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¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?

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Mateo 21:28-32

Semana 63

Yeshúa nos brinda una clave para entender mejor, cómo podemos entrar en el Reino de los Cielos

En esta parábola, utilizando el modelo de la familia, Yeshúa nos brinda una clave para poder entender mejor cómo podemos entrar en el Reino de los Cielos. “Cree en el Señor Yeshúa, y serás salvo tú y tu casa” fueron las palabras de Pablo y Silas al carcelero en Macedonia (Hechos 16:31), cuando este les preguntó qué debía hacer para ser salvo, pero evidentemente hemos fallado en entender qué significa “creer” ya que las mismas Escrituras dicen que los demonios también “creen y tiemblan” (Santiago 2:19) y que para ellos no hay salvación. Entonces, ¿qué significa “creer en Yeshúa”?

Antes de responder a la pregunta, analicemos la parábola de Yeshúa acerca de los dos hijos.

“Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?”
Mateo 21:28-31.

Evidentemente el que se arrepintió y llevó a cabo lo encomendado fue el que hizo la voluntad de su padre.

Veamos otro pasaje muy conocido donde Yeshúa vuelve a mencionar algo similar, pero en esta ocasión cita directamente el Reino de los Cielos:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” Mateo 7:21

Incluso en el primer siglo era sabido entre el pueblo que Yehováh escuchaba aun a los pecadores que le temían y hacían su voluntad:

“Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye” Juan 9:31

Entonces ¿qué es hacer la voluntad del Padre?

Isaías 1:16-17 nos dice que la voluntad de Yehováh es que dejemos de “hacer lo malo, aprendamos a hacer el bien, busquemos el juicio, restauremos al agraviado, hagamos justicia al huérfano, y amparemos a la viuda”.

Creer en Yeshúa es vivir como él vivió y es hacer justamente lo que él dijo que hiciéramos.

Sin duda alguna Yeshúa es el camino que vino a revelarnos cómo guardar la voluntad del Padre y eso es: ¡guardando sus mandamientos!

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El Pacto de Sal


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¿Cuál es el primer mandamiento de todos?

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Mateo 22:34-40
Semana 63

En cierta ocasión un fariseo se le acercó a Yeshúa y le preguntó:

“¿Cuál es el gran mandamiento en la ley?” (Mateo 22:36) “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?” (Marcos 12:28)

¿Qué hubiéramos respondido nosotros? ¿Qué responderían nuestros hijos? ¿Qué les hemos enseñado desde pequeños?

La respuesta de Yeshúa fue sin duda una de las oraciones más importantes que los judíos aprenden desde niños:

“Shemá Israel Adonai Eloheinu, Adonai Ejad”.

Se trata del “Shemá Israel”, la cual es una de las principales plegarias del pueblo de Israel que se pronuncia por la mañana y por la noche, y manifiesta que Yehováh, el Elohim de Israel es uno.

“Oye, Israel: Yehová nuestro Dios, Yehová uno es. Y amarás a Yehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” Deuteronomio 6:4-5.

Resulta muy interesante que la Torá nos ordena a enseñar el “Shemá Israel” a nuestros hijos en todo tiempo:

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” Deuteronomio 6:6-9.

La Torá también responde a la pregunta del por qué debemos de enseñarle a nuestros hijos los mandamientos de Yehováh incluyendo el Shemá:

“Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Yehová nuestro Dios os mandó?… nos mandó Yehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Yehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy” Deuteronomio 6:21,24.

Yeshúa concluye su respuesta de una manera magistral, diciéndole que el segundo mandamiento más importante es semejante al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39) y que de estos dos mandamientos “depende toda la Torá y los profetas”.

Shalom!

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¿Cómo identificar a un profeta verdadero?

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Mateo 21:23-27

Semana 63 del Ministerio de Yeshúa

En esta ocasión Yeshúa viene al Templo a enseñar, y algunos de los principales sacerdotes y ancianos del pueblo cuestionan la procedencia de la autoridad de Yeshúa,

“¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?” Mt 21:23.

De inmediato, Yeshúa les responde haciéndoles una pregunta que los pone contra la pared: “El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?”. La dinámica que Yeshúa les plantea era muy simple; si ellos respondían a la pregunta, Yeshúa les contestaría la pregunta que ellos le habían hecho inicialmente. Los principales sacerdotes y ancianos decidieron mejor no hacerlo, ya que llegaron a la conclusión de que se verían expuestos delante de Yeshúa y del pueblo:

“Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondiendo a Yeshúa, dijeron: No sabemos.” Mt 21:25-27.

Algo muy importante que podemos rescatar de este confrontamiento entre los sacerdotes y Yeshúa es que ellos sabían que el pueblo reconocía a Juan “el bautista” (Yojanán Ben Zejariah) como un profeta verdadero, enviado de parte de Dios.

Algo similar se nos dice acerca del profeta Samuel: 

Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Yehová” 1 Samuel 3:20.

Hoy en día vemos muchas personas (hombres y mujeres) que se levantan proclamando que son enviados del cielo. Pero ¿cómo saber cuándo un hombre es un profeta verdadero enviado del Altísimo? ¿Cómo podía el pueblo distinguir entre un hombre de Dios y un falso maestro? El versículo 19 del capítulo 3 de 1 Samuel nos da una clave:

Samuel creció, y Yehováh estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.

