Después de un tiempo de prosperidad y disfrute bajo el gobierno de José, los hijos de Israel se encontraron repentinamente confrontados con un desafío: la esclavitud impuesta por un nuevo faraón que no conocía la historia de José y mucho menos apreciaba lo que él le había aportado a Egipto. Este periodo de opresión se convierte en un capítulo oscuro para los israelitas, por cuanto fueron sometidos a trabajos forzados en condiciones muy crueles y difíciles.
Sin embargo, en medio de esta adversidad surge una figura destacada: Moisés, designado por Yehováh como el libertador del pueblo. Moisés llegará a ser un instrumento divino para la liberación de los hijos de Israel. A través de una serie de eventos milagrosos y confrontaciones con el faraón; él liderará al pueblo hacia la libertad, dando inicio a un viaje épico conocido como: El Éxodo.
Al final de esta porción, Moisés se reúne con su hermano Aharón y juntos se presentan ante el faraón, pidiéndole que deje salir a los israelitas para servir a Yehováh. El faraón se niega y endurece su corazón, aumentando la carga de trabajo de los esclavos. Es entonces que Yehováh le promete a Moisés que mostrará su poder y su gloria, y que sacará a su pueblo con mano poderosa.