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(תֵבָה) Tevá – El arca

Por: Tzvi ben Daniel - 

 

¿Qué se le viene a la mente cuando le digo la palabra “arca” en español? En un contexto bíblico, puede que se imagine el arca de Noaj (Noé), o tal vez el arca del pacto. A menudo los traductores de la Biblia, así como cualquier otro traductor, debe escoger determinadas palabras para traducir una idea. Sin embargo, estas decisiones, a pesar de ser muy estudiadas por individuos capacitados, son subjetivas. A veces hay palabras hebreas que pueden significar 4 o 5 cosas distintas en español, así como también a veces sucede que hay 4 o 5 palabras diferentes en hebreo, para un solo concepto o palabra en español.

En este caso, la palabra tevá (תֵבָה) aparece por primera vez en Genesis 6:14, cuando el Todopoderoso le ordena a Noaj construir el arca para salvarse él y su familia del diluvio.
De aquí aprendemos que la palabra tevá está relacionada con una especie de bote o construcción acuática que brinda protección a los tripulantes.

Teniendo esto en cuenta, no es sorpresa que encontremos en las Escrituras que el “arca” del pacto no era una tevá. De hecho, la palabra aquí no está relacionada para nada con la palabra tevá. Es arón habrit (“arca” del pacto).

Por el otro lado, en donde sí tenemos otra tevá, es en Egipto, en los tiempos del bebé Moshéh (Moisés), cuando su madre construyó “una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea” (Éxodo 2:3). En este caso el traductor escogió la palabra “arquilla” en lugar de “arca”, para diferenciarla de aquel arca gigante construida por Noaj, a pesar de que ambas palabras en hebreo son tevá. Y podemos apreciar aquí también la conexión del significado esencial de la palabra; la tevá es utilizada en las aguas y está diseñada para preservar vidas.

Personajes Bíblicos

נֹחַ (Nóaj) – Noé

A pesar de que el “descanso” es físico, vemos cómo, cuando asociamos esta palabra con otras en las Escrituras, se aplica también a un descanso más allá de lo físico.

Uno de los personajes más emblemáticos en las Escrituras Hebreas es el hombre que nació en la décima generación desde Adam; Nóaj, Noé. La palabra nóaj significa descanso. De esta raíz proviene el nombre del profeta Najum (Nahum) y el nombre del pueblo Kfar Najum (Capernaum), que conjugados de esta manera se relacionan con la palabra “consuelo”. El verbo menajem significa “consolar”. A pesar de que el “descanso” es físico, vemos cómo, cuando asociamos esta palabra con otras en las Escrituras, se aplica también a un descanso más allá de lo físico.

En Éxodo 20:11 se nos dice que Elohim descansó (va’inaj – וַיָּנַח) en el Shabat y en Genesis 8:4 se nos dice que el arca “descansó” (va’tanaj – וַתָּנַח) en el séptimo mes sobre las montañas de Ararat.

En Genesis 5:29 dice que Lamej (Lamec) el padre de Nóaj, nombro así a su hijo con la esperanza de que él “nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos”. De las palabras nos aliviará (ienajmenu – יְנַחֲמֵנוּ) es que proviene originalmente el nombre Nóaj.

Hay un hermoso versículo en hebreo en Genesis 6:8, en donde se nos dice que “Nóaj halló gracia ante los ojos de Yehováh”. La palabra para “gracia” es jen (חן), que son las mismas dos letras de la palabra Nóaj, pero al revés. Tan solo una de las perlas de esta hermosa y divinamente inspirada lengua hebrea.


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נָחָשׁ (Najash) – La Serpiente

[fusion_text]Por Tzvi ben Daniel –

La palabra Najash aparece en el tercer capítulo del libro del Génesis para designar al animal “más astuto” de los que fueron creados por Yehováh. Este animal, es conocido en español como la serpiente. Fue la serpiente quien engañó a Javá (Eva) para que comiese del fruto prohibido y posteriormente fue castigada por el Creador.

Desde una perspectiva biblica, la serpiente en sí, no es vista como un elemento inherentemente malo, o satánico. De hecho, si nos trasladamos algunos milenios en el futuro desde este episodio del Jardín del Edén, veremos que la serpiente-Najash aparece como un símbolo de poder en las manos de Moshéh, cuando retorna a Mitsráyim (Egipto) y confronta al Faraón (Éxodo 4:3; 7:15).

Más adelante, la Najash se convierte en el símbolo de sanación para el pueblo de Israel cuando Moshéh hace una serpiente de bronce (najash nejóshet) y la pone arriba de un asta, para que aquellos del pueblo que habían sido mordidos por las serpientes ardientes, la miraran y fuesen sanados (Números 21:9).

Por último, esta misma imagen de sanación fue la que utilizó Yeshúa cuando dijo que “como Moshéh levantó la serpiente (Najash) en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”.[/fusion_text]

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דַעַת (da’at) – Conocimiento

La primera vez que vemos esta palabra es en Génesis 2:9 en donde dice:

Y Yehováh Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia (da’at) del bien y del mal.
 
