Por: Miguel Angel Forero -
Lo que NO ES Shemini Atzeret
El Último Gran Día – Shemini Atzeret en Hebreo- es llamado en la Toráh: “El Octavo Día” que corresponde al día siguiente al último de la Fiesta de Sukkot y es considerado un Shabbat o día de descanso. NO es el domingo, como se interpreta en el Catolicismo, en el cual se afirma que en vista de que el Séptimo Día de la semana es el Shabbat, entonces el día siguiente, el octavo, es el domingo. Esto solo demuestra un desconocimiento total del Calendario de Yehováh.
En el presente, este día de descanso también es ampliamente conocido con el nombre rabínico erróneo de: “Simhat Torah” ó “Celebración de la Torá”. Expresión rabínica inventada para hacer referencia al plan de lectura anual de la Toráh en porciones semanales, el cual debe terminar precisamente el día de Shemini Atzeret. Vale la pena aclarar que la Toráh no ordena seguir ningún plan de lectura; más bien nos invita a reflexionar en ella y obedecerla todos los días; y mucho menos le da al Octavo Día la connotación de Simhat Toráh. Estas son corrupciones rabínicas de la Toráh de Yehováh.
Ahora bien, puesto que Shemini Atzeret no forma parte de la Fiesta de Sukkot, las ordenanzas que se aplican para tal Fiesta, a saber: peregrinación a Yerushaláyim y morar en una tienda o Sukkah, no son aplicables.
Lo que SI ES Shemini Atzeret
La Toráh declara Shemini Atzeret, como un día de descanso, en el que todo trabajo está prohibido.
Ciertamente el día quince de este mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, celebraréis una solemnidad a Yehováh durante siete días. El primer día habrá un reposo solemne, y el octavo día también habrá un reposo solemne. Levítico 23.39
La diferencia entre un Shabbat semanal y un día como éste, radica en que está permitido preparar alimentos; pero en cuanto al trabajo, debe suspenderse y además se debe tener una Convocación, es decir una reunión de la comunidad.
Fue durante este día que Yeshúa, mientras presenciaba la ceremonia de libación del agua en el Monte del Templo, pronunció su famosa invitación:
En el último día, el más grande de la Fiesta, Yeshúa se puso en pie, y alzando la voz, dijo: ¡Si alguno tiene sed, venga a mí y beba! El que cree en mí, como dijo la Escritura, de su vientre fluirán ríos de agua viva. Esto dijo acerca del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en Él, porque todavía no había Espíritu, pues Yeshúa no había sido aún glorificado. Juan 7.37-39
Yeshúa estuvo presente durante esta ceremonia que invocaba la bendición de Yehováh para recibir las lluvias tempranas y tardías en la próxima estación agrícola; pero la Toráh no nos dice de manera explícita lo que nosotros debemos hacer en ella. Lo que sucedía en aquél tiempo, era que la gente, desmontaba sus sukas o tiendas, participaba en la convocación y luego partían de regreso a sus lugares de origen. Nada se dice en absoluto respecto a terminar la lectura de la Toráh.
Esto no significa que sea inapropiado seguir el calendario de lectura rabínico; pero vale la advertencia de que no estamos limitados por él, y que si deseáramos leer otra porción diferente, tenemos la libertad de hacerlo sin temor alguno.