La preparación y el almacenamiento de alimentos verdaderos es esencial. No es solo cuestión de supervivencia, sino de vivir bien y saludablemente.
Shalom, amantes de la nutrición y la preparación, hoy hablaremos de algo que se ha perdido en nuestro frenético mundo moderno: el pan. Sí, el pan de verdad, no esa cosa procesada que encuentras en las estanterías del supermercado. Estoy hablando del pan hecho con granos enteros recién molidos, el alimento casi perfecto, dado por Dios, que hemos dejado de lado.
¿Recuerdan cuando el pan era sinónimo de vida? En la antigüedad, la gente dependía de los granos para sobrevivir. Los granos enteros y las legumbres son almacenables y nutricionalmente completos. Pero, ¿qué hemos hecho? Hemos reemplazado el pan verdadero por versiones industriales llenas de conservantes y químicos. ¡Es una locura! Como dice Sue Becker, una experta en el tema, hemos sacrificado la calidad del pan por la conveniencia.
Uno de los puntos más impactantes de la charla de Sue (video completo al final de este artículo), es cómo los granos enteros se pueden almacenar indefinidamente si se mantienen secos y libres de humedad, insectos y roedores. Pero el arroz integral y la avena no duran tanto debido a los aceites en sus capas. Curiosamente, el arroz blanco, que muchos creen que es un cereal integral, no lo es. Es pura proteína y almidón, desprovisto de la fibra nutritiva que tiene el arroz integral.
El problema no es el grano, sino lo que hacemos con él. En los años 1900, dejamos que las grandes industrias sacaran los molinos de nuestras casas. ¿El resultado? Una salud deteriorada y una dependencia de alimentos industrialmente procesados. La harina blanca, “enriquecida” con vitaminas B y hierro, no puede compararse con la riqueza nutricional de los granos recién molidos. Y los estudios muestran que el peróxido de benzoilo, utilizado en la harina comercial, destruye vitaminas esenciales y causa problemas respiratorios. ¡Es una locura lo que le hacemos a nuestros alimentos!
Y no es solo la harina. Hablemos de la miel, otro alimento almacenable que mantiene sus propiedades nutricionales por años si se almacena correctamente. Llena de vitaminas, minerales y enzimas, la miel es otro regalo de Yehováh, nuestro Creador, que hemos dejado de lado por opciones más rápidas y menos saludables. Incluso en tiempos de guerra, la gente mejoró su salud al volver a consumir granos enteros y evitar el pan blanco procesado.
La preparación y el almacenamiento de alimentos verdaderos es esencial. No es solo cuestión de supervivencia, sino de vivir bien y saludablemente. Así que, es hora de desempolvar esos molinos de grano y volver a hacer pan de verdad. No solo es más saludable, sino que nos conecta con una tradición milenaria de nutrición y vida.
Así que ahí lo tienen, expertos en nutrición y preparación. Volvamos a lo básico, volvamos al pan de verdad. Nuestra salud y nuestro futuro dependen de ello. ¡Manos a la masa!