Primero que nada me es necesario aclarar que estoy escribiendo este artículo como judío de nacimiento, además de por elección. Con el correr de los años mi entendimiento, y por consiguiente, mi definición acerca de lo que significa ser judío se ha expandido de manera significativa.
De acuerdo a la definición rabínica moderna, un judío es aquel que nació de vientre judío (es decir, que su madre es judía, independientemente de la religión del padre). También es judío aquel que se convierte a la religión judía.
Pero el término podría analizarse también desde otra perspectiva. Ahondemos en las Escrituras, ya que el término Yehudí (judío), tiene connotaciones más abarcativas y significados más profundos de los que normalmente le atribuimos. De cierta manera, se podría comparar en ciertos aspectos con el término Ivrí , o el nombre Israel (vea los artículos sobre estas palabras haciendo click en ellas) .
Hace dos mil años, un yehudí era todo aquel que vivía en el area de Yehudáh, además de practicar la religión judía. A esa área se la llamó Yehudá porque solía ser originalmente, cuando la tierra se dividió en los tiempos de Josué, la tierra correspondiente a la tribu de Yehudá, o Judá. Los límites de esta tierra se expandieron en los tiempos posteriores a Salomón, cuando existían dos áreas principales en Israel; el Reino de Judá (al sur) y el Reino de Israel (en las tierras de Samaria y Galilea, al norte).
Si nos regresamos a la persona en la que se origina este nombre, debemos remontarnos hasta los tiempos de Ya’akov, nuestro patriarca. Su cuarto hijo fue llamado Yehudá por su mamá, Lea, cuando dijo “esta vez alabaré (‘odé’, de la misma raíz que Yehudá) a Yehováh” (Génesis 29:35).
Otro versículo que nos ayudará con el contexto de lo que estamos examinando hoy, viene de otro yehudí, Shaul (Pablo), quien da su opinión al final del segundo capítulo de la epístola a los romanos:
“Pues no se es un verdadero judío solo por haber nacido de padres judíos ni por haber pasado por la ceremonia de la circuncisión. No, un verdadero judío es aquel que tiene el corazón recto a los ojos de Dios. La verdadera circuncisión no consiste meramente en obedecer la letra de la ley, sino que es un cambio en el corazón, producido por el Espíritu. Y una persona con un corazón transformado busca la aprobación de Dios, no la de la gente”.
Pablo era un fariseo, y este pasaje debe entenderse en contexto. No hay duda de que él creía, tal como la religión judía de su tiempo, que si un niño nacía de padres judíos era judío. Pero el está implicando aquí un significado más profundo a lo que quiere decir ser un yehudí. El nacer de determinados padres no determina la manera en que actuaremos en este mundo. Pablo está utilizando el término de yehudí para aquellos que “se lo ganan”, por así decirlo.
En este contexto, Yehudí sería “aquel que alaba a Dios con sus obras” (interpretación libre de Tzvi).
Por eso, sí, un yehudí es aquel que nació de padres judíos, como yo o Pablo; y también un yehudí es aquel que se convierte a la religión judía. Pero por sobre todas las cosas, un yehudí es quien actúa de manera recta y justa, con un corazón transformado para agradar al Creador.