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Header of Parashá Miketz (3)

Génesis 41:1 – 44:17

Con la lectura de esta porción, estaremos dando inicio a una de las historias más fascinantes respecto a cómo Yehováh, el Creador de los cielos y de la tierra, tiene absoluto control de todos los detalles de la vida humana;

Parashá Vayetze (1)

Génesis 28:10 – 32:2

Parashá Vayetze
Génesis
28:10 - 32:2
En esta parashá se narran eventos significativos, incluyendo matrimonios, nacimientos y tensiones familiares, todos los cuales desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la historia del pueblo de Israel. La parashá también destaca algunas lecciones espirituales y éticas que surgen de las experiencias del patriarca Jacob, proporcionando una fuente de reflexión sobre la vida, la fe y la conexión con Yehováh, Dios de Israel. 

Esta porción de las Escrituras nos enseña que, a través de la fidelidad y la dedicación, incluso en situaciones difíciles, es posible alcanzar metas y objetivos importantes. Se hace evidente la importancia de reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas y confiar en Su plan, a pesar de que no entendamos completamente el camino que estamos recorriendo. Vayetze subraya la idea de que la fe y la perseverancia pueden llevar a la transformación personal y a la realización de un propósito más grande en la vida.


Emblemas de las Doce Tribus: Fila superior: Dan, Naftali, Yahudáh, Leví, Shimeon, Rubén Fila inferior: Benjamín, Yosef, Asher, Gad, Zebulún, Isacar

Las Bendiciones para las 12 Tribus de Israel

Sin duda alguna José recibe la mayor de todas las bendiciones por parte de su padre Jacob.

“Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros”.

De esta manera inicia el capítulo 49 del libro de Génesis, donde el patriarca Jacob está próximo a morir, pero no sin antes de profetizar sobre sus hijos lo que ha de acontecer en los últimos días. Demos un vistazo de cerca a las palabras pronunciadas por el patriarca hacia los hijos de Israel, las cuales tienen relevancia hasta nuestros días.

Las primeras palabras son para Rubén, el primogénito de Jacob. “Rubén tu eres mi primogénito, mi fortaleza y el principio de mi vigor” (Gen 49:3). Sin embargo, debido a que Rubén se acostó con Bilha, una de las concubinas de su padre, no llegó a ser “el principal” (Gen 49:4). Hay que recordar que el rol del primogénito es enseñar la rectitud y la justicia (la Torá) al resto de sus hermanos, y lamentablemente Rubén no logró ese objetivo.

En seguida tenemos las palabras para Simeón y Leví: “armas de iniquidad… porque en su furor mataron hombres” (Gen 49:5-6). Esto se debió al hecho de que Simeón y Leví tomaron venganza cuando su hermana Dina fue deshonrada por Siquem, hijo Hamor.

Judá es el siguiente en la lista. “Te alabarán tus hermanos… lo hijos de tu padre se inclinarán a ti” Gen 49:8. Judá tiene un liderazgo que lo distingue de sus hermanos, y por el contexto bíblico sabemos que de Judá viene el rey de Israel, ¡el Mesías!

A Zabulón se le profetizó que “habitaría en puertos de mar” (Gen 49:13). Resulta interesante que hay historiadores que se inclinan a pensar que descendientes de Zabulón se establecieron en los territorios que hoy en día se conocen como los Países Bajos. Holanda es un centro comercial y a través de sus puertos, es un punto de entrada para toda Europa.

La tribu de Isacar se ocupó de estudiar la Torá y entender los tiempos (1 Cr 12:32). La Torá es una medicina sanadora para todas las personas. Se cree que descendientes de Isacar se ubicaron en las naciones que hoy se conocen como Suiza y Finlandia. Tanto los suizos como los finlandeses tienen logros en investigación. Suiza es un centro internacional para investigadores. Tradicionalmente, muchos ganadores de premios Nobel, etc. viven en Suiza, aunque no hayan nacido allí. Suiza también es conocida por sus centros médicos e innovaciones pioneras en ciertos campos de la curación.

