecer nuestro corazón, ni poner nuestra confianza en el dinero; porque está profetizado que llegará el momento en que no podremos usarlo (ni comprar, ni vender) y entonces será tiempo de cosechar lo que hayamos sembrado:

  • Salmo 41:1
    «Feliz quien atiende al desvalido, Yehováh lo salvará en el día de la adversidad.»

  • Isaías 58:7-8
    «¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras…? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto…»

  • Mateo 25:40 (palabras de Yeshúa)
    «En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.»

¡Shalom!


Bla bla bla

Construye tu Credibilidad

Cuando cumplimos lo que hemos dicho, edificamos una vida marcada por la confianza y el buen testimonio como hijos de la Luz.

Una de las grandes tragedias de nuestra generación es la falta de confiabilidad en las personas. Con demasiada facilidad hacemos compromisos sin la verdadera intención de cumplirlos, olvidando que cada palabra dicha construye o destruye nuestro carácter, nuestra credibilidad y la reputación que dejamos ante los demás.

En la parashá de esta semana, Yehováh nos recuerda con firmeza:

“Lo que salga de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme prometiste a Yehováh tu Elohim…” Deuteronomio 23:23 (23:24 en versiones hebreas)

Aunque el texto se refiere directamente a los votos hechos a Yehováh, el principio va más allá: nos enseña lo que se espera de nosotros en toda relación humana.

Las Escrituras están llenas de advertencias acerca del poder y la responsabilidad de la lengua:

  • Yehováh destruirá todos los labios lisonjeros y la lengua que habla jactanciosamente.” Salmo 12:3
  • “Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.” Salmo 34:13
  • “La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.” Proverbios 15:4
  • “El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.” Proverbios 21:23
  • “Sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” Mateo 5:37
  • “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”  Mateo 12:36-37

Cuando cumplimos lo que hemos dicho, edificamos una vida marcada por la confianza y el buen testimonio como hijos de la Luz. Esa fidelidad interior produce satisfacción y forja un carácter digno de respeto. Y al mismo tiempo, Yehováh es honrado, porque quienes nos rodean reconocen en nosotros a sus hijos.

Lo contrario también es cierto: romper la palabra empeñada destruye nuestra imagen, menosprecia el Nombre de Yehováh y nos hunde en la pérdida de autoestima y en la ruina del carácter.

Un escritor hebreo expresó sabiamente:

“Cuando valoras lo que dices —sea mucho o poco—, estás declarando cuán importante es tu palabra.”

Por eso, la próxima vez que pronuncies algo, asegúrate de cumplirlo. Tu obediencia honrará a Yehováh y te honrará a ti mismo, porque tu palabra será reconocida como digna de confianza.


San Gottardo tunnel

Los Disfraces del Ocultismo

Lo que la Toráh llama abominación, hoy millones de jóvenes lo siguen en TikTok como una moda inofensiva.

Acaso has notado cuántas series, películas y videojuegos giran alrededor de vampiros, zombis, brujería y “gobernadores de las tinieblas”? Incluso muchos superhéroes —antes modelos de virtud— hoy libran batallas “místicas” que romantizan poderes de oscuridad. El ocultismo ya no se presenta como peligro, sino con ropajes intelectuales y elegantes: “energías”, “poderes psíquicos”, “fenómenos paranormales”. Lo que la Escritura llama acciones de huestes espirituales de maldad, nuestra cultura lo empaqueta como entretenimiento o “ciencia alternativa”. Nada de esto es nuevo: estas fuerzas han existido desde antes de que el primer hombre pisara la tierra.

Una contradicción absurda

Mientras la ciencia y la tecnología alcanzan hitos impensados, crece el interés por lo esotérico. Datos recientes muestran que 3 de cada 10 adultos en EE. UU. consultan al menos una vez al año la astrología, el tarot o a los adivinos, y alrededor de 27% cree en la astrología (Pew Research, mayo 21, 2025).  Esto no es un fenómeno marginal ni exclusivo de “no religiosos”; ya en 2018 Pew había reportado que 6 de cada 10 estadounidenses aceptaban al menos una creencia de “Nueva Era” (psíquicos, energía en objetos, reencarnación o astrología). 

