Siendo que los levitas no recibieron ninguna porción de tierra en heredad, Yehováh proveyó para ellos otro medio de sustento: las ofrendas, sacrificios y demás regalos que el pueblo traería para Él. Era la forma de pagarles por sus servicios en el ministerio. Los cohanim recibirían las ofrendas más santas – kadosh: Ofrenda por el pecado, ofrendas de culpa, y ofrendas de grano. adicionalmente recibían también la parte mecida de las Ofrendas de Paz.
Fuera del santuario, los cohanim recibían la terumáh – porción – del campo, de las viñas y de las huertas. El pueblo debía traerles la primera parte de las cosechas, del aceite prensado, del vino y de la lana esquilada de las ovejas. También recibían porciones de la masa del pan, los primogénitos de los animales y adicionalmente, la espaldilla, las quijadas (los cachetes) y el cuajar (la última cavidad del estómago de los rumiantes) de todo animal sacrificado (Deuteronomio 18:3).
Los levitas por su parte, recibirían los diezmos de todo Yisrael (verso 24). Pero ni los cohanim ni los levitas podrían tener heredad, porque Yehováh es su heredad.
Queda claramente establecida la diferencia entre el rol de los cohanim y los levitas. Los cohanim, eran quienes realizaban tareas como: quemar las víctimas sobre el altar, rociar la sangre en el mismo, hacer las libaciones de vino y de aceite o de agua, y muchas cosas más. Nada de esto podía ser delegado a los levitas; era estrictamente responsabilidad de los cohanim hacer todo esto.