Daat no significa lo que se conoce hoy como ciencia, sino mas bien el “conocimiento experimental de algo o alguien”. La palabra da’at proviene del verbo hebreo yadá (ידע) que significa “conocer”, pero no en un sentido superficial o intelectual, sino en un sentido profundo e incluso íntimo en ciertas ocasiones, como vemos en Génesis 4:1
conoció (yadá) Adám a su mujer Hava.
 
Lo que llamamos conocimiento hoy en día, está relacionado con el aprendizaje intelectual y repetición memorizada de un tema específico. En la mente hebraica, el da’at tiene más que ver con la aplicación práctica de ese aprendizaje.
El profeta Oshe’a (Oseas) nos habla del peligro de no tener este tipo de conocimiento:
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento (da’at). Por cuanto desechaste el conocimiento (da’at), yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley (Toráh) de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6
Estas duras palabras de exhortación del profeta, nos alientan a buscar aquel conocimiento que va más allá de lo intelectual. Cualquier persona puede aprender los Mandamientos o memorizar versos de las Escrituras, pero el verdadero conocimiento que evitará que seamos destruidos, proviene de vivir aquello que aprendimos como verdad.

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יֹום הַכִּפֻּרִים – Yom haKipurim 

Por: Tzvi ben Daniel

Probablemente haya notado en el título que se menciona Yom haKipurim, en plural, en lugar de  la manera más utilizada Yom Kipur, en singular. Esto es porque en Levítico 23:27, cuando dice que “el día de expiación”, en hebreo está en plural, y por eso sería mejor traducido como expiaciones, ya que había más de un pecado y más de un pecador entre los hijos de Israel (y entre nosotros hoy en día).
Pero lo más interesante es el significado de la palabra kipur en el hebreo. Si trazamos la raíz hasta la primera vez que esta palabra aparece, es en Genesis 6:14, donde Yehováh instruye a Noé acerca de cómo construir el arca:

Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás (kafar) con brea (kofer) por dentro y por fuera.

כָּפַר

El verbo kafar, de donde proviene la palabra kipur, es traducido como calafatear, que significa literalmente cubrir. Preste atención como el material con el que se realiza esta cobertura (brea en español) está también relacionado con la misma raíz.

Así es, Yom haKipurim (o Yom Kipur) sería mejor traducido como el “día de las coberturas”. ¿Y Qué es lo que se está cubriendo? Nuestros pecados. Nuestras transgresiones. ¿Cómo son cubiertas? De la única manera que fue provista en la Torá: con sangre. Ya que la vida está en la sangre y vida es lo que estamos perdiendo cuando pecamos, ya que el pecado trae muerte.

Y para compartirles la perfección de la lengua hebrea y del plan celestial… ¿Cuál era el lugar en donde se vertía la sangre del cabrito sacrificado en Yom Kipur? En el kodesh kodashim, el ‘santo de los santos’, o el lugar santísimo según Reina. El lugar donde el cohén gadol (sumo sacerdote) ingresaba sólo una vez al año. El lugar en donde se encontraba el Arca de la Alianza. Esta Arca tenía lo que se llama el propiciatorio. Sobre este se vertía la sangre del sacrificio (Levítico 16:14). Y la palabra hebrea para propiciatorio es:  kaporet.

כָּפֹּרֶת

Esta palabra está también relacionada con kipur y el concepto de cubrir. Este kaporet cubría el arca del pacto, y también era un instrumento por medio del cual el Todopoderoso cubría nuestras transgresiones en el día más santo del calendario hebreo.

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Shabat: El Tiempo Señalado de Restauración y Retorno al Creador

Yehováh estableció el Shabat como un patrón a seguir y lo ejemplificó en el séptimo día cuando terminó su obra.

El Shabat es el primero de los tiempos señalados que se menciona en Levítico 23, antes que cualquier otra Fiesta. Su importancia es primordial ya que sucede más que cualquier otro tiempo señalado: una vez cada siete días, más de cincuenta veces al año. Esta regularidad demuestra su papel central en la relación entre Yehováh y su pueblo, recordándonos constantemente la obra de la creación y el pacto eterno con el Creador.

Como sabemos, el Shabat no fue dado en el Monte Sinaí, sino que viene desde la creación misma. Yehováh lo estableció como un patrón a seguir y lo ejemplificó en el séptimo día cuando terminó su obra.

Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.

Desde este principio fundamental, el Shabat ha sido un tiempo de reposo, reflexión y restauración. Es un día en el que el hombre cesa de su obra, no solo físicamente, sino también espiritualmente, para conectarse con el Creador y renovar su compromiso con Él.

