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Uno de los temas más mencionados en todas las Escrituras es el tema de la esclavitud. Y no porque la esclavitud en sí sea importante, sino porque el punto principal es la liberación de la esclavitud.
Todos los conceptos en esta existencia están basados en la dualidad. Desde Genesis 1 con el cielo y la tierra, la luz y la oscuridad, el día y la noche… Adam mismo fue condicionado a entender la realidad basándose en la dualidad cuando comió del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Hasta el día de hoy, no importa de quién se trate ni de que trasfondo proceda, uno entiende la realidad a través de los polos opuestos. Podemos decir que algo es malo, porque tenemos el concepto de lo que es bueno, podemos pensar que alguien es cruel, porque conocemos lo que es la compasión, sabemos que algo es hermoso, porque tenemos el concepto de lo que es horrible.
De la misma manera, en la historia bíblica se nos enseña qué es la libertad, basándose en lo que es la esclavitud. Los mismos hijos de Israel tuvieron que conocer la libertad a través de la esclavitud. Hay quienes dicen, especialmente aquellos que fueron privados de su libertad, que uno no puede saber en absoluto qué es la libertad, a menos que haya sido privado de ella.
Mitzraim (מִצְרָיְם) fue uno de los hijos de Cam (Gen 106), y es la palabra hebrea para Egipto, pero una vez mas, tal como todas las palabras hebreas que hemos venido estudiando, ésta también tiene un significado más profundo que nos va a revelar el entendimiento bíblico de lo que significa la esclavitud, y, por consiguiente, la libertad.
Descomponiendo la palabra hebrea, vemos que el “im” al final de Mitzraim indica la forma plural de la palabra. En singular sería matzor (מָצוֹר). E interesantemente, Egipto es llamado de esta manera singular en ciertos lugares, como por ejemplo Isaías 37:25:
Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto (matzor- מָצוֹר).
Un matzor en hebreo es un asedio. Cuando un ejército rodea a un pueblo o una ciudad antes de atacarla, generalmente para prevenir que entren provisiones allí.
Matzor, a su vez, proviene de la raíz tzar (צָר) que significa angosto o estrecho. La presión que un ejército aplica sobre el pueblo asediado, y la falta de espacio que le dejan, tiene que ver con esta idea. Tzar está relacionado también con el sufrimiento que se experimenta.
Tzorer, es la palabra traducida generalmente como enemigo pero proviene también de esta raíz y sería mejor traducida como “aquel que causa tzar”, aquel que causa dolor o sufrimiento.
Una de las palabras hebreas para roca es tzur (צוּר). Esta palabra es utilizada mucho en los salmos, cuando David dice que “Yehováh es su roca”. La palabra tzur, una vez más, proviene de la misma raíz que todas estas palabras. En este caso la idea de la presión o el concepto de algo estrecho tiene que ver con las condiciones en las que esta piedra se formó debajo de la tierra. El tzur en hebreo, a pesar de que este detalle se pierde en la traducción, no tiene que ver con cualquier piedra. Se trata de lo que en español se llama sílex o pedernal, que es una de las piedras más duras que existen, utilizada para hacer herramientas y armas en la edad de piedra.
Con todo esto, tenemos suficiente material para meditar sobre el concepto del lugar en que los hijos de Israel se encontraban cuando sufrieron bajo el período de esclavitud en Mitzraim, Egipto.
El sufrimiento no es necesariamente físico, sino mental. Viviendo en este mundo uno puede darse cuenta de que las ataduras y condicionamientos mas fuertes se encuentran en nuestra mente. Emociones como la preocupación o la ansiedad nos hacen sentir como si estuviéramos en un lugar angosto. En apariencia, ya salimos de Egipto y fuimos liberados de la esclavitud física, pero ¿cuántos de nosotros podemos decir que somos libres en nuestra mente?
Esta es una verdad que Yeshúa predicó, cuando enseñaba:
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
Mateo 11:28-29