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Sabemos que por la Palabra de Yehováh todas las cosas fueron creadas. Dicho de otra manera, la palabra de Yehováh emitió una vibración buena, creadora, y que trajo vida.
¿Sabía usted que todo en la Creación emite una vibración? Justo desde su inicio vemos como todo estaba en desorden y el Espíritu de Yehováh se movía sobre las aguas emitiendo un tipo de vibración.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” Génesis 1:2.
El término que se tradujo como “movía” en Génesis 1:2, es la palabra hebrea ‘rahap’ que significa revolotear, mover, agitar, vibrar. Miremos por un momento las siguientes imágenes para entender mejor el concepto de vibración en la Creación:
En esta imagen podemos ver a un joven con una vara en su mano, una lámina negra de cartón, y arena esparcida desordenadamente sobre el mismo. El joven frota la vara contra la cartulina, y emite una vibración con una cierta frecuencia. En la segunda imagen se puede apreciar que el resultado de dicha vibración fue la formación precisa de figuras.
Sabemos que por la Palabra de Yehováh todas las cosas fueron creadas. Dicho de otra manera, la palabra de Yehováh emitió una vibración buena, creadora, y que trajo vida. En nuestro caso, la pregunta que planteo es: ¿qué tipo de vibración está transmitiendo usted? Es importante que emitamos una vibración buena que construya y que esté acorde al diseño del Altísimo.
Una y otra vez vemos ejemplos acerca del poder de la vibración en el transcurso de las Escrituras. Quizás, uno de los mejores ejemplos que encontramos es el episodio de Josué cuando Yehováh le ordenó al pueblo marchar por siete días alrededor de las murallas de Jericó. Fue tal la vibración que se provocó a causa del ruido y el estruendo de la bulla provocada por las trompetas, shofares y gritos del pueblo, que las murallas de Jericó se derrumbaron (Josué 6).
Otro ejemplo que encontramos en las Escrituras es el caso del Rey Saúl. En el libro de 1 Samuel 16 dice que el Rey Saúl estaba siendo atormentado por un espíritu malo que venía de parte de Yehováh. Sin embargo, sus siervos encontraron la manera de traer alivio a Saúl al invitar a David para que tocara el arpa. La melodía de la música de David producía una cierta vibración que provocaba que el espíritu malo se apartara del rey, y de esta manera le traía sanidad (1 Samuel 16:23).
Todo emite una vibración, de ahí la importancia de cuidar nuestras palabras ya que las mismas tienen el poder de crear y traer vida o de destruir. Demos un vistazo a la sabiduría que encontramos en los proverbios con respecto al poder de nuestras palabras:
“Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos” Proverbios 18:20-21.
La Torá nos enseña que debemos ministrar a nuestros hijos con las palabras que el Altísimo nos dijo que les habláramos diariamente. ¿Cuáles son estas palabras? ¿Cuál es la vibración que deberíamos de estar emitiendo a nuestros hijos?
“¡Escucha oh Israel! Yehováh nuestro Elohim, Yehováh uno es. Y amarás a Yehováh con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes” Deuteronomio 6:4-8.
Si todo emite una vibración, ¿qué tipo de vibración emiten los animales, principalmente aquellos con los que nos alimentamos? ¿Será por eso que Yehováh le dijo a Israel qué animales podía comer y cuáles no?
Finalmente, las plantas también emiten una vibración que nosotros hoy en día llamamos “propiedades curativas”. Resulta muy interesante que la Torá es comparada con un árbol que da vida:
“Ella (la sabiduría = Torá) es árbol de vida a los que de ella echan mano; y bienaventurados son los que la retienen” Proverbios 3:18.
¿Desea emitir la vibración correcta? ¡Comamos de ese árbol de vida, y seamos agentes de cambio trayendo sanidad a las naciones!
¡Shalom!