Exposición desde la niñez

Desde tierna edad hemos sido expuestos a horóscopos, a “juegos inocentes” de magia, a la adivinación, a la lectura del cigarrillo o de la mano. Hoy, caricaturas, historietas y películas familiares normalizan la hechicería y otros contenidos contrarios a las Escrituras, presentándolos como una diversión inofensiva.

En este contexto surge también “WitchTok”, una tendencia dentro de la red social TikTok que reúne miles de millones de visualizaciones en videos de hechizos, tarot, astrología, cristales mágicos y rituales. Lo que antes estaba escondido en libros de ocultismo hoy se presenta como diversión juvenil o estilo de vida alternativo, y de esta manera muchos adolescentes y jóvenes consumen tales contenidos como entretenimiento sin notar que son puertas abiertas a las esferas oscuras del engaño espiritual y una preparación cultural para aceptar lo que la Escritura llama abominación.

Ceremonias públicas y controversias recientes

No se trata solo de pantallas. Eventos masivos han incorporado simbología que muchos perciben como abiertamente blasfema u “ocultista”. En 2024, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París incluyó un escenario que evocó La Última Cena, lo que provocó críticas del Vaticano y sectores cristianos; los organizadores discretamente se disculparon por la ofensa causada. 

Otro ejemplo contundente fue la inauguración del túnel de San Gotardo en Suiza (2016). Con más de 600 actores, la ceremonia incluyó escenas grotescas, figuras semidesnudas, máscaras demoníacas y la aparición de un “hombre-cabra”, símbolo asociado a Bafomet. Aunque los organizadores lo justificaron como “arte cultural” inspirado en mitos alpinos y en el sacrificio humano durante la construcción, la connotación satánica era evidente a los ojos de millones de espectadores. Con el tiempo, este espectáculo se difundió en redes atribuyéndolo erróneamente a la inauguración del CERN, lo cual es falso. No obstante, el hecho real confirma hasta qué punto el ocultismo ha dejado de ser clandestino para mostrarse con beneplácito oficial bajo el disfraz de entretenimiento.

¿Qué está pasando en el corazón?

C. S. Lewis advirtió que hay “dos errores iguales y opuestos respecto a los demonios: negar su existencia o interesarse en ellos de modo insano” (Cartas del diablo a su sobrino).  Nuestra generación hace ambas cosas a la vez: racionaliza lo espiritual cuando conviene y, al mismo tiempo, se sumerge en prácticas que abren puertas a la esclavitud.

La voz de la Toráh

“No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o su hija por el fuego, ni quien practique adivinación ni hechicería, ni sortílego, ni encantador, ni médium, ni evocador de muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable a Yehováh…”
Devarim/Deuteronomio 18:10-12

La instrucción es clara. La curiosidad por “lo oculto” conlleva el riesgo real del engaño y, con él, cadenas difíciles de romper.

Consecuencias en la vida real

No hablamos solo de teoría. Muchos hogares se han fracturado cuando, por celos o inseguridades, uno de los cónyuges consultó adivinos o trajo “amuletos de buena suerte” a casa. Esos objetos y rituales abren puertas espirituales: se deteriora la comunicación, crecen los celos, la agresión verbal y, muchas veces, la violencia, pero la gente no relaciona estas situaciones con algo que empezó de forma aparentemente inofensiva, curiosa o divertida.

El llamado hoy

  1. Discierne y apártate. No sigas la moda que el mundo aplaude. Si la Escritura lo llama abominación, no lo maquilles de “ciencia”,  “bienestar” o “autoayuda”.

  2. Cierra puertas. Si hay objetos consagrados, prácticas (tarot, limpias, amuletos, invocaciones, rezos, astrología) o “juegos” en tu vida o en tu casa, córtalos y deséchalos. (Hch 19:19 es un buen referente).

  3. Llena el vacío con la Palabra de Yehováh. La obediencia trae luz. La memorización de la Palabra, la oración, el ayuno y la comunión restauran el orden en el hogar.

