Nuestra porción de esta semana inicia con instrucciones respecto al censo de población. Este hecho tiene un significado importante porque nos deja ver la igualdad de todas las almas ante nuestro Creador y Padre: no hay diferencia en cuanto a su condición económica, su abolengo, su educación, su apariencia, su entrenamiento, sus conexiones o experiencia.
Los censos eran realizados para saber el potencial de las naciones para ir a la guerra; y esta ofrenda o impuesto, no era una garantía ni de sus vidas, ni de que tendrían éxito en las batallas. Sea que ganaran o perdieran, Yehováh estableció que Yisrael pagara un rescate por su propias almas durante el censo, mostrando así la seriedad con que Yehováh considera la pérdida de una vida humana.
El pago debía ser anual, y así se practicó hasta el tiempo del exilio a Babilonia bajo Nabucodonosor, cuando fue suspendido. Luego Nehemías lo restableció cuando regresaron del exilio, pero Adriano, el emperador romano lo prohibió en 135 EC. Ahora que Yisrael ha regresado a su tierra, ésta práctica fue restablecida el 23 de Marzo de 1997.
NO SOMOS MEJORES QUE AARON
A pesar de haber hecho una decisión para seguir a Yeshúa, aún conservamos en nuestro interior el impulso de hacer lo que nos parece bien a nuestros propios ojos, cosa que hemos estado acostumbrados a hacer por tantos años, y fácilmente tendemos a rechazar de manera casi natural las directrices que nos provee nuestro Padre Yehováh.
Nos llenamos de razonamientos y actuamos exactamente como lo hizo Eva en el Edén: “vemos las cosas, nos parecen buenas, las hallamos agradables, y procedemos a actuar” sin dar mayor trascendencia a nuestras acciones y mucho menos a sus consecuencias.
Tal fue el caso de Aarón. Afortunadamente él se arrepintió a tiempo y el perdón para él y su familia fue tan completo, que le fue mantenido el nombramiento que había recibido de ser el segundo después de Moshé y más aún fue nombrado Sumo Sacerdote al servicio de Yehováh!
Cuando hay verdadero arrepentimiento y acciones que así lo demuestran, Yehováh perdona y sigue adelante con Su plan para nosotros. Esto es gracia maravillosa.
Pero no olvidemos la lección: Se requiere de nosotros un serio compromiso con la obediencia; es lo que nuestro Padre espera. En el proceso de obedecer, siempre habrá multitud de razonamientos como: “Parece que soy el único que está en esto, pues la mayoría de personas hace otra cosa”; o… “me siento raro actuando de esta manera”, etc. Pero Yehováh espera que nuestra voluntad controle tales impulsos y pensamientos y que inteligentemente decidamos seguir sus instrucciones, mandamientos, leyes, decretos, estatutos, testimonios y demás. Al actuar de esta manera, estaremos demostrándole que confiamos en sus palabras, que nos consideramos Su pueblo y sobre todo que en realidad le amamos.