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Tú puedes vencer el Estrés

El estrés aparece cuando sentimos que nuestros recursos o capacidades personales están siendo superados, o que tenemos que enfrentar situaciones nuevas o indeseables.

Ciertamente el mundo está cambiando significativamente. Escuchamos muchas noticias desalentadoras, y no sabemos si estamos adecuadamente preparados para enfrentar tales desafíos y mantener la paz en nuestros corazones.

No es fácil identificar que estamos estresados y nos cuesta aceptar que las situaciones que enfrentamos están teniendo efectos adversos en nuestra salud.

El estrés es la respuesta sico-física que damos a los desafíos que nos presenta la vida. Aparece cuando sentimos que nuestros recursos o capacidades personales están siendo superados, o que tenemos que enfrentar situaciones nuevas o indeseables.

Algunas posibles señales de estrés

Presta atención a los siguientes síntomas, ya que podrían ser una evidencia de estar bajo estrés:

  • Fatiga o cansancio
  • Deseo de comer cosas crujientes y saladas
  • Falta de memoria
  • Falta de deseo sexual
  • Cambios bruscos en el estado de ánimo
  • Rutina sedentaria o falta de ejercicio
  • Diversos dolores físicos

Tengamos en cuenta que el miedo y la ansiedad son reacciones naturales que debemos aprender a manejar porque nos ayudan a enfrentar ciertas situaciones de la vida. Pero cuando tales emociones se salen de nuestro control, nos convertimos en sus víctimas y dejan de sernos útiles.

Claves para aprender a manejar el estrés

  • Identifica tus pensamientos. Es importante distinguir entre un pensamiento distorsionado y uno ajustado a la realidad. Cuando nos decimos cosas como: “esto nunca  se va a solucionar” o: “no soy capaz de afrontarlo”, “esto solo me pasa amí”, etc., estamos distorsionando la situación y necesitamos cambiar ese discurso.

    “Nos nos ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana… antes bien en Yeshúa somos más que vencedores… Entonces puedes decirte: “estoy preocupado”; “me siento triste”; “me es difícil afrontar esto”, etc., que son pensamientos ajustados a tu realidad, cambiando así tu dialogo interno. Afirmar pensamientos como: “mañana será un día mejor” – “lo estoy enfrentando bien”, “no soy la única persona pasando por esto“, te permitirá navegar ese tiempo de tormenta temporal. Para ayudarte en esto, no hay mejores palabras o de más aliento que las promesas de Yehováh, nuestro Padre, porque están cargadas de esperanza y firmeza: “No te dejaré, ni te desampararé “. La meditación y la memorización son herramientas que reorientan los pensamientos y por lo tanto toman control de las emociones.

  • Busqueda de apoyo. Necesitamos acudir a quienes creemos que pueden darnos consejos adecuados o palabras de aliento. Esto nos sirve para exteriorizar la tensión, desahogarnos y para escuchar alternativas de solución diferentes, que seguramente no hemos considerado. Además la buena compañía nos proporciona momentos para conversar sobre otros temas agradables que nos producirán descanso.

  • Delegar y pedir ayuda. Al reconocer nuestras limitaciones naturales seremos capaces de deshacernos de responsabilidades por un tiempo determinado. Así podremos aligerar la carga del estrés para concentrarnos en lo más difícil. Por ejemplo, delegar el arreglo de la casa, buscar apoyo para atender los hijos, etc.
  • Ejercicio físico. La ansiedad se libera con actividad física. Lo ideal es que el ejercicio forme parte de nuestras rutinas diarias y no que sea solamente un medio de escape en momentos críticos. El ejercicio junto con una buena dieta y tiempo apropiado de descanso son cosas imprescindibles para mantener el bienestar general.
  • Procurar lo que produce sensación de bienestar. Hay situaciones en las que tenemos el control o que generan seguridad. Por ejemplo: la compañía de una mascota, un buen baño al final del día, interpretar o escuchar música o una caminata al aire libre; tanto la compañía de una persona como una actividad, pueden servirte de bálsamo.
  • Aprende a respirar de manera pausada y profunda inhalando el aire y expulsándolo luego lentamente. De esta manera ayudamos a oxigenar la sangre y a tranquilizar el ritmo cardíaco. Investiga sobre técnicas de respiración y practícalas de manera regular. Encontrarás una puerta a una vida más tranquila, y lo mejor de todo: ¡Es gratis!

Una alimentación adecuada trae paz

Para fortalecer las glándulas suprarrenales que son las más afectadas por el estrés, es importante la ingesta de sal y de vitamina C. Pero no hablamos de la sal blanca refinada, sino de sal marina o rosada, que contienen abundantes trazas naturales de minerales.

El estrés acidifica nuestro organismo por eso es importante una dieta alcalina de vegetales y frutas; verduras de raíz, algas, pescado y grasas saludables.

La buena hidratación permanente es esencial, por supuesto lo ideal es utilizar agua alcalina.

El consumo de aguas aromáticas o tés de plantas tranquilizantes como ginseng, regalís o licorice, rodeola, valeriana y pasiflora promueven el descanso y te ayudan a conciliar el sueño.

Todos estos recursos los tienes a la mano; pero el más importante de todos, es refugiarte en los brazos de nuestro buen Padre. Conversa con Él abriendo tu corazón y contándole todas tus preocupaciones, angustias, sentimientos negativos y demás que puedas estar experimentando. Él es el mejor Psicólogo y te guiará para que sepas lo que debas hacer.


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Parashá Re-eh – La Bendición y la Maldición
Deuteronomio 11:26 – 16:17

La parashá Re’eh, que significa “ver” en hebreo, presenta un momento crucial en el discurso de Moisés al pueblo de Israel antes de entrar a la Tierra Prometida. En esta porción, Moisés pone ante el pueblo una elección clara y contundente: la vida o la muerte, la bendición o la maldición.

Este discurso sucede justo antes de que el pueblo de Israel cruce el Jordán y entre en la tierra de Canaán, en la llanura de Moab, en las proximidades del río Jordán, poco antes de la muerte de Moisés y la sucesión de Josué como líder del pueblo.

La elección no es un evento único, sino un camino que se recorre a lo largo de la vida. Cada día se presentan nuevas oportunidades para elegir entre lo bueno y lo malo, entre obedecer o transgredir los mandamientos de Yehováh.
Esta elección tiene profundas implicaciones para nuestra vida diaria. Al elegir la bendición, estamos eligiendo vivir una vida de propósito y de conexión con Yehováh y con los demás. Al elegir la maldición, estamos eligiendo un camino de aislamiento, sufrimiento y decadencia espiritual.

En Resumen:

La parashá Re’eh nos presenta un mensaje claro y contundente: el libre albedrío es un regalo divino y una responsabilidad ineludible. La obediencia a Yehováh conduce a la vida en plenitud, mientras que la desobediencia trae consigo consecuencias devastadoras. Este mensaje sigue siendo relevante hoy en día, y nos invita a reflexionar sobre nuestras propias elecciones y a construir una vida con fundamento en Su Palabra.

Preguntas para reflexionar: 

  1. ¿Cuáles son las dos opciones que le presenta Yehováh a los israelitas y qué significa cada una de ellas?
  2. ¿Por qué es importante ayudar a los menos favorecidos, como los huérfanos y las viudas, según la parashá Re’eh?