  4. Protege a los niños. Supervisa los contenidos de lo que ellos están mirando, habla claro sobre lo que la Toráh enseña y modela una fe que no negocia con la oscuridad.

El mundo está normalizando lo oculto, pero el pueblo de Yehováh camina en luz. No te dejes arrastrar por la tendencia; elige la santidad, incluso si eso te hace “ir contra la corriente”.


Mockup NT

El Canon de la Biblia – Parte 2


PATROCINADORES EXCLUSIVOS

Para acceder a este contenido, debe ser miembro de Club de Patrocinadores o iniciar sesión.

Criticando

Este mensaje le caería muy bien a…

Lo que dice la Toráh, es para cada uno de nosotros. No es “para los judíos” solamente, sino para quienes hemos decidido poner nuestra fe en el Mesías Judío: Yeshúa.

Deuteronomio 11:26 inicia con la palabra: MIRA! y es curioso que aunque el mensaje está dirigido a todo el pueblo de Yisrael, no habla en plural: Miren: sino en singular: Mira… ¿es esto importante?

​Por supuesto que sí. Todos los detalles por pequeños que parezcan son importantes en la Toráh. La razón es simple. Nosotros tendemos a pensar que las leyes, instrucciones, advertencias, exhortaciones y demás, están bien para los demás, mas no para nosotros mismos.​

De alguna manera hemos crecido pensando que somos la excepción a todas esas cosas y que nosotros podemos actuar como mejor nos parezca. Por ejemplo, nos cuesta trabajo respetar las filas, ceder el turno cuando conducimos nuestro auto o aceptar que a otra persona la traten mejor que a nosotros.

​Por eso Yehováh nuestro Padre, nos habla a cada uno y nos dice: “Mira! Tú; sí; es contigo que hablo, no con el que está a tu lado; el mensaje es para ti…”

​La relación con nuestro Padre Yehováh es algo enteramente individual. Si bien sus promesas extienden Su protección sobre los miembros de nuestra familia en momentos de prueba, eso no significa que de manera automática tales miembros  hayan entrado en una relación personal con Él. Recuerda que Yehováh no tiene nietos, ni sobrinos, ni primos, sino solo hijos! Por tanto cada uno de nosotros deberá, en algún momento de la vida, hacer un alto y enfrentarse a esa decisión crucial.

Entonces lo que dice la Toráh, es para cada uno de nosotros. No es “para los judíos” solamente, sino para quienes hemos decidido poner nuestra fe en el Mesías Judío: Yeshúa.​

Yehováh declara de manera inequívoca que aquellos a quienes Él considera su pueblo, tienen una identidad que se evidencia en varias cosas:

  1. Guardan el Shabbat: “Santificad mis shabbatot, para que sean señal recíproca, para que se sepa que Yo Soy Yehováh vuestro Dios. Ezequiel 20.20
  2. Obedecen su Toráh: “…pondréis éstas mis palabras sobre vuestro corazón y sobre vuestra alma, y las ataréis por señal sobre vuestra mano, y vendrán a ser como frontales entre vuestros ojos”. Deuteronomio 11:18. “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama…”  Juan 14.21
  3. Invocan el Nombre de Yehováh: “…todo el que invoque el nombre de Yehováh, escapará, porque en el monte Sión y en Yerushalayim quedará un remanente, conforme ha dicho Yehováh, y entre los supervivientes estarán los que Yehováh llamó. Joel 2.32

​En conclusión, necesitamos dejar de crear argumentos para no obedecer lo que nuestro Padre Yehováh nos ha dicho de manera clara y sencilla que debemos hacer.

