¿Es el gobierno de Israel “santo”?
¡Por supuesto que no! ¿Cuál gobierno lo es?!
Mi experiencia en la tierra
Regresé de una visita a la Tierra de Israel hace tan sólo un par de días. Mi experiencia no es la de un turista, ya que viví en la Tierra por casi 10 años. Me crié como judío y estudié hebreo desde pequeño, aunque mi trasfondo haya sido mayormente secular. Habiendo llegado a la Tierra por primera vez en el 2005, no tenía sentimiento “sionista” (políticamente hablando) y hasta simpatizaba con la llamada “causa palestina”.
Viví en el 2007 por casi todo un año en la parte Este (palestina) de Jerusalén, hospedado en la casa de Ibrahim, un viejo musulmán sufí en el Monte de los Olivos. Interactuaba con la población árabe local hablando en hebreo sin temor alguno, en un lugar en donde la familia de la única casa judía en el poblado subía y bajaba de la montaña con seguridad armada.
Más tarde viví en Sderot, en donde mi tercer hijo nació. Un lugar en donde uno tiene sólo 15 segundos para encontrar refugio contra los misiles que son lanzados desde Gaza por Yihadistas radicales, una vez que comienzan a sonar el “tzeva adom” (alerta roja) por los altoparlantes públicos.
La política que divide siempre en dos, es una manera muy simplista en la que la gran mayoría de la población mundial busca comprender un problema que tiene muchas más matices, incluyendo históricas y espirituales.
La conexión del pueblo judío con la tierra
Dios puso al hombre que había creado para trabajar y cuidar de la Tierra. La conexión del hombre con la tierra va mucho más allá de cercanía e interacción. El hombre mismo proviene de la tierra (adam/adamá).
Abraham fue llamado y le fue otorgada la tierra, ahora más específica, de Canán. Después de varias generaciones y un exilio en Egipto, el pueblo de Israel se establecería en esta tierra en el período de la conquista, con Josué, hace más de 3400 años. Había allí otros pueblos, sí, y de acuerdo a la narrativa bíblica, el pueblo de Israel estaba ejecutando un castigo contra esas naciones malvadas.
Israel vivió a través de dos exilios: El Asirio, alrededor del 720 AEC, cuando las tribus del norte serían extraviadas de la historia de Israel, y el Babilónico, que incluyó la destrucción del Templo de Jerusalén en el 586 AEC, exilio que incluyó al ya denominado pueblo judío (mayoría de Judá), y se extendería por 70 años.
Luego de la reconstrucción del Segundo Templo y sobreviviendo al imperio griego helenístico, el pueblo judío sería exiliado de Jerusalén y el Templo destruido en el año 70 EC. Este es el famoso exilio de 2000 años que el pueblo judío sufrió como consecuencia.
Pero a pesar de serles prohibida la entrada a la ciudad por el Emperador Adriano en el segundo siglo y de sufrir grandes derrotas a rebeliones armadas en tiempos de Bar Kojba, el pueblo judío permaneció en la Tierra por varios siglos más, y de hecho, hay varios registros que demuestran que siempre permaneció un remanente en la Tierra, a través de todos los siglos.
Gran parte de la gente confunde la Tierra de Israel con el Estado judío fundado en 1948, sin embargo ya existían judíos retornando a la Tierra desde Europa a partir de la Edad Media. No sólo las víctimas de las famosas expulsiones de España y Portugal a fines del siglo XV, sino desde 500 años antes, con expulsiones de Mainz y la zona del Río Rin en el período de las persecuciones de las Cruzadas.
¿Qué hay del pueblo palestino?
El pueblo palestino moderno no tiene una identidad comunitaria ya que no posee una homogeneidad étnica ni una historia compartida, salvo la de enfrentarse con el movimiento sionista moderno desde comienzos del siglo XX. Los palestinos en la zona de Gaza son étnicamente egipcios, mientras que los de Cisjordania se relacionan más con los jordanos y con tribus de Arabia. Esto no quiere decir, en mi opinión, que no tengan derecho de vivir en paz con sus familias en esa tierra, tal como lo han hecho por generaciones, especialmente cuando no están haciéndole daño a nadie.
Pero hay que entender que el término palestino es una palabra que proviene de Filistia, la antigua tierra en la zona mediterránea de Israel que alojaba a los filisteos, el pueblo archienemigo de Israel en tiempos antiguos. Es por esto que los romanos “re-bautizaron” a la Tierra con ese nombre durante el tiempo de las persecuciones de Adriano.
Habiendo estudiado la historia y dialogado con palestinos puedo decir que simpatizo con ellos, al mismo tiempo que creo con certeza que esa Tierra fue la entregada al pueblo de Israel con un propósito especial. Tal como lo es en las discusiones rabínicas; estas dos cosas no tienen que contradecirse mutuamente, sino que ambas pueden ser ciertas.
¿Qué sucederá en el futuro?
Lejos de intentar especular sobre profecías crípticas, prefiero enfocarme en el verdadero propósito de la existencia de Israel como nación. No sólo que cualquier judío tiene el derecho de retornar a la Tierra de Israel y contar con protecciones legales, sino que cualquier turista puede visitar y ver por sí mismo la historia pasada como cumplimientos proféticos presentes, al mismo tiempo que goza de un grado de seguridad y comfort, provisto por la infraestructura establecida por el Estado de Israel.
¿Es el gobierno de Israel “santo”? ¡Por supuesto que no! ¿Cuál gobierno lo es? Y aún más; el gobierno de Israel no fue “santo” desde el PRIMER gobernante (Saúl), ¿porqué debería esperar que se volvieran santos ahora? Desafortunadamente, ni siquiera la totalidad de los judíos en la Tierra creen en Dios y en Su Torá, pero una cosa sí es cierta; el pueblo judío vive en ese minúsculo pedacito de Tierra en particular, sólo porque fue otorgado a nuestros patriarcas de antaño, con el propósito de ser un pueblo apartado, una luz para las naciones, y que todo el mundo conozca al Creador del mundo. Puede que este sea un paso en la dirección del cumplimiento de las palabras de nuestros antiguos profetas. Y personalmente, un gran sentimiento de pertenencia y fortalecimiento de mi fe.