 

Emblemas de las Doce Tribus: Fila superior: Dan, Naftali, Yahudáh, Leví, Shimeon, Rubén. –  Fila inferior: Benjamín, Yosef, Asher, Gad, Zebulún, Isacar

 

Dan juzgará a su pueblo… tu salvación esperé oh Yehováh” (Gen 49:16,18). Sansón, uno de los jueces de Israel, era de la tribu de Dan y trajo salvación a Israel de sus enemigos. Curiosamente, el ejército israelí maneja una última estrategia de guerra llamada la “La opción de Sansón”, la cual es descrita en el libro de Seymour Hersh, que lleva por nombre el mismo título. En él se habla acerca del programa de armamento nuclear de Israel que se utilizaría en última instancia, y salvaría a Israel de un ataque devastador de parte de sus enemigos.

Historiadores judíos encuentra un paralelismo entre Gad y Elías, ya que piensan que Elías proviene de la tribu de Gad, y Elías apunta hacia la redención de Israel, así como a la restauración del corazón de los hijos hacia sus padres (Malaquías 4:5-6).

“El pan de Aser será substancioso” (Gen 49:20). El nombre Aser en hebreo puede sugerir una afirmación que es lo que recibimos cuando nuestras oraciones son respondidas. “Aser” también connota bendición y felicidad.

Neftalí, cierva suelta, Que pronunciará dichos hermosos” (Gen 49:21). Dichos hermosos significan palabras agradables que aclaran el juicio y establecen un consejo.

Sin duda alguna José recibe la mayor de todas las bendiciones por parte de su padre Jacob. Hay pensadores judíos que identifican a José hoy en día principalmente con los pueblos angloparlantes de ascendencia británica. Esto incluye a Norteamérica. Estos pueblos no siempre son tan buenos como les gustaría que los describieran. De hecho, son criticados de muchas maneras, sin embargo, el elemento de justicia existe entre ellos. Asumen que las cosas deben ir en un cierto orden de acuerdo con principios establecidos.

Y por último, aparece Benjamín, el hijo menor de Jacob. Existe una bendición conocida como “Oh Jerusalén” la cual se asemeja a Benjamín en el sentido de que su porción fue a ocupar la mayor parte de Jerusalén. Hoy en día Benjamín se identifica en gran parte con Judá, muy posiblemente con la sección asquenazí asociada con los judíos que se establecieron en Alemania. Jerusalén es la ciudad santa, la ciudad principal de las tribus israelitas y la futura capital mundial.
Estas son las doce tribus de Israel y sus respectivas profecías por parte de Jacob su padre, para los días que han de acontecer.
¡Shalom!

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Pozos de Agua vs. Cisternas Rotas

¿Cuántas veces hemos estado en situaciones donde gente allegada no comparte nuestra fe e incluso han deseado anularla aislándonos al punto que nos hemos quedado callados temiendo persecución o maltrato?

En la parashá Toldot (Génesis 25:19 – 28:9),  encontramos una tremenda enseñanza acerca de cómo Isaac el hijo de la promesa encontró la clave para ser temido por sus enemigos y convertirse en un bendecido de Yehováh.

Las Escrituras nos dicen que en aquel entonces hubo hambre en la tierra, era un tiempo difícil e Isaac tenía que tomar una decisión que iba a determinar el destino de él y su familia. Para entonces ya él y su esposa Rebeca eran padres y lógicamente buscaban lo mejor para sus hijos.

Isaac estaba deseando cumplir lo que se consideraba en aquel momento “el sueño americano” que era viajar a Egipto, una tierra próspera donde los mercaderes del mundo se enriquecían del comercio. No obstante Yehováh tenía un plan diferente para Isaac.

“Y se le apareció Yehováh, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré… por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” Génesis 26:2,3-5.

A causa de la obediencia de su padre Abraham, Isaac próspero en gran manera.

“Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Yehováh. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso” Génesis 26:12-13.

Ciertamente Isaac había prosperado pero sus problemas no habían terminado ahí. Gerar, el sitio donde se había establecido, estaba poblado de pastores de la zona los cuales empezaron a reunir con los siervos de Isaac.