Sí. El mensaje es para cada uno de nosotros y somos responsables individualmente de la manera que conducimos nuestra vida; porque un día cercano estaremos delante del Juez de toda la Tierra, para dar cuenta de lo que hayamos hecho mientras estábamos en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 

Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Yeshúa, el Mesías. Si sobre el Fundamento alguno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la mostrará, pues por el fuego será revelada, y el fuego probará la clase de obra de cada uno. Si la obra de alguno que sobreedificó, permanece, recibirá recompensa. Si la obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; si bien él mismo será salvo, aunque así como por medio de fuego. ¿No sabéis que sois santuario de Yehováh, y el Espíritu de Yehováh mora en vosotros? 1 Corintios 3:11-16

Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Yeshúa, el Mesías, para que cada uno recoja lo que practicó estando en el cuerpo, sea bueno o malo. 2 Corintios 5:10

shutterstock_1315920878

La importancia de seguir Sus Instrucciones

Tenemos la responsabilidad de elegir llevar una vida de acuerdo a esos mismos estatutos y decretos, modelados por Yeshúa, y re-confirmados por él.

Un aspecto sobre el cual necesitamos reflexionar es que Yehováh le plantea a Yisrael, que una vez hayan entrado en la tierra, TODOS  los mandamientos que han recibido serán vigentes:

Pondréis cuidado pues en observar todos los estatutos y decretos que yo pongo hoy delante de vosotros.
Deuteronomio 11:32

Encontramos en esto una sombra de lo que es nuestra vida una vez que hemos sido rescatados por Yeshúa: Antes vivíamos en el mundo (Mitsrayim-Egipto) sin Dios y sin Toráh. Yeshúa llegó a nosotros nos rescató de la esclavitud del pecado (de los deseos, las pasiones, la culpa, el temor, etc.) y en cierto sentido “cruzamos el Jordán” es decir hicimos una tevilá (inmersión o bautismo), y declaramos públicamente que hemos entrado en una nueva vida.

Pero de la misma manera que la nación de Yisrael una vez establecida en la tierra prometida tenía la responsabilidad de elegir vivir de acuerdo a los estatutos y decretos entregados por Yehováh, nosotros, tenemos la responsabilidad de elegir llevar una vida de acuerdo a esos mismos estatutos y decretos, modelados por Yeshúa, y re-confirmados por él.

En otras palabras, si afirmamos que estamos en Yeshúa, nuestra vida ha de ser regida por sus Instrucciones – Toráh, porque como él claramente proclamó:

No penséis que he venido a abrogar (anular) la Toráh o los Profetas; no vine a abrogar, sino a dar cumplimiento.
Mateo 5:17

Declaración confirmada por Yojanán (Juan) en su primera carta:

En esto sabemos que le hemos conocido: si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en él…  
1 Juan 2:3-6

Razón de la obediencia

Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Yehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre.
Deuteronomio 12:28

Si observas cuidadosamente, te darás cuenta de que en ningún pasaje donde se invita a la obediencia, Yehováh dice que al hacerlo alcanzaremos la vida eterna! No! la obediencia es para que podamos establecer familias sanas, relaciones interpersonales adecuadas, negocios justos y una sociedad equilibrada que sea ejemplo para las demás naciones de la tierra. La salvación siempre fue planeada por misericordia mediante el sacrificio de Yeshúa, el cual fue anunciado desde Génesis 3:15.

En otras palabras Yehováh nunca tuvo la intención de que los seres humanos fueran salvos por el cumplimiento de la Ley – Toráh. Esta no fue dada con ese propósito. En cambio, sí encontramos vez tras vez que seguir sus Estatutos lo mejor que podamos, nos dará como resultado una vida de libertad, abundancia y comodidad en esta tierra.


Ai,,Machine,Learning,,Hands,Of,Robot,And,Human,Touching,On

IA y Espiritualidad

Cortesía del Club de Patrocinadores

la IA desafía la creencia de que solo Dios puede crear seres conscientes y racionales.

La inteligencia artificial (IA) se está convirtiendo en una parte integral de nuestras vidas, transformando la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Pero, ¿qué impacto tiene la IA en nuestra vida espiritual y en nuestra conexión con Yehováh? Conforme avanza la tecnología, surge la pregunta de cómo la IA influirá en la espiritualidad y si puede coexistir con nuestras creencias más profundas.

