20 de Agosto, Semana 27
Mt :10-23; Mr 5:24-34; Lc 8:42-48
Por: Harold Calvo -
En esta semana nos encontramos en la Cronología de los Evangelios con el relato de la mujer enferma de flujo de sangre. Este evento es muy conocido debido a la fe que esta mujer tuvo, al punto que el mismo Yeshúa le dijo “tu fe te ha sanado” (Mt 9:22). Sin embargo, uno de los aspectos más interesantes acerca de este relato es ¿cómo sabía esta mujer que “si tocare solamente el manto de Yeshúa” ella sería sana? (Mt 9:28).
El profeta Malaquías había exclamado una profecía mesiánica que era conocida por Israel aún en el primer siglo. Echemos un vistazo al contenido de dicha profecía:
Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación. Malaquías 4:2b.
El “Sol de justicia” es una referencia al Mesías y sus “alas” o kanaph -en hebreo- una referencia a los tzitziot, los cuales eran unos flecos que los hijos de Israel debían de vestir en sus atuendos de acuerdo al mandamiento dado por Yehováh en Números 15:38:
Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul.
Esto no significa que el tzitzit contenga un poder especial de sanación ni nada por el estilo. Lo que significaba esta profecía era que el Mesías iba a traer sanidad en sus tzitziot y esta mujer con flujo de sangre lo sabía, por lo cual creyó y recibió su sanidad.
La buena noticia es que el poder sanador que el Padre manifestó en los tiempos de Yeshúa, continúa vigente en la actualidad y mi oración es que usted reciba su sanidad ¡hoy mismo!
Shalom!