Por: Miha’el. –
Las palabras hebreas de Exodo 25.8 traducidas como: “Y harán un Santuario para mí, y habitaré entre de ellos.”, también podrían ser traducidas como: “Y harán un Santuario para Mi, y habitaré en ellos”. Si Yisrael hubiera sido merecedor de esto, un Tabernáculo no hubiera sido necesario, porque la misma presencia divina que vino a reposar en el Tabernáculo, hubiera reposado dentro de cada individuo.
Yeshúa, el Mesías cumple este pasaje literalmente. Mientras estuvo entre nosotros en su carne, el cuerpo físico de Yeshúa se constituyó en un perfecto santuario para permitir que Yehováh habitara en medio de su pueblo. Esta es la razón por la cual Yeshúa habló de su cuerpo como el Templo de Yehováh cuando advirtió:
Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré. Juan 2.19
Estas palabras son una pista que nos lleva a conectar el cuerpo físico de Yeshúa con el Templo en Yerushaláyim. Así el sufrimiento y muerte del Mesías, corresponden a la destrucción del Templo, mientras que su resurrección corresponde a la futura reconstrucción del Templo en la era Mesiánica. En este sentido, el cuerpo de Yeshúa y el Templo tienen una conexión más allá de lo material, de manera que lo que le sucede al uno, también le sucede al otro.
Ahora bien, en vista de que el cuerpo del Mesías corresponde al Templo, en esta era ese Templo somos nosotros sus discípulos que colectivamente somos llamados el Templo del Ruaj Kodesh (Espíritu Santo). Por tal razón el apóstol Shaúl declara a la asamblea de los seguidores de Yeshúa en Corinto:
Porque nosotros somos Santuario del Dios viviente, como dijo Yehováh (en Levítico 26.12): Habitaré entre ellos y entre ellos andaré; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2Corintios 6.16
y:
¿No sabéis que vuestro cuerpo es Santuario del Ruaj Kodesh que está en vosotros, el cual tenéis de Yehováh, y que no sois vuestros?
Obviamente esto no significa que somos literalmente un edificio en el cual Yehováh debe ser adorado y reverenciado! Tampoco significa que somos un lugar geográfico donde Él ha puesto Su Nombre. Como seguidores de Yeshúa, nuestra semejanza con el Templo no suplanta en ninguna manera lo que será el Templo legítimo en Yerushaláyim. En otras palabras, nuestra condición de Templo es metafórica. A pesar de esta realidad, la presencia del Ruaj Kodesh dentro de nosotros no es menos real que la presencia de la Shekináh en el Templo real. Quizás a esto aludía el Mesías cuando le dijo a la mujer samaritana:
Mujer, créeme que viene una hora cuando ni en este monte ni en Yerushaláyim adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero viene una hora, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque también el Padre busca a tales que lo adoren. Juan 4.21-23
En el mundo por venir no habrá mas Templo. El Mesías mismo será el Templo en la Nueva Yerushaláyim:
Y no vi en ella Santuario, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero, es el Santuario de ella. Apocalipsis 21.22