La creación de sistemas de IA avanzados cuestiona la naturaleza misma de la conciencia y la espiritualidad. ¿Acaso una máquina podría entender algo como «una experiencia espiritual»? Al no poder hacerlo puesto que carece de alma (intelecto, voluntad y sentimientos), ¿cómo podría relacionarse con los seres humanos que poseen esa dimensión más allá de lo puramente medible o científico y que además se halla arraigada en nosotros por generaciones y hasta está presente en nuestro ADN? Estos interrogantes nos empujan a explorar las conexiones entre los seres humanos y la inteligencia artificial, y cómo pueden coexistir.

La IA desafía la creencia de que solo Dios puede crear seres conscientes y racionales. A medida que los humanos diseñan algoritmos y sistemas capaces de tomar decisiones (?) y de aprender, surge la pregunta de si esta puede ser considerada una forma de creación. ¿Es la IA una manifestación moderna de la creación humana, o es simplemente una herramienta para explorar y comprender mejor la creación divina?

No podemos olvidar que cuando Yehováh nos creó, lo hizo a Su imagen y semejanza. Pero sabemos que no se refería a una semejanza corporal porque Él es espíritu. Así que lo que Él hizo, fue darnos facultades similares a las suyas: una mente -con conciencia, capacidad de raciocinio, de reflexión, de investigación, de creación-; una dimensión sentimental: capacidad de amar, odiar, tener misericordia, perdonar, etc., y la parte más maravillosa e inigualable: nos dotó con una voluntad, es decir la capacidad de tomar decisiones. De manera que a diferencia de la IA que solo se basa en información codificada, – el equivalente a nuestra mente- nosotros combinamos todos esos atributos para hacer decisiones y eso es algo que una máquina nunca podrá hacer.

Sí; quizás una máquina pueda acumular mucha más información que nuestro cerebro, pero nunca poseerá la parte subjetiva que proviene de sentir, de percibir, de intuir, porque esas facultades residen en el alma, esa parte invisible que es el halo del Creador en nosotros.

Las máquinas siempre carecerán de la capacidad de «sentir» la cual reside en el alma


Según sus «creadores», la IA se programa con el propósito de la toma de decisiones éticas y teniendo en cuenta los valores culturales. Sin embargo aquí surge otra gran pregunta: ¿Con referencia a qué, se codifican esos principios éticos? ¿Tal programación refleja los valores morales-espirituales provistos por Yehováh? ¿cuál es su marco? Es decir, ¿está la IA, siendo programada para respetar la dignidad humana y promover la justicia según lo enseñado en la Toráh de Yehováh?

Otros problemas serios tienen que ver con la privacidad y la autonomía. Yehováh nos concedió el derecho a una vida privada y a ejercer lo que conocemos como libre albedrío. Pero… ¿podrá la IA ser programada para entender lo que significa tanto el derecho a la privacidad, como el respeto que nos fue otorgado por nuestro Creador para tomar decisiones aunque estas sean erróneas?

En última instancia, el efecto de la inteligencia artificial en la vida espiritual del hombre es un tema que requiere cuidadosa reflexión. La IA puede ofrecer oportunidades para explorar mucha información al respecto, pero también cuestiona la esencia misma de lo espiritual y la relación del hombre con lo divino.

Quienes avanzamos por el Camino de la Verdad, somos responsables de «vigilar» atentamente las sutilezas de las que el Oponente puede echar mano, porque la advertencia de Yeshúa sigue en pie:

…aparecerán falsos Mesías y falsos profetas que harán grandes milagros -¡cosas asombrosas!- para engañar, si es posible, incluso a los elegidos.

Mateo 24:24

Si hoy apareciera un profeta tal como lo concebimos, probablemente no tendría credibilidad alguna. Pero si surge un científico, una mente brillante, capaz de seducir con sus argumentos las mentes de la gente que están acostumbradas a rendir culto a la ciencia, entonces tal individuo podría conducir a las multitudes por la senda que desee; y muy probablemente una de sus herramientas, sea la IA. Piensa en esto y reflexiona seriamente.

Llorando sin causa

¿Vale la pena llorar por eso?

