Expresiones como:
‘sólo son palabras‘ ó ‘las palabras se las lleva el viento’ dan a entender que lo que decimos no tiene ningún valor.
Deuteronomio es una palabra de origen griego que significa: Segunda Ley, nombrando así al último de los cinco libros atribuidos a Moshé. El nombre hebreo de este libro corresponde a la primera palabra del texto en esa lengua: DEVARIM, que significa simplemente: Palabras.
Usualmente pensamos que las palabras son inmateriales y que por tanto carecen de valor. Hemos acuñado expresiones como: ‘sólo palabras‘ ó ‘las palabras se las lleva el viento’ para dar a entender que lo que se está diciendo no tiene ningún peso o trascendencia. Pero debemos detenernos un poco para descubrir el verdadero Poder de las Palabras.
El libro de Bereshit nos relata que todo lo que existe en este Universo fue creado por ¡La Palabra de Yehováh! El habló y lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía.
En nuestra propia experiencia seguramente podemos recordar palabras que han sido destructivas o limitantes en nuestro desarrollo; ó bien, palabras que por el contrario han sido fundamentos o motivaciones que nos han catapultado hacia la superación propia o de alguna situación en particular.
La muerte y la vida están en poder de la lengua; los que la aman comerán de su fruto. Proverbios 18.21
Recuérdalo cada vez que tengas algo para decir a alguien: Las palabras pueden construir o destruir. Y la realidad es que nuestro presente es el resultado de las palabras que hemos escuchado, aceptado o rechazado, o declarado o incluso que ¡no hemos pronunciado! pero que de todas maneras les hemos permitido moldear nuestro camino.