Despedida profética de jacob

Génesis 47:18 – 50:26 – Parashá vaYejí

Últimos momentos de Ya'akov (Jacob)

Resumen de la Porción

Ya’akov vivió en Egipto 17 años y, antes de morir, pidió a Yosef ser sepultado en Canaán junto a sus padres. Bendijo a sus hijos y a los hijos de Yosef, otorgando una especial bendición a Efraín, el menor. Reunió a sus hijos para profetizar sobre sus futuros y reafirmar su herencia en la tierra prometida. Tras su muerte, Yosef cumplió su deseo, llevándolo a Canaán para ser enterrado. Al morir, Yosef también pidió que, en el futuro, sus huesos fueran llevados a la tierra prometida, confiando en las promesas de Dios.

El Texto de la Biblia RVAH

Encuentra aquí las lecturas completas de la Torá, la Haftará (Profetas) y los Evangelios correspondientes a esta parashá, en la versión Reina-Valera-Hebraica, actualizada con los nombres de Yehováh y Yeshúa.

28Y vivió Ya'akov en la tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Ya'akov, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años. 29Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto. 30Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y Yosef respondió: Haré como tú dices. 31E Israel dijo: Júramelo. Y Yosef le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.

48

1Sucedió después de estas cosas que dijeron a Yosef: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. 2Y se le hizo saber a Ya'kov, diciendo: He aquí tu hijo Yosef viene a ti. Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama, 3y dijo a Yosef: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo, 4y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua. 5Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos. 6Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades. 7Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Bet-lejem.

8Y vio Israel los hijos de Yosef, y dijo: ¿Quiénes son éstos? 9Y respondió Yosef a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré. 10Y los ojos de Israel estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él les besó y les abrazó. 11Y dijo Israel a Yosef: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia. 12Entonces Yosef los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra. 13Y los tomó Yosef a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él. 14Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito. 15Y bendijo a Yosef, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham y Yitsjak, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, 16el Angel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Yitsjak, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.

17Pero viendo Yosef que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. 18Y dijo Yosef a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. 19Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones. 20Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés. 21Y dijo Israel a Yosef: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres. 22Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco.

49

1Y llamó Ya'akov a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros.

2Juntaos y oíd, hijos de Ya'akov,
y escuchad a vuestro padre Israel.

3Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor;
Principal en dignidad, principal en poder.
4Impetuoso como las aguas, no serás el principal,
por cuanto subiste al lecho de tu padre;
entonces te envileciste, subiendo a mi estrado.

5Simeón y Leví son hermanos;
armas de iniquidad sus armas.
6En su consejo no entre mi alma,
ni mi espíritu se junte en su compañía.
Porque en su furor mataron hombres,
y en su temeridad desjarretaron toros.
7Maldito su furor, que fue fiero;
y su ira, que fue dura.
Yo los apartaré en Ya'akov,
y los esparciré en Israel.

8Y'hudah, te alabarán tus hermanos;
tu mano en la cerviz de tus enemigos;
los hijos de tu padre se inclinarán a ti.
9Cachorro de león, Y'hudah;
de la presa subiste, hijo mío.
Se encorvó, se echó como león,
así como león viejo: ¿quién lo despertará?
10No será quitado el cetro de Y'hudah,
ni el legislador de entre sus pies,
hasta que venga Siloh;
y a él se congregarán los pueblos.
11Atando a la vid su pollino,
y a la cepa el hijo de su asna,
lavó en el vino su vestido,
y en la sangre de uvas su manto.
12Sus ojos, rojos del vino,
y sus dientes blancos de la leche.

13Zabulón en puertos de mar habitará;
será para puerto de naves,
y su límite hasta Sidón.

14Isacar, asno fuerte
que se recuesta entre los apriscos;
15y vio que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa;
y bajó su hombro para llevar, y sirvió en tributo.

16Dan juzgará a su pueblo,
como una de las tribus de Israel.

17Será Dan serpiente junto al camino,
víbora junto a la senda,
que muerde los talones del caballo,
y hace caer hacia atrás al jinete.
18Tu salvación esperé, oh Yehováh.

19Gad, ejército lo acometerá;
mas él acometerá al fin.

20El pan de Aser será substancioso,
y él dará deleites al rey.

21Neftalí, cierva suelta,
que pronunciará dichos hermosos.