El llanto, cuando nace de la desesperanza y no de la fe, puede ser rechazado por el cielo.

Y llorasteis delante de Yehováh, pero Él no escuchó vuestra voz, ni os prestó oído.

Devarim / Deuteronomio 1:45

Llorar no siempre mueve el corazón del Creador. Sí, leíste bien.

El llanto, cuando nace de la desesperanza y no de la fe, puede ser rechazado por el cielo. Así ocurrió con nuestros antepasados en el desierto. Lloraron amargamente… pero no fue un llanto santo, fue un llanto de incredulidad. No fue de arrepentimiento, sino de autocompasión. No de humildad, sino de rebelión disfrazada de dolor.

El contexto es claro: Yehováh les había prometido una tierra buena, amplia, bendecida. Pero al escuchar el informe de los espías, el pueblo no elevó su mirada al Cielo, sino que bajó los ojos al suelo, temblando ante los gigantes. Lloraron. Y Yehováh selló aquel día como uno de llanto para las generaciones venideras.

Ese día fue el 9 de Av.

Desde entonces, el 9 de Av (día 9 del quinto mes hebreo), se ha convertido en una fecha marcada por tragedias: la destrucción del Primer y Segundo Templo, la expulsión de los judíos de España, la persecución durante las Cruzadas y mucho más. ¿Casualidad? ¡No! Fue Yehováh mismo quien dijo: “Si lloran sin causa, les daré razón para llorar en esta fecha” (según el Talmud, Ta’anit 29a).

Esto no es venganza. Es una lección espiritual.

¿Qué nos enseña esto hoy?

Muchos creyentes siguen llorando por lo que no tienen, en lugar de agradecer por lo que ya se les ha prometido. Se quejan de la dificultad del camino, en vez de celebrar que van rumbo a la herencia eterna. Y así, ¡repiten la historia!

Y tú… ¿estás llorando por miedo o por falta de confianza? ¿Te paraliza el “no puedo” más que te impulsa el Yehováh puede”?

Hay un tipo de llanto que penetra en los cielos: el llanto de arrepentimiento (como el de David, como el de Pedro). Pero hay otro que los cierra: el llanto de incredulidad o de amargura.

Tres tipos de llanto: ¿cuál es el tuyo?

  1. Lágrimas de arrepentimiento:

    Nacen de un corazón quebrantado. Son como incienso delante del trono.

    “Los sacrificios de Elohim son el espíritu quebrantado…” (Salmo 51:17)

  2. Lágrimas de dolor con esperanza:

    Son legítimas. El sufrimiento duele. Pero si están bañadas en fe, traen consuelo.

    “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán” (Salmo 126:5)

  3. Lágrimas de queja y temor:

    Estas no tocan el corazón de Yehováh; más bien, revelan una actitud de incrdulidad a Su Palabra.

    “Llorasteis… pero Él no escuchó vuestra voz.” (Devarim 1:45)

¿Qué podemos hacer hoy?

Examina tu corazón: ¿Tus lágrimas vienen del quebranto o de la frustración?

Confiesa tu incredulidad: Si te has quejado en vez de confiar, arrepiéntete.

Ora con intención: No basta con llorar. Llora con propósito. Llora por ti. Llora por Israel. Llora por los que no conocen a Yehováh. Y si vas a llorar… que sea por algo que valga la pena:

Llora por las almas perdidas; llora por los que se apartaron; llora por tu pecado; llora por la restauración de Israel, pero no llores porque el camino es difícil. Eso solo prolonga la travesía.

No repitas el error de nuestros padres. Levántate. Cree. Y si lloras… que tus lágrimas sean contadas en los cuencos del Cielo.


handshake-financial-promises

¡Tú necesitas hacer votos y promesas!

Los votos y promesas nos hacen esforzados para superar debilidades, moldear nuestro carácter y mejorar nuestras relaciones familiares o sociales. Mas si evadimos hacerlos, nos convertiremos en personas mediocres, que viven al ir y venir de las conveniencias o de las circunstancias.

