La celebración de Pésaj es en un sentido la celebración más importante de todas, ya que ninguna otra de las celebraciones, puede concebirse sin primero ‘salir de Egipto’.
Año tras año celebramos rituales que fueron instituidos hace milenios. Año tras año repetimos un ciclo de tradiciones que despiertan partes de nuestra psiquis y reviven nuestro espíritu. El calendario del Creador se encuentra en sintonía con la naturaleza, la cual es Su creación, tal como lo somos nosotros. Al retornar una y otra vez Sus caminos, aquella senda antigua, estamos retornando a aquella parte profunda dentro de nuestro ser, en donde el Espíritu del Dios Viviente se manifiesta.
La celebración de Pésaj es en un sentido la celebración más importante de todas, ya que ninguna otra de las celebraciones, puede concebirse sin primero ‘salir de Egipto’. Incluso el Shabat no podría haber sido entregado al pueblo de Israel sin primero haber salido de Egipto (ellos recibieron ese mandamiento en relación al día en que no caería maná). La salida de Egipto marca el primer mes del calendario (Éxodo 12:2) y marca el comienzo de la relación de Yehováh con el pueblo como un grupo, en lugar de hacerlo de manera individual tal como lo fue con los patriarcas hasta ese momento.
Hay un versículo interesante en la narrativa del Éxodo, que aparece al mismo tiempo que los hijos de Israel están saliendo de Egipto:
Y cocieron tortas sin levadura de la masa que habían sacado de Egipto, pues no había leudado, porque al echarlos fuera los egipcios, no habían tenido tiempo ni para prepararse comida.
Éxodo 12:39
A pesar de que los hijos de Israel conocían la idea de que había un Éxodo planeado, luego de cientos de años de esclavitud y siendo testigos de las caprichosas y rotundas negativas del Faraón, incluso después de las más severas plagas, ellos no necesariamente podían creer que la salida y liberación de esa esclavitud fuera posible.
En un instante el Faraón ordenó su expulsión (o les permitió la salida, dependiendo de cómo decidamos verlo) de los hijos de Israel y al siguiente instante, ellos salieron libres al desierto.
El simbolismo para hoy
Egipto fue el lugar en que los hijos de Israel sufrieron un período de esclavitud; pero metafóricamente hablando, puede simbolizar aquello que nos mantiene esclavos a nosotros. Pesaj no es sólo el momento en que conmemoramos la salida histórica del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, sino que es también la celebración de nuestra propia liberación de aquello que nos esclaviza.
No es por nada que los rabinos judíos exhortan al pueblo a que “cada persona se vea a sí misma como si hubiera salido de Egipto”. La celebración de la fiesta debe ser a nivel nacional, pero también a nivel personal.
Puede que seamos libres hoy en un sentido físico, pero es de la naturaleza humana, volver a caer en ciclos que esclavizan nuestra conciencia y empañan nuestra libertad de elección. Existe la necesidad imperativa de continuar en el camino de la libertad; y ensayarlo año tras año nos da la oportunidad de salir de aquellas trabas personales.
¡Date prisa!
El punto referido en el versículo de arriba, que dice que la masa no había leudado cuando los Israelitas salieron de Egipto, y que no habían tenido tiempo ni para prepararse comida, es muy importante. El tema de la matzá es un tema central de esta fiesta (la Fiesta de Matzot), y la matzá indica el elemento del “apuro” con el que salieron de Egipto.
Transponiéndolo al simbolismo que podemos aplicar en un nivel personal, ¿qué significa salir aprisa de Egipto?
Si dijimos que Egipto representa aquello que nos esclaviza, y el Éxodo tiene que ver justamente con “dejar” atrás esa esclavitud, “salir aprisa” tiene que ver con no pensarlo demasiado. Permíteme ampliar un poco; cuando meditamos en dejar algo, tal como un mal hábito, del cual nos sentimos esclavos, generalmente pensamos mucho sobre eso; tenemos dudas y planeamos escenarios en nuestra mente acerca de cómo sería la vida sin esto o aquello a lo que estamos apegamos… pero la salida de Egipto sucedió de prisa. Es decir, no hubo mucho tiempo para planear el menú, ni cuántos días de viaje serían, etc.
De la misma manera debe ser nuestra“salida de Egipto”: Dejando atrás todo lo que nos mantiene esclavos; debe suceder sin dudas ni cuestionamientos internos, estando preparados para emprender ese viaje hacia el desierto desconocido, sabiendo que el Todopoderoso nos estará guiando de día y de noche, para traernos al lugar que Él nos prometió.
¡Feliz Pésaj para todos!