Pozo seco en el desierto

Se nos dice que Isaac volvió a abrir los pozos de agua que habían cavado en los días de Abraham su padre y que los filisteos los habían cegado después de la muerte de Abraham. ¿Por qué habrían de cegar los pozos de agua? ¿qué había de malo en aprovechar esas aguas? Aquí hay una aplicación espiritual para nuestras vidas. ¿Qué simbolizan los pozos de agua? El profeta Jeremías le reclama a Israel el haber cometido dos males:

“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” Jeremías 2:13.

El pozo de agua viva representa la presencia de Yehováh, específicamente la fe original del patriarca Abraham. Se podría decir que Isaac encontró oposición ya que los habitantes de esta zona quisieron en repetidas ocasiones cegar esa fe del dios verdadero la cual es figura de los pozos de agua, tal como ocurre en nuestros días.

¿Cuántas veces hemos estado en situaciones donde gente allegada no comparte nuestra fe e incluso han deseado anularla aislándonos al punto que nos hemos quedado callados temiendo persecución o maltrato?

Isaac le ocurrió algo parecido, se tuvo que apartar de ahí debido a los altercados hasta que Yehováh mismo se le apareció y le afirmó diciendo “…no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré…” (Gen 26:24).

Esto ocurrió porque Isaac decidió permanecer en la fe de su padre y se mantuvo firme en su entendimiento de que Yehováh es Dios y que fuera de él no hay otro.

Sigamos el ejemplo de Isaac y seamos testigos de cómo las naciones reconocerán que Yehováh es Uno y dirán “sabemos que Yehováh está con ustedes…” Zacarías 8:23.

¡Shalom!

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Cinco aspectos para recordar en la Fiesta de Tabernáculos

Israel estaba siendo preparado para un propósito mayor que tiene ver con habitar con Yehováh…

Ha llegado ese hermoso tiempo de celebrar la Fiesta de Tabernáculos cuando nos sentamos a la mesa, compartimos con otros acerca de lo bueno que ha sido Yehováh con su pueblo, leemos las Escrituras a nuestros hijos y les enseñamos las señales y maravillas que vivieron nuestros padres en el desierto cuando Yehováh nos libró con mano poderosa de la esclavitud de Faraón y de Egipto! Analicemos cinco aspectos específicos que debemos recordar en esta Festividad.

Primero: Cuando el pueblo de Israel salió de Egipto, Yehováh le ordenó vivir en tiendas con el propósito de que pudieran contar a las futuras generaciones lo que había hecho Yehováh con ellos:

Para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto”. Levítico 23:42

Sin embargo, al mismo tiempo Israel estaba siendo preparado para un propósito mayor que tenía que ver con habitar con Yehováh (el Rey de Israel) en su Tabernáculo. El salmista lo expresa de la siguiente manera:

Yehováh, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? Salmo 15:1

En otras palabras, fue un trato de Yehováh con nosotros para formar nuestro carácter en humildad y en justicia (Salmo 15:2).

Segundo: Después de haber visto como el mar rojo se abrió de par en par, y posteriormente haberlo cruzado en seco, tuvo cuidado de nuestros padres dándoles el maná del cielo, codornices y agua de la peña, tal como se nos recuerda en el Salmo 78:13-16

Dividió el mar y los hizo pasar; detuvo las aguas como en un montón. Les guió de día con nube, y toda la noche con resplandor de fuego.  Hendió las peñas en el desierto, y les dio a beber como de grandes abismos, pues sacó de la peña corrientes, e hizo descender aguas como ríos.

Tercero: Nos libró de nuestros enemigos. Desde que Israel salió de Egipto, se encontró con escenarios de guerra donde Yehováh fue delante de ellos como poderoso gigante:

Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto como un rebaño. Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor; y el mar cubrió a sus enemigos. Salmo 78:52-53

¿…ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Yehováh vuestro Dios en Egipto ante tus ojos? Deuteronomio 4:34,36

Cuarto: Yehováh se nos manifestó como el único Dios verdadero, y como testimonio nos dejó escuchar su voz sin que ninguno de nuestros padres pereciera:

¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer? … A ti te fue mostrado, para que supieses que Yehováh es Dios, y no hay otro fuera de él.

Quinto: por amor al pacto que hizo con nuestros padres, nos sacó de Egipto para llevarnos por el desierto, hasta llegar a la tierra prometida:

Y por cuanto Él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder, para echar de delante de tu presencia naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte y darte su tierra por heredad, como hoy. Deuteronomio 4:37-38.

