Desde el primer hombre que fue llamado Israel, constituyéndose como nación y eventualmente asentándose en una tierra, pasando por las declaraciones proféticas y las promesas de bendiciones por venir, hasta nuestros tiempos en que un Estado moderno existe en el mundo, con millones de personas que se identifican con él, el nombre de Israel permanecerá a través de las eras, como testimonio del Dios de Jacob.