Un voto es un compromiso solemne y voluntario que una persona hace con Yehováh o en presencia de Él. Implica una obligación sagrada de cumplir lo que se ha dicho, y muchas veces está asociado con un acto religioso o espiritual.

  • En hebreo, el término es “néder” (נֶדֶר).

  • Puede ser condicional (“Señor: si Tú haces esto… yo prometo…”) o pueder ser incondicional.

  • Un voto puede incluir acciones, abstenciones, entregas materiales, o dedicación personal.

Si un hombre hace un voto a Yehováh o hace un juramento que impone una obligación sobre sí, no debe faltar a la promesa; debe cumplir todo lo que ha salido de su boca.  Números 30:2

Aquí se habla de votos a Yehováh.  Aclaremos un poco más; diríamos entonces que los votos son algo que hacemos para superar nuestras debilidades, mejorar nuestro testimonio, nuestras relaciones, crecer más espiritualmente, honrar más a nuestro Padre y Creador, etc.  Son cosas como: ‘Antes de desayunar voy a leer 15 minutos las Escrituras’; ó: ‘dedicaré dos horas a la semana para discipular a alguien’, etc.; cosas todas que deben quedar entre tú y tu Padre y que no necesitan ser publicadas para que “todo el mundo se entere”.

En el capítulo 30 de Números, es notable que en caso de que una mujer haga un voto, este puede ser anulado o confirmado por el varón que está en línea de autoridad sobre ella: Su padre ó su esposo. No es el pastor ni el líder.  Recuerda cómo es la organización que Yehováh estableció para el hogar:

Beneficios de hacer votos

Mas si no hay nadie en autoridad sobre la mujer, porque es viuda o divorciada o quizás soltera independiente, ella es directamente responsable ante Yehováh por sus votos.

No debemos temer hacer votos. Ellos nos permiten resolver de antemano situaciones que habremos de enfrentar, pues ya habremos definido nuestra posición frente a asuntos que pueden aparecer sorpresivamente, y que usualmente nos presionan a tomar decisiones erradas. Así, los votos nos hacen esforzados para superar debilidades, moldear nuestro carácter, mejorar nuestras relaciones familiares o sociales, etc. Mas si evadimos hacerlos, nos convertiremos en personas mediocres, que viven al ir y venir de las conveniencias o de las circunstancias.

¿Qué es una promesa y en qué se diferencia de un Voto?

Una promesa es un compromiso verbal o escrito de hacer o no hacer algo. Puede hacerse entre personas o ante Dios, pero no siempre con el mismo nivel de solemnidad o consecuencias espirituales que un voto.

  • En hebreo, el término más común es “havtajah” (הַבְטָחָה).

  • Es más general y puede implicar una intención firme, pero no necesariamente está sujeta a una consagración espiritual.

Ejemplo: “Prometo ayudarte con tu mudanza mañana.”

Esto no es un voto, aunque podría tener valor moral o ético.

Diferencias Clave

Característica

Voto

Promesa

Solemnidad

Alta, normalmente ante Dios

Menor, puede ser entre humanos

Implicación espiritual

Sagrada y con consecuencias si se incumple

No necesariamente espiritual

Formalidad

Tiene una estructura definida

Puede ser informal

Condiciones

Puede ser condicional o incondicional

Similar, pero sin consagración

Ejemplo bíblico

Ana y su voto por Samuel (1 Sam. 1:11)

Jacob promete volver a Betel (Gén. 28)

Una seria advertencia

Cuando a Dios haces voto, no tardes en cumplirlo; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Es mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
Eclesiastés 5:4-5

Esfuérzate y comprométete en dar pasos para ser mejor y serle fiel a Yehováh y a quienes te rodean. No dudes en hacer votos y promesas porque cuando tomes en serio éste tipo de decisiones, habrás resuelto tu comportamiento ante muchas tentaciones; habrás determinado tus prioridades y habrás dado a tu Padre y a Su Palabra el lugar que les corresponde en tu vida.

Yehováh nos ha dado espíritu de amor, poder y dominio propio para que hagamos la parte que nos corresponde, y Él entonces hará la suya.