El proceso de sacar a Yisrael de Mitsráyim (Egipto), culmina en un momento determinado, y el Mitsráyim material queda atrás; pero sacar a Mitsráyim, de los corazones de los Yisraelitas, será una larga tarea que demandará años. Para Yisrael, la nueva vida estaba llena de desafíos de fe, de pruebas de obediencia, de tests que habrían de sacar la realidad existente dentro de cada uno; de entrenamientos que habrían de fortalecer el carácter y de nuevas oportunidades para poner en práctica lo aprendido.
La historia de Yisrael, es una sombra de la vida de cada persona que decide dejar atrás los estándares del mundo, para seguir las instrucciones de Yehováh y vivir de acuerdo a Sus Mandamientos. Algo similar sucede con cada uno de nosotros, independiente de la edad en que tomemos tal decisión. Habiendo estado presos del sistema en el que hemos nacido, un día cuando decidimos marchar bajo la autoridad de nuestro Rey Y’shua, somos sacados a la libertad. En ese instante somos trasladados del reino de las tinieblas al reino de la luz donde necesitamos aprender a vivir de acuerdo a una nueva cultura.
Pero traemos tan enraizado el estilo de vida anterior, que a cada rato y a cada momento, éste se manifiesta. Tomará años, si no el resto de la vida, desaprender y erradicar maneras de pensar y de reaccionar, criterios, costumbres, tradiciones, creencias y patrones de conducta que ya no corresponden con el nuevo medio al que hemos sido trasladados.
Pero no estamos solos en este proceso, el cual representa un desafío de resistencia a largo plazo y que relativamente pocos quieren enfrentar. Yehováh ha prometido estar con nosotros como lo estuvo con nuestros padres en el desierto y a pesar de la terquedad de ellos, les proveyó y finalmente los trajo a su destino. Así mismo será con nosotros. Así que ¡ANIMO! no te rindas antes tus falencias. Mira siempre adelante y apóyate cada día en las promesas que nos ha hecho nuestro Padre Fiel.