La Adversidad en medio de la Fiesta
Cuando Yeshúa vino por primera vez, cumplió las Fiestas de la Primavera a cabalidad: Él fue el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29), siendo sacrificado como el cordero de la Pascua. Yeshúa ascendió al Padre para presentar la ofrenda de los Primeros Frutos (1 Co 15:20) cumpliendo así el rol del Sumo Sacerdote que presentaba las primicias durante la Fiesta de Panes sin Levadura (Lev 23:11). Luego, finalmente vemos cómo, la promesa del Padre se cumplió en la Fiesta de Shavuot (Hechos 1:5) después de que Yeshúa hubiera estado por cuarenta días con sus discípulos después de haber resucitado.
Sin duda alguna sabemos que las Fiestas de Yehováh son sombras proféticas de cosas buenas que habían de suceder. Así lo describe el apóstol Pablo en Colosenses 2:16-17:
“Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir…”
Sin embargo, es importante destacar que cuando se aproxima el tiempo de las Fiestas del Yehováh, en ocasiones se presentan situaciones donde tenemos que lidiar con la adversidad. ¿Le ha sucedido a usted que semanas o días antes de ellas, usted o algún familiar suyo cae en cama debido a alguna enfermedad? ¿O quizás surge una emergencia económica familiar? ¿Las cosas se tornan mal en su matrimonio? ¿O simplemente las cosas no le están saliendo bien?
En lo personal, he tenido que enfrentarme varias veces a la adversidad desde que empecé a estudiar las Escrituras hebreas y a celebrar las Fiestas de Yehováh. Al principio fue frustrante; pero al pasar los años, llegué a entender que, en tiempos de Fiestas, puede existir oposición en el mundo espiritual cuyo propósito es desviarnos del objetivo primordial, que es celebrar con nuestro Padre sus Tiempos Señalados.
Este tipo de situaciones también están presentes en las Escrituras. Veamos un par de casos bíblicos donde, en momentos previos a las Fiestas, el pueblo de Israel se vio en envuelto en infortunios.
Analicemos el escenario del pueblo de Israel previo a la salida de Egipto. Justo antes de ser liberados de esclavitud, y de celebrar el Pesaj (la Pascua), los israelitas fueron oprimidos por Faraón con una mayor carga de trabajo. Yehováh había levantado a un profeta en medio de ellos, y les había prometido libertad; pero ocurrió lo contrario: Faraón les demandó más trabajo incluso con menos materia prima:
“Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus capataces, diciendo: De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios. Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella…” Éxodo 5:6-9.
Otro caso se da justo después de que Israel celebra la Pascua. Yehováh los libró del destructor y Faraón los dejó libres para que fueran a adorarle, todo lo cual sucede el primer día de la Fiesta de Panes Sin Levadura. Pasados unos cuantos días, Israel está por cruzar el Mar de Juncos (Mar Rojo) y una vez más se levanta la adversidad; esta vez viene a exterminar al pueblo. Faraón reúne a su ejercito y viene a toda marcha para destruir a Israel. Recordemos que, en este momento, Israel está de Fiesta (celebrando la Fiesta de Panes Sin Levadura = la salida de Egipto) y se dirige hacia la tierra prometida. No ha pasado mucho tiempo cuando ya algunos, al ver venir al Faraón, empiezan a dudar y a reclamarle a Moisés diciéndole:
“¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto” Éxodo 14:11-12.
Aquí me gustaría plantear la siguiente pregunta: ¿Cuántos de nosotros le hemos reclamado a Dios (o incluso a la persona que Dios usó para traernos al estudio de su palabra y a celebrar las Fiestas) que desde que iniciamos este caminar, las cosas no han salido bien?
Si continuamos leyendo el relato, nos daremos cuenta que Yehováh es el que se encarga de endurecer el corazón de Faraón para dirigirse en contra de Israel.
“Y he aquí, yo Yehováh endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería” Éxodo 14:17.
En otras palabras, hay ocasiones en que Yehováh es el que permite la adversidad en nuestras vidas, pero lo hace con un objetivo:
“…y sabrán los egipcios que yo soy Yehováh, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo… Y vio Israel aquel grande hecho que Yehováh ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Yehováh, y creyeron a Yehováh y a Moisés su siervo” Éxodo 14:18,31.
Si en estos días de Fiesta (o incluso en un futuro), usted está pasando por una prueba, recuerde las palabras que Moisés dijo al pueblo cuando Faraón venia a atacarlos:
“No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Yehováh hará hoy con vosotros… Yehováh peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” Éxodo 14:13-14.
Resumen Profético de las Fiestas de Otoño
En esta oportunidad, vamos a hacer un repaso de las Fiestas de Yehováh correspondientes al Otoño desde una perspectiva profética. Es importante tener presente que Yeshúa vino la primera vez como un siervo sufriente y cumplió las Fiestas de la primavera:
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:7.
Ahora él volverá, en esta ocasión a cumplir las Fiestas del Otoño como Rey Supremo, a establecer un reino justo por encima de todos los reinos de la tierra:
Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Yehováh será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos. Miqueas 4:1,3.
Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Isaías 11:1,3-5.
Día de Trompetas
El Día de Trompetas toma lugar el primer día del séptimo mes. Un evento del cual “nadie conoce el día ni la hora, sino que solo el Padre” (Mt 24:36). Pablo nos brinda una palabra de esperanza acerca de los que durmieron en el Señor, previo al día de Trompetas:
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en el Mesías resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 1 Tesalonicenses 4:16-17.
