Por Tzvi ben Daniel -
Cada nombre en hebreo tiene un significado. En Israel, hasta el día de hoy una persona nombra a su hijo o hija de acuerdo al significado del nombre, dándole así un propósito profético a su vida desde el momento de su nacimiento. Esta costumbre es contrastada en nuestra cultura por elegir nombres de acuerdo a como suenan o porque alguna celebridad tenía ese mismo nombre. La mayoría de la gente hoy en día no conoce ni siquiera el significado de su propio nombre.
Biniamin, o Benjamín, tal como es transliterado en español, tiene un significado muy especial. Cada uno de los 12 hijos de Ya’akov fue nombrado por sus madres, pero con Biniamin sucedió una historia muy peculiar. La familia iba de viaje desde el desierto del Negev hacia el norte, y Raquel estaba embarazada. Pasando por Efrat, justo al sur de Jerusalén, que es hoy en día Belén, Raquel necesitó dar a luz. En esos tiempos obviamente no había hospitales y un viaje tan largo podía ser demandante para la salud.
Raquel logró dar a luz, pero esto le costó su vida, y con su último aliento dio el nombre a su hijo: “el se llamará Ben Oní”, que significa “hijo de mi aflicción”. Ya’akov se estremeció al ver morir a su mujer delante de sus ojos. Pero luego decidió llamar a su hijo Biniamín, que significa, “hijo de la diestra”. La diestra significa la mano derecha, y esta mano representa nuestro poder y autoridad, tal como el salmista dice “si te olvido Jerusalén, olvida mi diestra”. Sin nuestra diestra, perdemos nuestro poder y habilidad. Ya’akov no quiso que su hijo recuerde la “aflicción” de su madre moribunda cada vez que alguien lo llame. El decidió cambiar el destino profético de su hijo más pequeño, empoderándolo con el nombre Biniamín.
(Esta historia se encuentra en Génesis 35).