Semana 33
Mateo 17:1-9; Marcos 9:2-10
Por: Harold Calvo -
Yom Kipur, o el día de expiación, es el día más solemne del año. Lo encontramos en las Escrituras hebreas en el capítulo 23 de Levítico, versículos 27-32. En esta porción de la palabra, nos vemos varios detalles que el Altísimo ordenó que su pueblo hiciera durante este día:
- Es un día de asamblea: los hermanos de la fe se reúnen para conmemorarlo;
“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación…”
- Es un día de aflicción de nuestra alma: ayuno;
“…y afligiréis vuestras almas…”
- Se presentaba una ofrenda encendida (sacrificio), lo cual era llevado a cabo por el Sumo Sacerdote;
“…y ofreceréis ofrenda encendida a Yehováh…”
- Es un Shabat (día de descanso);
“Ningún trabajo haréis en este día…; porque es día de expiación”,
- Es un mandamiento eterno.
“…estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis”.
Mateo, Marcos y Lucas nos cuentan que en una oportunidad, Yeshúa se llevó aparte a Shimón Kefa (Pedro), a Yaakov y a Yojanán a un monte alto. Ahí, se transfiguró delante de ellos. Su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se tornaron blancos como la nieve, como los vestidos del Sumo Sacerdote. Moshé y Eliyahu aparecieron ahí. Todo esto ocurrió en un día de Yom Kipur.
Yeshúa nos estaba mostrando una sombra de lo mismo que ocurrirá cuando las naciones sean juzgadas el día del Juicio del Gran Trono Blanco. Yeshúa, nuestro Sumo Sacerdote estará ahí, al igual que el testimonio de la Tora (Moshé) y el testimonio de los profetas (Eliyahu).
Hermanos, que este sea un tiempo de arrepentimiento y que podamos volvernos a nuestro Padre que es grande y misericordioso… Que podamos expresar lo que dijo el profeta Oseas: “Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios” Oseas 14:2.