La primera vez que vemos esta palabra es en Génesis 2:9 en donde dice:
Y Yehováh Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia (da’at) del bien y del mal.
Da’at no significa lo que se conoce hoy como ciencia, sino mas bien el “conocimiento experimental de algo o alguien”. La palabra da’at proviene del verbo hebreo yadá (ידע) que significa “conocer”, pero no en un sentido superficial o intelectual, sino en un sentido profundo e incluso íntimo en ciertas ocasiones, como vemos en Génesis 4:1
…conoció (yadá) Adám a su mujer Hava.
Lo que llamamos conocimiento hoy en día, está relacionado con el aprendizaje intelectual y repetición memorizada de un tema específico. En la mente hebraica, el da’at tiene más que ver con la aplicación práctica de ese aprendizaje.
El profeta Oshe’a (Oseas) nos habla del peligro de no tener este tipo de conocimiento:
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento (da’at). Por cuanto desechaste el conocimiento (da’at), yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley (Toráh) de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6
Estas duras palabras de exhortación del profeta, nos alientan a buscar aquel conocimiento que va más allá de lo intelectual. Cualquier persona puede aprender los Mandamientos o memorizar versos de las Escrituras, pero el verdadero conocimiento que evitará que seamos destruidos, proviene de vivir aquello que aprendimos como verdad.