Todo esto sucederá después de la gran tribulación de aquellos días, donde seremos reunidos y llevados delante del trono de Dios:
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Estos son los que han salido de la gran tribulación… Apocalipsis 7:9-10,14.
Yom Kipur
Una vez que somos reunidos y llevados delante del trono de Yehováh, Yohanan (Juan) amplia ese momento y describe el escenario; nos habla acerca del mar de vidrio mezclado con fuego, y es aquí donde se da inicio a “los diez días temibles” previos al Día de Expiación:
Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
Apocalipsis 15:2.
Este será un tiempo de introspección, donde nuestras obras serán pasadas por fuego:
“…la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará” 2 Corintios 3:13.
Al mismo tiempo la ira de Yehováh está siendo derramada sobre la tierra:
“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios” Apocalipsis 15:1.
Sucot
Después de que el juicio y las copas de la ira de Yehováh sean derramadas sobre la tierra, la Novia entonces se prepara para las Bodas del Cordero, las cuales dan inicio a la Fiesta de Tabernáculos:
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Apocalipsis 19:7-8.
Posteriormente, Yeshúa y sus santos se preparan para la batalla contra los reinos de este mundo y los vencerán, estableciendo así el Reino milenial de Dios sobre la tierra.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Apocalipsis 19:15.
Después de mil años, Satanás será liberado de sus cadenas y hará guerra contra el Santo de Israel, pero Yeshúa lo vencerá, y Satanás será echado junto al falso profeta, al lago de fuego.
Finalmente, el juicio del Gran Trono Blanco, el día del juicio final habrá llegado. Los libros se abrirán, “y el que no se halló inscrito en el libro de la vida será lanzado al lago de fuego” Apocalipsis 20:15.
Es aquí donde Yohanan vio un cielo Nuevo y una tierra nueva, la nueva Yerushaláyim descender del cielo… y viviremos un eterno Sucot con nuestro amado Yeshúa!
El mensaje encriptado del Campamento de Israel
Cuando los hijos de Israel partieron de Sinaí, después de haber recibido los mandamientos, lo hicieron de una manera estratégica.
“Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha…”
Números 10:12.
Es interesante que la tribu de Rubén (siendo él el mayor de sus hermanos), no fue el primero en salir marchando, sino que fue la tribu de Yahudáh la que lideró al resto de las tribus por el desierto.
“La bandera del campamento de los hijos de Yahudáh comenzó a marchar primero, por sus ejércitos…” Números 10:14.
Esto hace que surja la pregunta ¿por qué no marcharon respetando el orden, iniciando con el hermano mayor hasta terminar con el hermano menor? La razón es que existe un mensaje encriptado cuando analizamos el orden de salida del campamento de Israel.
Echemos un vistazo para mirar cual fue el orden de las tribus que marcharon primero hasta el final:
“La bandera del campamento de los hijos de Yahudáh comenzó a marchar primero, por sus ejércitos; y Naasón hijo de Aminadab estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón. Después que estaba ya desarmado el tabernáculo, se movieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari, que lo llevaban. Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de Rubén por sus ejércitos; y Elisur hijo de Sedeur estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Deuel. Luego comenzaron a marchar los coatitas llevando el santuario; y entretanto que ellos llegaban, los otros acondicionaron el tabernáculo. Después comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Efraín por sus ejércitos; y Elisama hijo de Amiud estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Dan por sus ejércitos, a retaguardia de todos los campamentos; y Ahiezer hijo de Amisadai estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. Este era el orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían”
Números 10:14-28.
Ahora, analicemos el significado de cada uno de los nombres de los hijos de Israel; según el orden en que marcharon:
- Yahudáh: Alabaré a Yehováh (Gen 29:35).
- Isacar: Recompensa (Gen 30:18).
- Zabulón: Morada (Gen 30:20).
- Rubén: Mirad un hijo (Gen 29:32).
- Simeón: Que oye u obedece (Gen 29:33).
- Gad: Suerte/fortuna (Gen 30:11).
- Efraín: Fructífero/provechoso (Gen 41:54).
- Manasés: Que hace olvidar (Gen 41:51).
- Benjamín: Hijo de la mano derecha (Gen 35:18).
- Dan: Juzga (Gen 30:6).
- Aser: Dicha/bendición (Gen 30:13).
- Neftalí: Mi lucha (Gen 30:8).
Finalmente podemos descifrar el mensaje encriptado del campamento de las Tribus de Israel:
“Alabaré a Yehováh que me ha recompensado con una morada. ¡Mirad! un hijo que obedece! El que hace olvidar mi suerte y me fructifica. El hijo de la mano derecha juzga con bendición mi lucha.”
¡No hay duda que el mensaje encriptado nos señalaba desde tiempos muy antiguos un mensaje mesiánico!
Yeshúa es nuestra morada (Apocalipsis 21:22). Él es el hijo que obedece (Filipenses 2:7-9). Él cambió nuestro destino (1 Pedro 1:3-4). Él es quien está sentado a la diestra del Padre e intercede por nosotros (Romanos 8:33-34).
Si leyó con atención, habrá notado que no incluí a la tribu de Leví en la lista anterior. La razón es que la tribu de Leví iba en el centro del resto de las tribus y su significado por sí mismo también refleja otro rol del Mesías:
“¡El que une a los suyos!” (1 Tesalonicenses 4:16-17).
¡Ven amado Yeshúa!