Esto confirma una de las instrucciones que Moisés nos dejó en la Torá para poder distinguir a un profeta verdadero de un profeta falso:

Si se levantare un profeta y “hablare en nombre de Yehováh, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Yehováh no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él”
Deuteronomio 18:22.

Otra instrucción que encontramos en la Torá para identificar un falso profeta es la siguiente:

“Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y os anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que tú no conociste y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Yehováh vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Yehováh vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma”
Deuteronomio 13:1-3.

¡Hermanos, sepamos distinguir entre los verdaderos hombres de Dios y los falsos profetas!

Happy family toasting while having Thanksgiving dinner at dining table. Focus is on father.

Día de Acción de Gracias

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No esperemos un día específico para dar gracias, más bien seamos agradecidos con Él en todo momento.

El día de acción de gracias es una de las celebraciones más importantes para el pueblo norteamericano. Miles de personas viajan dentro de los Estados Unidos para reunirse con sus familias y poder así compartir en armonía un banquete cuyo menú generalmente incluye pavo, ensaladas, vino y todo tipo de postres. Durante esta celebración aprovechan para dar gracias por las bendiciones que han recibido durante el año. Es interesante, ya que incluso mucha gente no creyente celebra el día de acción de gracias.

Ahora, ¿cuánto más nosotros, como seguidores de Yeshúa, deberíamos tener un corazón agradecido por toda la misericordia que nuestro Padre celestial ha mostrado hacia nosotros?

Veamos unos cuantos ejemplos de personajes bíblicos que tuvieron una actitud de acción de gracias delante del Altísimo:

  • Miriam, la hermana mayor de Moshéh y Aharón, dio gracias a Yehováh mientras tocaba el pandero y danzaba con gozo junto con otras mujeres cuando Él salvó al pueblo de los egipcios después de haber cruzado el Mar Rojo (Éxodo 15:20-21).
  • Ana oró dando gracias a Yehováh porque Él la bendijo con un hijo (1 Samuel 2:1-10).
  • David dio gracias a Yehováh después de haber ganado la batalla contra los filisteos (2 Samuel 22:1-51).
  • Salomón agradeció a Yehováh por todo lo que hizo para proveerle a Israel en su oración de dedicación del templo (1 Reyes 8:14-21).
  • Elisabeth, la madre de Yohanán el bautista agradeció a Yehováh por haber quitado su afrenta de entre el pueblo (Lucas 1:24-25).
  • Miriam (María) dio gracias a Yehováh por haber sido escogida para dar a luz al Mesías (Lucas 1:46-55).
  • Yeshúa dio gracias a Yehováh antes de alimentar a los cinco mil con los panes y los peces (Juan 6:11).
  • Uno de un grupo de diez leprosos que fue sanado por Yeshúa, fue el único que se devolvió para agradecer la sanidad que había traído a su cuerpo. Curiosamente no era ni siquiera un judío, sino que era un samaritano el cual era considerado un extranjero a los ojos de los Israelitas (Lucas 17:11-19).

¡No esperemos un día específico para dar gracias, más bien seamos agradecidos con Él en todo momento porque ciertamente ha sido bueno con nosotros, y sus misericordias son nuevas cada mañana!

Oveja

¿Cuánto más vale un hombre que una oveja?

Los Evangelios Cronológicos

30 de Julio, Semana 24
Mateo 12:9-14, Marcos 3:1-6, Lucas 6:6-11

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En los tiempos del Éxodo, Moshé nos dijo que debíamos trabajar seis días y al séptimo, debíamos acordarnos del Shabbat para apartarlo (Éxodo 20:8-11). Se nos dijo también que el Shabbat es una señal (una credencial) entre Yehováh y su pueblo (Éxodo 31:17). Incluso, se estableció que quien hiciera obra alguna en el Shabbat sería cortado del pueblo (Éxodo 31:14).

En esta ocasión Yeshúa nos da una cátedra respecto al tema del Shabbat. Mateo nos relata que Yeshúa entró a una sinagoga en un día de Shabbat. En ella había un hombre que tenía una mano seca. Los que estaban ahí, le preguntaron: ¿Es lícito sanar en el Shabbat?

Cuando estudiamos las Escrituras, tendemos a caer en esta misma situación una y otra vez. Leemos acerca del Shabbat y muchas veces tenemos la impresión de que guardar el Shabbat es quedarnos inmóviles en casa, sin cocinar, ni mirar televisión, no haciendo nada, porque todo está prohibido. Incluso nos atrevemos a juzgar al prójimo que hizo esto o lo otro y lo señalamos diciendo que ha quebrantado el Shabbat.

No seamos como los fariseos, quienes estaban buscando una manera de cómo acusar a Yeshúa por “haber quebrantado el Shabat” según su doctrina de hombres. Más bien, aprendamos del Maestro, el cual nos vino a enseñar acerca del espíritu del mandamiento, porque: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le echa mano, y la levanta?

Por tanto, ¡Sí! ¡Es lícito hacer el bien en día de Shabbat!