Por: Miguel Forero R. -
No seguiréis las costumbres de las naciones que Yo arrojo de delante de vosotros, porque ellos han hecho tales cosas y fueron detestables para mí… Yo soy Yehováh vuestro Dios, que os he apartado de entre los pueblos! Levítico 20.23-24
A lo largo de cada año hay celebraciones culturales inquistadas en nuestras y que nos presionan y arrastran a practicar yo a participar en cosas que Yehováh nos ha advertido que debemos evitar.
Yisrael, es una nación “apartada” y ahora nosotros, que hemos sido injertados en ella, ¡somos igualmente apartados!
¿Apartados de qué? Del mundo y sus sistemas. ¿Te has dado cuenta que todos ellos: el sistema educativo, el político, el económico, el social y aún el sistema religioso son todos ellos ateos? Así es; porque están organizados con base en el humanismo y no en los parámetros eternos de Yehováh; y lo más grave es que han desarrollado la estrategia de educar a las generaciones nuevas para asegurarse de que en poco tiempo, sus enseñanzas hayan desplazado la Verdad que hemos heredado a precio de sangre.
De la misma manera que Yehováh necesitaba que Yisrael se mantuviera sin contaminación para poder enviar al Mesías a través de su linaje, ahora que estamos al final de los tiempos, Yehováh requiere que haya hijos suyos capaces de mantenerse ‘apartados y sin contaminación‘; hijos que adoptan como su estándar de vida, el mismo que está establecido en su Reino, es decir su Toráh revelada, con el propósito de llevar a cabo su plan para el establecimiento de lo que realmente será “Un Nuevo Orden Mundial”, es decir Su Reino en la Tierra.
Nosotros hemos de juzgar a los ángeles. Pero no podremos hacerlo si mantenemos una actitud de indiferencia, de descuido, o de rebeldía y desobediencia a sus instrucciones. Ningún argumento cuenta: si hemos de ser útiles en Su plan, hemos de vivir sin reparos en obediencia a Su Palabra, aunque eso signifique soledad, crítica y rechazo de quienes nos rodean.