Por Tzvi ben Daniel –
La palabra alma es a menudo un concepto abstracto para nuestro entendimiento concreto. Nos imaginamos que de alguna forma misteriosa el alma entra al cuerpo de un bebé en algún momento durante el embarazo.
En contraste, la primera vez que la palabra alma aparece en el texto hebreo es cuando en Genesis 2:7 Yehováh “sopló en la nariz del hombre aliento de vida” . En hebreo, נִשְׁמַת חַיִּים (nishmat jaim) es literalmente ese aire que le da vida al hombre. El mismo aliento que usted y yo respiramos, el aliento que el bebe toma cuando sale del vientre de su madre. El aliento que respira el cristiano, el judío, el musulmán y el budista, porque todos procedemos de Adam. Tal es el poder del aliento de vida que el Creador insufló en Adam, el cual continúa produciendo vida hasta el día de hoy. Este es el “último aliento” que se expira cuando morimos, literalmente, nuestra alma sale del cuerpo.
La palabra Neshamá no debe ser confundida con la palabra Néfesh, que si bien se asocia también con la respiración, es conectada mas con la vida física. Néfesh se traduce como “ser” en Genesis 2:7, y es un atributo que poseen tanto el hombre como el animal (Néfesh es traducido como “vida” en Genesis 1:30).