Estos son tan solo cinco aspectos de muchos otros que podemos rescatar y recordar durante este período de celebración de la Fiesta de Tabernáculos (Sukót). Bendito sea el nombre de Yehováh y que toda la tierra sepa que Él ha sido bueno y fiel para con su pueblo Israel.

¡Hag Sameaj Sukot! – ¡Feliz Fiesta de Tabernáculos!

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La Migración desde Tiempos Bíblicos

Cortesía del Club de Patrocinadores

Adán fue el primer hombre al que le tocó experimentar la migración cuando tuvo que salir del huerto.

¿Sabía usted que la cantidad de personas migrantes alrededor del mundo llegó a 281 millones en 2020 (según los cálculos de las Naciones Unidas), siendo los Estados Unidos el principal destino?

El concepto de migración y de ser extranjero en tierras lejanas es algo que no pasa de moda, al punto que el pueblo de Israel no es ajeno al mismo, tal como lo describen las Escrituras.

Existen diferentes casos de migración mencionados en la Biblia empezando desde el jardín del Edén. Se podría decir que Adán fue el primer hombre al que le tocó experimentar la migración cuando tuvo que salir del huerto después de haber desobedecido el mandato de no comer del árbol del bien y del mal (Gen 3:22-24).

Otro ejemplo que miramos en las Escrituras es el caso de Abraham, quien vivía en la tierra de Ur de los caldeos. De acuerdo al libro del Justo (Yasher), Taré, su padre, era un hombre idólatra que se dedicaba a la fabricación de ídolos. Sin embargo, Abraham tenía un corazón diferente, él era un hombre recto delante del Todopoderoso. Por esta razón, Yehováh le dijo que saliera de su tierra, y le prometió que lo llevaría a una tierra lejana, donde lo bendeciría y haría de él una gran nación (Gen 12:1-3). De ahí que el pueblo de Israel hace memoria de él en sus oraciones diciendo “mi padre fue un arameo errante” (Dt 26:5).

El nieto de Abraham, Jacob, sufrió un destino similar al de su abuelo. Por un tema de sobrevivencia, tuvo que huir primeramente a la casa de su tío Labán escapando de su hermano Esaú para que no lo matara (Gen 27:41). Ahí inició su familia con Lea y Raquel y sus hijos. Luego, tuvo que huir de su suegro Labán para regresar a la tierra de sus padres, y eventualmente tuvo que migrar hacia Egipto para sobrevivir la hambruna que aconteció en la tierra de Canaán.

Jacob muere, pero a su descendencia le toca vivir como inmigrantes y sufrir como esclavos en tierra de Egipto, cumpliendo así la profecía dada a Abraham por Yehováh, la cual decía que su descendencia “moraría en tierra ajena y allí sería esclava”. (Gen 15:13).

Qué mejor ejemplo que el caso de los hijos de Israel que vivieron como inmigrantes en servidumbre por cientos de años en la tierra de Egipto, sirviendo a Faraón y a los egipcios, como ciudadanos de tercera categoría, soportando todo tipo de abusos y humillaciones. Podríamos pensar incluso que Yehováh se había olvidado de ellos y del pacto que había hecho con sus padres Abraham, Isaac y Jacob, de que serían una nación bendita y que heredarían una tierra donde fluía leche y miel.

Sin embargo, al leer la Torá encontramos una enseñanza muy enriquecedora, donde Yehováh permite que sucedan todas estas cosas porque hay un propósito mayor. Israel experimentó en carne propia lo que fue vivir en una tierra extranjera en condición de inmigrante. Por esta razón, Yehováh le da una serie de ordenanzas a Israel trayéndole a memoria su condición como extranjero.

“Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto
Éxodo 23:9.

“Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto
Levítico 19:34.

“Morará contigo (el extranjero), en medio de ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde a bien tuviere; no le oprimirás
Deuteronomio 23:16.

De la misma manera que ocurre con los huérfanos y las viudas, los inmigrantes son parte de esa población de la que Yehováh ordena a su pueblo Israel, que tenga un trato especial, digno, respetuoso y de cuidado.

¡Shalom! 


