por Michael Rood
Todos seremos transformados en la resurrección (1Corintios 15), ¡pero eso no quiere decir que nos convertiremos en ángeles! Los muertos resucitan en cuerpos resucitados; los ángeles siguen siendo ángeles. Además, las pinturas clásicas a menudo ilustran incorrectamente a los ángeles como seres voladores. Este es el caso de un lector laico que lee una Biblia y mal entiende los términos específicos del lenguaje o los coloquialismos culturales implicados por el texto original hebreo o griego. De hecho, los ángeles no tienen alas.
Además, bebés regordetes con alas no son mencionados en la Biblia. Había, más bien, dos “dos varones con vestiduras blancas” quienes estaban presentes durante la ascensión de Yeshúa (Hechos 1:10). Note que estos varones no tenían alas angelicales ni tampoco eran niños regordetes voladores o súper modelos con alas. Un entendimiento bíblico apropiado de un ángel es el de un hombre – sin alas – el cual es a menudo tan imponente, que tiene que calmar a los humanos asustados que lo contemplan.
En el capítulo dos, versículo uno, del libro de Apocalipsis, la versión Reina Valera dice, “Escribe al ángel de la iglesia en Efeso.” Estos son mensajeros humanos que van a entregar la Revelación a cada una de las siete asambleas. Cuando la palabra Griega “aggelos” aparece en los Evangelios, se tiene que determinar por el contexto si se trata de un mensajero humano o divino.
Apocalipsis 4:6-8 menciona cuatro “seres vivientes llenos de ojos”, cada uno de los cuales tiene seis alas. Estos no son ángeles, sino más bien siervos en el trono de YeHoVaH quienes constantemente pronuncian palabras de adoración. No cometa el error de pensar que los ángeles tienen alas, cantan o tocan arpas. Ni una sola vez en las escrituras aparece esta fantasía artística.