Conexiones en el hebreo

Las conexiones lingüísticas en el hebreo nos revelan dimensiones más profundas del significado del Shabat:

  1. Shabat (שָׁבַת) está estrechamente relacionada con la palabra “séptimo” (shvi’í, שְׁבִעִי), indicando que su naturaleza está vinculada a la estructura misma del tiempo establecido por Yehováh.
  2. La palabra “reposar” (va’ishbot, וְיִשֹׁׄתַ) es una conjugación de la palabra Shabat, lo que nos indica que su significado central es el cese de la actividad.
  3. La palabra Shabat proviene de la raíz hebrea shav (שָׁב), que significa retornar.

Este último punto es particularmente significativo, ya que nos muestra que el Shabat no es solo un día de descanso, sino un tiempo de retorno a Yehováh. Es un día para desconectarnos de las distracciones del mundo y volver a nuestra fuente, al Diseñador de la vida.

El Shabat y la restauración mesiánica

Con este entendimiento, podemos concluir que el Shabat es una contraparte de los días de la creación. En el proceso creativo, Yehováh se expresa y produce una fuerza activa de expansión, llenando el universo con su obra. En el Shabat, Él pausa y permite que todo retorne a Él, completando el ciclo de la creación con armonía y equilibrio.

Es por eso que el reinado milenial del Mesías es entendido como un tiempo de restauración, un Shabat para el mundo. Un período en el que todo retornará a Yehováh y su orden será plenamente restablecido. Como lo menciona el profeta Isaías:

Y acontecerá que de mes en mes, y de Shabat en Shabat, vendrá toda carne a adorar delante de mí, dice Yehováh.

El Shabat, entonces, no es sólo un mandamiento para Israel, sino una imagen profética del futuro glorioso del Reino de Yehováh. Guardar el Shabat es ensayar para ese tiempo en el que toda la humanidad descansará en la presencia del Creador y vivirá en completa armonía con Él.


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זֶרַע – La semilla

Una semilla en suelo fértil y la descendencia de un hombre. Ambas expresiones tienen una raíz común en el hebreo: la palabra zera (זֶרַע).

Zera significa semilla y aparece por primera vez en las escrituras en Genesis 1:11:

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla (zera); árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 

La semilla es el componente esencial de las plantas para poder reproducirse. Tiene toda la información genética necesaria para poder producir una planta o un árbol, que a su vez, cuando madure y produzca fruto, producirá una planta o árbol exactamente igual a sus antecesores.

Es por eso que, bíblicamente hablando, cada hombre posee zera dentro de sí. Este es el mecanismo por el cual el ser humano, tal como las plantas y los animales, se reproduce.

Es por esto que la descendencia de un hombre es llamada también zera.

Génesis 15:5: (Yehováh) lo llevó fuera (a Abraham), y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu zera (tu descendencia).

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El Alfarero y la Vasija


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נְֹשָמָה – Alma

Por Tzvi ben Daniel –

La palabra alma es a menudo un concepto abstracto para nuestro entendimiento concreto. Nos imaginamos que de alguna forma misteriosa el alma entra al cuerpo de un bebé en algún momento durante el embarazo.

En contraste, la primera vez que la palabra alma aparece en el texto hebreo es cuando en Genesis 2:7 Yehováh “sopló en la nariz del hombre aliento de vida” . En hebreo, נִשְׁמַת חַיִּים (nishmat jaim) es literalmente ese aire que le da vida al hombre. El mismo aliento que usted y yo respiramos, el aliento que el bebe toma cuando sale del vientre de su madre. El aliento que respira el cristiano, el judío, el musulmán y el budista, porque todos procedemos de Adam. Tal es el poder del aliento de vida que el Creador insufló en Adam, el cual continúa produciendo vida hasta el día de hoy. Este es el “último aliento” que se expira cuando morimos, literalmente, nuestra alma sale del cuerpo.

La palabra Neshamá no debe ser confundida con la palabra Néfesh, que si bien se asocia también con la respiración, es conectada mas con la vida física. Néfesh se traduce como “ser” en Genesis 2:7, y es un atributo que poseen tanto el hombre como el animal (Néfesh es traducido como “vida” en Genesis 1:30).

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מוֹעֵד – Mo’ed

Por: Tzvi ben Daniel -

La palabra mo’ed aparece por primera vez en Genesis 1:14, cuando dice que “Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años”.

En español, asociamos la palabra “estaciones” con las estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno. Y a pesar de que tiene sentido que el Creador haya creado el sol y la luna para marcar las estaciones del año, que en efecto son el resultado de la distancia entre el sol y la Tierra, este no es el significado primordial de la palabra mo’ed.

Pasemos a Levítico 23:

Habló Yehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Las Fiestas Solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas:

La palabras Fiestas Solemnes corresponden a una palabra hebrea: Mo’adimque es el plural de מוֹעֵד – Mo’ed (!!!).  Ahora, si nos devolvemos al primer capítulo de Genesis entenderemos que el Creador creó las luminarias de los cielos para marcar estas estaciones: “Sus Fiestas”. Tal es la importancia de Sus tiempos señalados.