Por: Miguel A. Forero -
Es tiempo de limpieza; tiempo de hacer un alto y examinar nuestro andar delante de Yehováh. A pesar de conversar con Él frecuentemente, seguramente se nos van quedando cosas pendientes para resolver “más adelante”: relaciones averiadas, pecados ocultos, deudas pendientes, resentimientos enterrados, etc. Yom Kipurim nos da la oportunidad de sanar todas estas cosas y la mejor manera de hacerlo es reconociendo nuestra fragilidad, nuestra propensión al pecado y nuestra tendencia a posponerlo todo. Gracias a nuestro Padre Eterno, llega Yom Kipurim, el día en que podemos reparar todo esto.
¡Atribuid la grandeza a nuestro ‘Elohim! Él es la Roca, cuya obra es perfecta, todos sus caminos son justos, Dios de fidelidad, sin injusticia, justo y recto es Él. La corrupción no es suya, de sus hijos es la mancha. Devarim 32:3-5
Es fascinante mantener este concepto claro en nuestro corazón. Nuestro Padre es todo lo que dicen estos versos y más. Pero… ¿estamos convencidos de ello realmente? O… ¿nos mantenemos culpándole por situaciones que nosotros mismos hemos provocado, o que simplemente han llegado a nuestra vida y consideramos que es injusto que así sea?
La corrupción NO ES SUYA! de sus hijos es la mancha. Cuando aprendamos a pensar de esta forma y asumamos la responsabilidad que corresponde a nuestro actuar, entonces y solo entonces, recibiremos la dirección, el soporte, el consuelo, el ánimo, la ayuda y demás que necesitemos de Sus manos.