Esta expresión se ha vuelto bastante popular en el movimiento mesiánico y de raíces hebreas en las últimas décadas. Sabemos que es una expresión compuesta. Por un lado tenemos el rúaj, qué es traducido como el espíritu y por el otro tenemos kodesh, qué es traducido como santo o santificado. Tal vez la parte más simple sea explicar primero, que kodesh no significa santo sino más bien separado.
La palabra rúaj tiene un significado muy abarcativo y se conecta con todo lo etéreo, es decir, todo lo que no es físico. No necesariamente con el espíritu asociado con el alma al cual nos referimos cuando hablamos del término rúaj haKodesh, sino a cualquier cosa que no sea física, incluido el intelecto, nuestro estado de ánimo, o nuestros pensamientos y emociones en circunstancias específicas.
Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu (rúaj)
Isaías 31:3
Para explicar más sobre el significado de cuán versátil es la palabra rúaj dependiendo de la palabra con la que se encuentre conectada, considere los siguientes ejemplos:
A una persona se puede denominar como paciente o impaciente, dependiendo de qué tipo de espíritu posea: kotser rúaj (corto de espíritu) es una persona impaciente, mientras que erej rúaj (largo de espíritu) es una persona paciente. En el mismo versículo en Eclesiastés 7:8 menciona también al g’vá rúaj (espíritu alto); este es el “orgulloso”.
El término ruaj haKódesh como tal, no aparece en las escrituras hebreas, pero una forma muy similar si aparece: junto con el posesivo. “Rúaj kodshejá”: Tu rúaj haKodesh, es lo que aparece en el salmo 51:11, cuando el rey David le ruega al Creador no ser despojado de Su espíritu. Es interesante notar cómo en el mismo salmo se habla también de “otros” espiritus: rúaj najón (espíritu “recto”, v10), rúaj nedivá (espíritu “noble”, v12) y por último rúaj nishbará (espíritu “quebrantado”, v17).
Mientras que es cierto que existe tal cosa como el espíritu de Dios (rúaj Elohim), y sabemos que como seres humanos lo podemos poseer, es importante tener en cuenta, a la luz de los ejemplos presentados en este artículo, que el rúaj no debe mirarse necesariamente como un término místico desconcertante, sino que se debe reflejar en nuestro carácter, emociones y temperamento.