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El Plan de Yehováh en Cinco Etapas

Cortesía del Club de Patrocinadoes

Yehováh dejó por escrito su plan, visión y deseo para su pueblo y nos lo transmitió a través de su siervo Moisés en el rollo de la Torá.

Al mirar tanta incertidumbre, inseguridad, caos, y maldad en nuestros días, ¿se ha preguntado usted alguna vez para dónde vamos, en que va a terminar todo esto, o qué será de nosotros? A veces nos podemos sentir agobiados a causa de las noticias, y pareciera que el panorama se torna cada vez más oscuro, e incluso en ocasiones sentimos que perdemos el sueño y nos falta tranquilidad para llevar una vida normal… pero, ¿sabía usted que Yehováh nos dejó saber el plan para su pueblo con anticipación? Incluso podríamos decir que ese plan está dividido en cinco diferentes etapas.

Yehováh dejó por escrito su plan, visión y deseo para su pueblo y nos lo transmitió a través de su siervo Moisés en el rollo de la Torá. Tomemos un momento para examinar y desglosar de manera general ese plan y el rol que nos corresponde cumplir a nosotros para poder llegar a ese nivel de plenitud que Él desea que alcancemos.

Empecemos con el nombre de los cinco libros de la Torá. En español, el primer libro de la Torá es “Génesis” que significa ‘origen’ o ‘principio’, sin embargo, el mismo texto denota que el Génesis es el inicio de un plan, y no el origen de todas las cosas. Evidentemente el Creador mismo ya existía antes de la creación, y su deseo era crear una morada para Él, esa era su visión. El libro de Génesis incluye un listado de personajes con los que Yehováh va a trabajar en su plan. Ya sabemos con quién se va a llevar a cabo el plan.

El siguiente paso es saber dónde se va a llevar a cabo. ¿Cuál es la ubicación de esta morada? De esto nos habla el libro del Éxodo. El segundo libro de la Torá nos brinda una descripción detallada del Tabernáculo que es la morada física de Yehováh en la tierra. Si bien es cierto que el libro de Éxodo relata la salida del pueblo de Israel de la tierra de Egipto, también nos dice que el propósito de Dios era conducir al pueblo hasta el Monte Sinaí para recibir ahí los mandamientos. El Monte Sinaí fue el lugar que escogió Yehováh para entregar su Torá a su pueblo Israel.

El libro de Levítico se centra principalmente en los sacrificios. ¿Qué es un sacrificio? Es literalmente la acción de tomar un animal puro (a saber, una oveja, un cabrito, una vaca, etc.), sacrificarlo y llevarlo al altar para que fuera posteriormente consumido por el fuego, lo cual viene a ser una manifestación de cómo un animal físico se convertía en una ofrenda espiritual. En otras palabras, el libro de Levítico nos señala el ‘cómo’. ¿Cómo tornamos una ovejita ordinaria en algo apartado (kadosh)? A través de un sacrificio.

Continuamos con el libro de Números. El libro de Números nos ayuda a medir el progreso del plan. ¿Estamos haciendo bien las cosas? Muchas veces pareciera que estamos atravesando un desierto debido a que “nada crece”, “no hay vida”, “todo está seco” y nada pareciera avanzar. Después de tantas situaciones lamentables por las que ha pasado la humanidad (por ejemplo, las guerras mundiales), ¿podríamos decir que nos hemos convertido en una mejor sociedad? Números nos habla acerca del “cuando” del plan.

Finalmente llegamos al último libro de la Torá, que básicamente es la conclusión del plan. El libro de Deuteronomio son las anotaciones finales previas a entrar a la tierra prometida. Una vez que veamos la culminación de cada una de estas etapas, podemos decir entonces que el plan se ha completado y hasta entonces estaremos listos para llevar una vida de plenitud en un mundo que ha sido depurado y perfeccionado por el Altísimo.

Hermanos, ¡que nuestros corazones puedan ser perfeccionados en su palabra y podamos cumplir en nuestras vidas el plan perfecto del Eterno Dios de Israel guardando y caminando en sus estatutos!

Shalom!

“¡Oh, cuánto amo yo tu Torá! Todo el día es ella mi meditación”
Salmos 119:97