Lección 1
Estamos en entrenamiento. Con facilidad olvidamos las grandes manifestaciones de Yehováh a nuestro favor y nos sentimos abandonados e impotentes. Pero Yisrael estaba en entrenamiento al igual que nosotros hoy; nuestros padres necesitaban aprender a vivir en dependencia total de su Elohim y Libertador; necesitaban aprender que también era Proveedor, Protector, Legislador y Juez. Yehováh tomó al pueblo de la misma manera que se adopta un hijo que requiere de amor, pero también de dirección y corrección.
“…sino que trato con severidad mi cuerpo, y lo reduzco a servidumbre; no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo quede descalificado.” 1 Corintios 9:27
Lección 2
Los momentos amargos, pueden tornarse dulces. Cuando en medio del dolor y las dificultades acudimos a Yehováh por medio de Yeshúa, nuestras amarguras son cambiadas recibimos fortaleza y la vida se torna más dulce por Su presencia.
“Por nada estéis angustiados, antes bien, por la oración y la súplica, en todo sean conocidas ante Yehováh vuestras peticiones con acción de gracias, y la paz de Yehováh, que sobrepuja a todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Yeshúa HaMashíaj.” Filipenses 4:6–7
Ante la queja del pueblo por la falta de comida, Yehováh envió codornices e hizo provisión del maná. Las instrucciones fueron precisas respecto a lo que deberían recoger entre semana y en particular el sexto día, víspera del Shabbat. Nótese que para entonces el pueblo ya tenía conocimiento del Shabbat a pesar de que la Toráh (Ley) no había sido aún entregada.
Lección 3
Parte vital del entrenamiento es aprender a depender de Yehováh día a día. Observemos que la oración de Yeshúa conocida como el Padre Nuestro, incluye la petición de recibir la provisión de alimento diario del Padre:
“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” Lucas 11:3
La respuesta de nuestros padres yisraelitas a las duras pruebas que tuvieron durante su estadía en el desierto es un ejemplo y una advertencia para nosotros los seguidores de Yeshúa, el Camino. Ellos a pesar de haber sido sacados de Mitsráyim y de haber visto las maravillas de Yehováh, no pudieron entrar en la tierra prometida debido a su incredulidad; y la generación que fue testigo de todas esas manifestaciones, pereció en el desierto.
Lección 4
La salvación no la tenemos garantizada. Muchos que han sido hallado a Yeshúa, se quedarán por el camino, porque toman la senda ancha y evitan el sendero estrecho que conduce a la puerta estrecha. De tan gran multitud de personas mayores de 20 años que salieron de Mitsráyim, solo dos: Yahoshúa (Josué) y Kaleb entraron en la Tierra Prometida. Así mismo, son muy pocos los perseverarán hasta el fin y entonces serán salvos.
“Y seréis aborrecidos por todos a causa de mi Nombre, pero el que perseveró hasta el fin, éste será salvo.” Marcos 13:13