Isaac no era un niño sino que contaba con aproximadamente 37 años, conforme a la cronología aceptada por la historia judía
Conociendo de antemano el final de la historia de Avraham ofreciendo a su hijo Isaac, resulta imposible para nosotros dimensionar adecuadamente lo que significó realmente tal prueba para él y para Isaac. Pero la realidad es que Avraham creyó que Yehováh resucitaría a Isaac, tal y como lo revelan sus palabras a los siervos que les acompañaban:
Y dijo Avraham a sus mozos: Permaneced aquí con el asno, que yo y el muchacho iremos hasta allí y nos postraremos. Después regresaremos a vosotros.
Génesis 22:5
Siempre se habla de la prueba de Avraham; pero… ¿acaso Isaac no fue también probado aquél día? Siendo un hombre adulto, podría perfectamente haberse escapado de lo que parecía ser un desvarío de su padre, mas no lo hizo. ¿Qué sostuvo a Isaac atado esperando el cuchillo? La misma fe que condujo a su padre.
Contrario a lo que hemos visto representado tradicionalmente en las ilustraciones gráficas de éste evento, Isaac no era un niño sino que contaba con aproximadamente 37 años, conforme a la cronología aceptada por la historia judía, aunque era considerado “un muchacho” en aquél entonces. Tengamos en cuenta lo siguiente:
- Isaac llevó sobre sí la leña para el holocausto, que ciertamente no eran solo unas ramas; lo que muestra que debía ser ya un hombre adulto.
- Voluntariamente se sometió al plan de su padre Abraham. A esa edad podría haberse resistido para evitar su muerte; pero se dejó atar por su padre quien lo puso sobre los troncos.
- No se quejó durante el proceso.
- Regresó solo a casa.
¿Notas el paralelo con la vida de Yeshúa? Isaac es un tipo o sombra del Mesías, quien siendo ya un hombre adulto, llevó sobre sí el madero, sin quejarse; “se dejó crucificar”, es decir que voluntariamente aceptó el sacrificio, para finalmente vencer la muerte y regresar “solo” resucitado a Casa. Por el otro lado, Avraham es una figura del Padre entregando a Su Hijo en lugar nuestro.
La fe, definida como una confianza inamovible en las promesas de Yehováh, había llegado a su nivel y tanto Avraham, como Isaac, como Yeshúa, fueron capaces de honrar la voluntad de Yehováh.