Había una gran cantidad de idolatría que se estaba volviendo cada vez más común, y esto desencadenó la ira divina. Los reyes tampoco pudieron mantener la estabilidad y la paz en sus territorios.
El exilio de Israel por los asirios fue un evento histórico significativo que tuvo lugar en el siglo VIII a.C. e inicios del siglo VII a.C. Fue un capítulo oscuro en la historia de Israel que tuvo un impacto duradero en su cultura y religión.
Para entender completamente el exilio asirio, es necesario conocer el contexto histórico en el que se desarrolló. Israel estaba dividido en dos reinos después de la muerte del rey Salomón, con el Reino de Israel en el norte y el Reino de Judá en el sur. Tanto el norte como el sur estuvieron implicados en conflictos políticos y religiosos. Había una gran cantidad de idolatría que se estaba volviendo cada vez más común, y esto desencadenó la ira divina. Los reyes tampoco pudieron mantener la estabilidad y la paz en sus territorios.
“Y los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Yehováh su Dios, edificándose lugares altos en todas sus ciudades…y levantaron estatuas e imágenes de Asera en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso, y quemaron allí incienso en todos los lugares altos, a la manera de las naciones que Yehováh había traspuesto de delante de ellos, e hicieron cosas muy malas para provocar a ira a Yehováh. Y servían a los ídolos, de los cuales Yehováh les había dicho: Vosotros no habéis de hacer esto” 2 Reyes 17:9-12.
Todo esto sucedió mientras que los asirios, un imperio bélico y en expansión, estaban conquistando y sometiendo diferentes regiones alrededor de su territorio. Los líderes de Israel estaban preocupados por la amenaza que representaba el imperio asirio, pero en lugar de buscar la ayuda de Yehováh, solicitaron ayuda de otros países para luchar contra el enemigo. Esto finalmente llevó a la caída del Reino del norte de Israel y al exilio de muchos israelitas.
“Mas el rey de Asiria descubrió que Oseas (rey de Israel) conspiraba; porque había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y no pagaba tributo al rey de Asiria, como lo hacía cada año… Y el rey de Asiria invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años…y llevó a Israel cautivo a Asiria…” 2 Reyes 17:4-6.
Las causas del exilio asirio fueron varias. Para empezar, hubo mucha desobediencia a Dios por parte del Reino de Israel. La idolatría se había convertido en una práctica común, y muchos hebreos habían abandonado la fe en Yehováh. El pueblo de Israel había perdido su conexión con la voluntad divina y había comenzado a adorar a otros dioses. Además, había una corrupción política y una debilidad militar en el Reino de Israel. El liderazgo del país estaba fracturado y no había una visión clara de cómo manejar la amenaza asiria.
La duración del exilio asirio no se sabe con certeza, aunque se cree que la mayoría de los hebreos del norte se quedaron exiliados. Aquellos que no fueron deportados, tuvieron que manejar un cambio significativo en su cultura y religión, ya que los asirios impusieron su propio estilo de vida y costumbres.
Las condiciones del exilio no eran favorables para los hebreos. Fueron tratados de manera cruel y sufrieron bajo el dominio de los asirios. Los hebreos quedaron obligados a aceptar la cultura y las tradiciones de los asirios, y esto los obligó a perder gran parte de su identidad. Como resultado, muchos hebreos se vieron alienados de las creencias y prácticas religiosas de sus antepasados.
Sin embargo, aunque las condiciones eran difíciles, algunos profetas como Amós y Oseas predicaron la palabra de Dios al pueblo de Israel. A pesar de la situación en el exilio, estos profetas ofrecieron una visión de restauración a través del amor y la justicia divina, que dio esperanza a aquellos que habían perdido todo.
La consecuencia más significativa del exilio asirio fue el fin del Reino de Israel. Los asirios repoblaron los territorios del norte de Israel con personas de otras áreas de su imperio, lo que significó que la mayoría de los hebreos del norte perdieron sus raíces culturales y su fe. Esto condujo a la diáspora de los israelitas, separando a su pueblo en diferentes regiones alrededor del mundo, lo que sigue siendo tangible hasta el presente.
“Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades” 2 Reyes 17:24.
Además, la influencia asiria en la cultura hebrea tuvo un impacto duradero. Los hebreos se vieron obligados a adoptar la cultura y las tradiciones de los asirios, (al menos los que sobrevivieron al exilio) lo que a su vez influenció el desarrollo de la religión hebrea después del exilio. La adopción paulatina de un nuevo estilo de vida hizo emerger una nueva forma de comprender la relación con Dios, la cual sería claramente diferente a la que existía antes del exilio asirio.
En resumen, el exilio asirio fue un evento desafortunado en la historia y tuvo un impacto hasta nuestros días tanto en la cultura como en la fe de Israel. La diáspora y el cambio cultural tuvieron un efecto duradero en torno a la relación con Dios. El exilio asirio es un recordatorio de que la obediencia y la lealtad a Yehováh es lo más importante, ya que el quebrantar sus mandamientos provoca la ruptura del pacto y por ende la protección del Altísimo se aparta de su pueblo.