22Rama fructífera es Yosef,
rama fructífera junto a una fuente,
cuyos vástagos se extienden sobre el muro.
23Le causaron amargura,
le asaetearon y le aborrecieron los arqueros;
24mas su arco se mantuvo poderoso,
y los brazos de sus manos se fortalecieron
por las manos del Fuerte de Ya'akov
(por el nombre del Pastor, la Roca de Israel),
25por el Dios de tu padre, el cual te ayudará,
por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá
con bendiciones de los cielos de arriba,
con bendiciones del abismo que está abajo,
con bendiciones de los pechos y del vientre.
26Las bendiciones de tu padre
fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores;
hasta el término de los collados eternos
serán sobre la cabeza de José,
y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos.

27Benjamín es lobo arrebatador;
a la mañana comerá la presa,
y a la tarde repartirá los despojos.

28Todos éstos fueron las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre les dijo, al bendecirlos; a cada uno por su bendición los bendijo. 29Les mandó luego, y les dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo. Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo, 30en la cueva que está en el campo de Macpela, al oriente de Mamre en la tierra de Canaán, la cual compró Abraham con el mismo campo de Efrón el heteo, para heredad de sepultura. 31Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a Yitsjak y a Rebeca su mujer; allí también sepulté yo a Lea. 32La compra del campo y de la cueva que está en él, fue de los hijos de Het. 33Y cuando acabó Ya'akov de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.

50

1Entonces se echó Yosef sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó. 2Y mandó Yosef a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a Israel. 3Y le cumplieron cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lo lloraron los egipcios setenta días.

4Y pasados los días de su luto, habló José a los de la casa de Faraón, diciendo: Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón, diciendo: 5Mi padre me hizo jurar, diciendo: He aquí que voy a morir; en el sepulcro que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás; ruego, pues, que vaya yo ahora y sepulte a mi padre, y volveré. 6Y Faraón dijo: Ve, y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar. 7Entonces Yosef subió para sepultar a su padre; y subieron con él todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos de la tierra de Egipto, 8y toda la casa de Yosef, y sus hermanos, y la casa de su padre; solamente dejaron en la tierra de Gosén sus niños, y sus ovejas y sus vacas. 9Subieron también con él carros y gente de a caballo, y se hizo un escuadrón muy grande. 10Y llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, y endecharon allí con grande y muy triste lamentación; y Yosef hizo a su padre duelo por siete días. 11Y viendo los moradores de la tierra, los cananeos, el llanto en la era de Atad, dijeron: Llanto grande es este de los egipcios; por eso fue llamado su nombre Abel-mizraim, que está al otro lado del Jordán. 12Hicieron, pues, sus hijos con él según les había mandado; 13pues lo llevaron sus hijos a la tierra de Canaán, y lo sepultaron en la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el mismo campo, para heredad de sepultura, de Efrón el heteo, al oriente de Mamre. 14Y volvió Yosef a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que subieron con él a sepultar a su padre, después que lo hubo sepultado.

15Viendo los hermanos de Yosef que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá Yosef, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. 16Y enviaron a decir a Yosef: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17Así diréis a Yosef: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y Yosef lloró mientras hablaban. 18Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. 19Y les respondió Yosef: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.

22Y habitó Yosef en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió Yosef ciento diez años. 23Y vio Yosef los hijos de Efraín hasta la tercera generación; también los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron criados sobre las rodillas de Yosef. 24Y Yosef dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Yitsjak y a Ya'kov. 25E hizo jurar Yosef a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos. 26Y murió Yosef a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto.

2

1Llegaron los días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo, diciendo: 2Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. 3Guarda los preceptos de Yehováh tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas; 4para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren mi camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel.

5Ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a los cuales él mató, derramando en tiempo de paz la sangre de guerra, y poniendo sangre de guerra en el talabarte que tenía sobre sus lomos, y en los zapatos que tenía en sus pies. 6Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz. 7Mas a los hijos de Barzilai galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron de esta manera a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano. 8También tienes contigo a Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Yehováh diciendo: Yo no te mataré a espada. 9Pero ahora no lo absolverás; pues hombre sabio eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás descender sus canas con sangre al Seol.

10Y durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad. 11Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén. 12Y se sentó Salomón en el trono de David su padre, y su reino fue firme en gran manera.

13

1Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Yeshúa que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, 3sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, 4se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? 7Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. 8Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. 9Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. 10Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. 11Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.

12Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. 14Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. 15Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. 17Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. 18No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. 19Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.

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